jueves, 4 de junio de 2020

Carlos Wood Taylor, artista pintor y militar patriota EL CREADOR DE LA PRIMERA BANDERA DEL PERÚ Prócer de la Independencia Sudamericana


Carlos Wood Taylor, artista pintor y militar patriota
EL CREADOR DE LA PRIMERA BANDERA DEL PERÚ
Prócer de la Independencia Sudamericana

RESUMEN:
El presente artículo intenta rescatar del olvido y revalorar la vida y obra del militar inglés, Carlos Wood Taylor, creador de la Primera Bandera del Perú, y rendir justo homenaje a unos de los grandes Próceres de la Independencia Sudamericana.

También se presentan una serie de documentos y testimonios históricos que demuestran la decisiva importancia que le prestó el General José de San Martín, al arma de Ingeniería del Ejército Libertador del Perú, del cual formó parte el artista pintor y militar patriota, realizando los planos de los diversos cuarteles generales de las fuerzas patriotas y valiosos mapas de la geografía peruana; que constituyen la creación del arma de Ingeniería del actual Ejército del Perú.

Finalmente, se revalora el valioso aporte de Carlos Wood Taylor, a la historia, al arte, a la cultura, al periodismo, a la ingeniería, del Perú y del mundo; con el registro oficial y fidedigno de los acontecimientos y escenarios históricos de la Guerra de Independencia del Perú y Sudamérica, a través de sus bocetos, dibujos, esculturas, pinturas al óleo, acuarelas; obras maestras que plasmaron dicha guerra, no como simple espectador, o pintor que ejecutaba cuadros al óleo por encargo, en base a lo que escuchó de terceros.

No, todo lo contrario, Wood Taylor fue protagonista y testigo, de los hechos, personajes y gestas heroicas producidas en mar y tierra…uno de los primeros y auténticos corresponsales de la Guerra de la Independencia.

PALABRAS CLAVE: Primera Bandera del Perú / Identidad regional / Identidad Nacional / Independencia / Próceres / Arte / Historia     

INTRODUCCIÓN:
Es abundante la información que se encuentra al navegar por el ciberespacio, sobre la historia de la Bandera del Perú. Una serie de portales, blogs y redes sociales en internet, nos brindan información al instante, y al instante comprobamos que el 99% de la data, es una burda práctica de copiar y pegar, tergiversando, mal informando y al final, perjudicando gravemente la identidad regional y nacional de las nuevas generaciones de peruanos.

Y del 1% restante, diremos que es información que requiere ser contrastada con otras fuentes históricas, por lo que recurrimos a la tradición, a lo que nunca debe dejarse de lado como un mueble viejo…nuestras bibliotecas personales, las bibliotecas públicas, los archivos de diferentes entidades públicas y privadas, del Perú y el extranjero, los libros, revistas, etc. y mientras más antiguos, mejor, de mayor valor histórico. Siempre defenderemos nuestra bandera del arduo trabajo de investigación y periodismo histórico: la tradición y la tecnología, deben ser practicadas a la vez, siempre de la mano.

Por lo dicho, resulta imperdonable que en internet circulen versiones oficiales afirmando que el 28 de julio de 1821, el Libertador San Martín presentó y enarboló por primera vez la Bandera del Perú, creada por él mismo, en la ceremonia de Proclamación de la Independencia Nacional, en la plaza de armas de Lima.

Tremenda injusticia para la hermana provincia de Pisco, escenario histórico de la Guerra de la Independencia, en dónde el General José de San Martín, desembarcó con la Expedición Libertadora el 8 de setiembre de 1820 (bahía de Paracas), y en esos primeros días, por encargo de San Martín, el joven artista pintor y militar inglés, Carlos Wood Taylor, creó la Primera Bandera del Perú.

Tremenda injusticia para la hermana provincia de Pisco, escenario histórico de la Independencia, en dónde el 4 de octubre de 1820, el General San Martín, entregó en ceremonia militar y en la plaza de armas de Pisco; la bandera de guerra, la Primera Bandera del Perú y la Orden de Operaciones, al Coronel Mayor Juan Antonio Álvarez de Arenales, jefe de la Expedición de la Sierra; para que pueda comandar, bajo una sola bandera, a la primera división volante, conformada por tropas argentinas, chilenas y las primeras tropas peruanas y  combatir al Ejército Real del Perú, del Virrey Pezuela.

Tremenda injusticia para la hermana provincia de Pisco, escenario histórico de la Guerra de la Independencia del Perú, en dónde el 5 de octubre de 1820, en la plaza de armas de Pisco; el Coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales, enarboló la Primera Bandera del Perú y al frente de la Expedición de la Sierra, inició la marcha de los valientes rumbo a la ciudad de Ica.

Tremenda injusticia para los pueblos hermanos de Chincha, Pisco, Ica, Palpa, Nasca y Acarí, en dónde se enarboló por primera vez, la Primera Bandera del Perú, en las gestas heroicas realizadas durante los meses de setiembre y octubre de 1820.

Tremenda injusticia para la hermana provincia de Ica, escenario histórico de la Guerra de la Independencia, en dónde el 21 de octubre de 1820, en la plaza de armas, el Coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales y el alcalde Juan José Salas Bernales, con el pueblo iqueño y con la Primera Bandera del Perú; se atrevieron a realizar en cabildo abierto, la primera Solemne Proclamación y Jura de la Independencia del Perú, y con la primera unidad del Ejército del Perú, unidad creada por San Martín: el legendario Escuadrón de Caballería “Auxiliares Patriotas de Ica”.

Tremenda injusticia para los pueblos hermanos de Chincha, Pisco, Ica, Palpa, Nasca y Acarí, en dónde se enarboló por primera vez, la Primera Bandera del Perú, en las gestas heroicas realizadas durante los meses de setiembre y octubre de 1820.

Tremenda injusticia para los pueblos hermanos de San Juan Bautista, Parcona, La Tinguiña, San José de Los Molinos, Ramadilla, Tambillo, Castrovirreyna, Huamanga, Jauja, Tarma, Huancayo y Cerro de Pasco, en dónde se enarboló, la Primera Bandera del Perú, en las gestas heroicas realizadas durante los meses de octubre, noviembre y diciembre de 1820.

Esta es la verdadera historia del Perú, que estuvo siempre presente en los libros, en los archivos y en las bibliotecas públicas y privadas del Perú y del mundo; pero que no tuvieron la difusión masiva, una historia oculta por el enemigo mayor de los peruanos: los propios peruanos y el centralismo limeño, con algunos historiadores a sueldo, que durante doscientos años escribieron la historia que les convenía, colocando a la ciudad de Lima, como el mayor escenario histórico de la Independencia, para seguir acumulando poder militar y político y mucho dinero, en beneficio de intereses personales y de grupos partidarios…en desmedro de las regiones, nunca en beneficio de los intereses de la Patria.  

I.        NACE EL HÉROE DEL PINCEL Y DE LAS ARMAS

En 1936, el escritor e historiador chileno, Luis Álvarez Urquieta, publicó el libro “EL ARTISTA PINTOR CARLOS CHATWORTHY WOOD TAYLOR Prócer de la Independencia Sudamericana”. Compartimos algunos valiosos datos:

Hacia fines del siglo XVIII vivían en Liverpool los esposos Mr. John Chaworthy y Mrs. Susana Taylor. Era el primero un distinguido oficial del Ejército Britá-nico que se había destacado en las campañas de Irlanda y de una vida tan ejemplar, que se vió siempre rodeado del mayor respeto y estimación. A la fecha de su fallecimien-to, ocurrido el año 1813, el periódico «The New Con-nexion Magazine» publicó una memoria sobre su vida, en la que se pagaba justo homenaje a sus méritos.
Su digna esposa, natural de Maidston, en Kent, no fué menos estimada y también sus admiradores poco des-pués de su muerte ocurrida en Boston el 30 de Diciembre de 1845, publicaron su biografía.
En este modelo de hogar nació el coronel Wood, el 25 de Abril de 1793, siendo uno de los nueve hijos de que se componía esta familia y el único varón que llegaría a la edad madura.
Creció en medio de los trabajos y ternuras de sus padres, y, desde la más tierna infancia, demostró grandes aptitudes para el arte. Cuando sus padres lo llevaban de paseo, era su delicia pararse ante las vidrieras donde se exhibían estampas; las retenía en la memoria, y, llegando a su casa, se ponía a dibujarlas, causando la admiración, no sólo de sus familiares, sino también de todas las personas que las veían.

Cuando creció, su padre no quiso contrariar esta vocación; al contrario, le compró los útiles necesarios, y le buscó maestros, a fin de que desarrollara sus notorias facultades artísticas.
En el pueblo de Burslem, donde vivía, no existía ni Escuela de Bellas Artes, ni ningún Museo; pero había, desde el siglo XVII, una fábrica de cerámica, que era la más importante de Inglaterra. El jefe le tomó mucho cariño, y le hizo enseñar dibujo, pintura y los secretos de la cerámica. Fueron tales sus progresos, que sus profesores le escribieron a sus padres diciéndole que no habían conocido otra persona que tuviera tantas disposiciones como su hijo.
De espíritu inquieto, investigador y amigo de instruirse, no se conformaba con estas alabanzas. La lectura de libros de viajes le abrió nuevos horizontes y despertó en él el deseo de viajar. El año 1811 se embarcó en la fragata «Druide», con rumbo al Mediterráneo. En todos los puertos de arribada, escribía largas cartas a sus padres, llenas de dibujos, que representaban los lugares que visitaba. Este viaje duró alrededor de un año; y tuvo que regresar a su patria a causa de una caída que le fracturó mía pierna, impidiéndole andar.
De vuelta a Burslem, en 1812, prosiguió sus estudios, en la fábrica de cerámica; y de aquella época fué un pequeño grupo de porcelana que representa el regreso de un mari-nero, que está abrazando a su mujer, mientras ésta le saca del bolsillo una bolsa que dice DOLLARES. Este grupo figuró en la Exposición del Coloniaje celebrada en Santiago el año 1873, y hoy es propiedad de su biznieto, don Luis Molina Wood. También ejecutó unos modelos de máquinas a vapor, con modificaciones inventadas por él.

Su obra maestra de escultura fué un busto de su padre, que ejecutó el año 1813. Cuenta el artista que, obedeciendo a una fuerza oculta, ejecutó en nueve horas, dicho retrato, del natural. Todos los que lo vieron le encontraron una obra maestra, por su exacta proporción y su admirable parecido. Esta obra emigró a los Estados Unidos de Norte América, donde residía una hermana de don Carlos Wood.
De esta misma época son varios paisajes de bastante mérito, que salían de la categoría de ensayos.
La época que siguió a las guerras napoleónicas fue muy difícil para Inglaterra. Grandes impuestos pesaban sobre el pueblo, que gemía agobiado. En Burslem, se formó un club que se llamó de la Reforma, cuyo objetivo era pro-testar contra dichos impuestos. Wood fué nombrado secretario, motivo por el cual fue perseguido por la policía, y, para no caer en sus manos, tuvo que emigrar a Norte América.
Llegó a Boston el año 1817. Allí trabajó como pintor paisajista, con tanto éxito que, al año siguiente, pudo tras-ladar a su familia a su lado.

Contratado por el Gobierno Norte Americano, se embarcó en la fragata «Macedonia» con rumbo a la América del Sur, junto con una comisión de sabios y especialistas en ciencias, artes y estudios militares. En los puertos donde recalaba, hacía dibujos y acuarelas de ellos; de los tipos más característicos de la región, y de buques, luchando con las tempestades.
Llegó a Valparaíso en Enero de 1819, después de ochenta días de navegación, en circunstancias en que, pocos días ha, había partido Lord Cochrane con rumbo al Callao, dejando a su esposa en este puerto. He aquí como describe la ciudad: «Está asentada al pie de unos cerros « escarpados y estériles que circundan la bahía, que es de « muy pobre aspecto. Las casas son de un solo piso, y las « ventanas no tienen vidrios. Los muebles, además de « escasos, son de lo más primitivo, por su hechura y materiales. Los habitantes no descuellan por su aseo; « y no es posible establecer una diferencia marcada entre « los ricos y las clases inferiores. Visten como los españoles, en general, muy pobremente. En cambio, los víveres y, principalmente, las frutas y legumbres son « excelentes.

«Este mismo año hice un viaje al norte, recalando en « Arica, Paita y Guayaquil, donde hay gran cantidad « de loros y pájaros de vistosos plumajes, muchas piñas, « naranjas, y plátanos; desgraciadamente hay muchos * mosquitos y caimanes que infestan las aguas. Sus habitantes son flojos e ignorantes.»


II.      CARLOS WOOD EN EL PERÚ (1819 - 1820)

En el Callao, el comandarle Downes de la fragata «Macedonia», Invitó a un baile a bordo al General San Martín y a su Estado Mayor.
El salón de la «Macedonia» estaba adornado con las marinas de Wood, San Martín se sintió impresionado al contemplarlas y sabiendo por el capitán de que su autor se encontraba en el buque, manifestó el deseo de conocerlo.
Presentado Wood al General San Martín, éste le ofreció un puesto en el Ejército el que, en el primer momento, se vió obligado a rehusar por sus compromisos con la mi-sión científica.
En Agosto de 1820, estaba de regreso en Chile, y, a instancias del coronel Don Diego Paroissien, ayudante de campo del general San Martín, aceptó el puesto de teniente de artillería del ejército de Chile, agregado a la mesa de Ingenieros, el 8 de Octubre de 1820, y se incorporó a la expedición libertadora del Perú, embarcándose a bordo del navio «San Martín». Después de la ocupación de Pisco, se le encomendó la misión de levantar los planos de los lugares donde iba a actuar el ejército en campaña.
Las fragatas españolas «Venganza» y «Esmeralda» se acercaban al fondeadero de este puerto. Wood se encon-traba en esos momentos a bordo del navio chileno «San Martín», cuyo comandante, el teniente Robinson, quiso darles alcance; y estuvo a punto de conseguirlo, si no hubiera sido por la conducta pusilánime del capitán que comandaba el otro navio de la misma nacionalidad «In-dependencia».
En aquella época, hizo el dibujo del escudo de armas y pabellón del Perú. Esta bandera que ha sufrido posteriormente modificaciones, representaba el sol levante transmontando los Andes, con el río Rímac bañando su base. Este símbolo, orlado de laureles, ocupa el centro del pabellón, que estaba dividido, diagonalmente, en cuatro campos triangulares, dos encarnados y dos blancos.
San Martín encargó a Wood que hiciera un reconocimiento del río Huara, y levantase el plano de toda la región. Por este trabajo fué agregado al Cuerpo de Ingenieros y ascendido al grado de capitán de esa arma.
El Gobierno del Perú llamó a concurso, con un premio de $ 2,500, para el que presentase el mejor diseño para un monumento en bronce, que deseaba erigir el Perú a «la Libertad». El premio lo obtuvo Wood; y la primera piedra fué colocada con gran pompa, asistiendo a la ceremonia el Marqués de Torre y Tagle, acompañado de todas. las autoridades civiles y eclesiásticas. Desgraciadamente, entró a Lima el jefe realista Canterac, en Junio de 1823, y, aunque su permanencia fué sólo de 14 días, tuvo tiempo suficiente para destruir lo hecho.
Este mismo año fué nombrado Wood ayudante del Estado Mayor y, en un reconocimiento, pasó por Lima, que había sido evacuada por el ejército patriota. Los zambos se aprovecharon de esta coyuntura y empezaron a saquear algunas casas de la calle de Plateros. Sus habitantes salían a los balcones, y pedían a gritos, que los socorriera y a pesar de qué Wood iba acompañado de sólo tres lanceros, cargó contra el populacho y únicamente se retiró cuando vió que comenzaban a entrar a la ciudad la vanguardia de las tropas realistas.
Con la renuncia del general San Martín, el general Antonio José de Sucre había quedado de jefe de los ejércitos libertadores unidos y encomendó a Wood una misión a Arequipa. A su regreso a Lima, por tierra, fue perseguido tenazmente, por una montonera realista y sólo debió su salvación a que montaba un magnífico caballo y a alguna ayuda de campesinos. Llegado al Callao, se embarcó, con destino a Chile, el 2 de Enero de 1824.


III.    CARLOS WOOD TAYLOR EN CHILE

El Gobierno Chileno le nombró Ingeniero, con encargo de recorrer toda la frontera de Arauco, e inspeccionar sus fortalezas. A causa de una enfermedad y de las fuertes lluvias, se quedó en la ciudad de San Fernando, donde conoció a la señorita Dolores Ramírez de Arellano, que descendía de una antigua familia española ennoblecida por los reyes de España. Alonso Santa Cruz dice: «Don Enrique de Trastamara, sucesor de Pedro I de Castilla, al empezar su reinado en 1369, dió el título de caballero de Arellano al fundador de la familia Ramírez, de que descendía doña Dolores, quien después fué su esposa.»
Poco antes de casarse se convirtió al catolicismo; y el primer regalo que hizo a su novia fué una tarjeta en la que dentro de un círculo, no mayor de un peseta, dibujó o mejor dicho, escribió el Credo católico. Estas letras microscópicas causaron la admiración de todos los que las vieron.
De esta manera formó en Chile su familia de la cual se han caracterizado en el ejército sus hijos, ilustres servidores nacionales, los coroneles don Carlos y D. Jorge Wood Arellano, este último se ha distinguido también como acuarelista y algunas de sus producciones tienen bastante interés.
A fin de cumplir la misión que se le había encomendado, se trasladó, con su joven esposa a Concepción, donde ejecutó su auto-retrato y el de su esposa, bailando minuet. Después de desempeñar, en la frontera, su cometido, a entera satisfacción de sus jefes, se trasladó de nuevo a la capital.
El año 1829 abrazó la causa constitucional. Fué edecán del general Lastra; y ésta fué la única vez que Wood tomó parte en una guerra civil. Al año siguiente, fué nombrado profesor de la clase de dibujo del Instituto Nacional, y dió lecciones del mismo ramo a muchos miembros de la sociedad de Santiago. Sus discípulos contaban maravillas de la destreza de su lápiz, que, con el impulso de sus dedos, trazaba rápidos rasgos, los cuales, de líneas y garabatos informes, resultaban, como por obra de magia, acabados y preciosos dibujos.
Wood era, en aquella época, una especie de estuche, como suele decirse, por la diversidad de obras que se le encomendaban; hizo el diseño del actual escudo de Chile, el de las onzas de oro, de otras monedas y los sellos del Gobierno, que fueron presentados y aprobados en aquella época. El Gobierno lo comisionó para dibujar el definitivo escudo de Chile, según las reglas del blasón. Este modelo fué aprobado por el Congreso y es el que se usa actual-mente. (Ley de 26 de Junio de 1834).


IV.    EL ARTISTA Y EL MILITAR

Sería interminable relatar todos los trabajos de este hombre infatigable; pero citaremos sólo algunos: el plano topográfico de la ciudad de Valparaíso, el primero que de tal importancia se había hecho en el país, y que lo ejecutó en colaboración con don Juan Searle; y los planos de la torre del reloj de la Aduana del mismo puerto.
Cuenta su nieto don Alfredo Wood Díaz, que su abuelo tenía un caballo para sus viajes, que decía era su mejor amigo, no lo asustaban los disparos; le causaba admiración su fuerza, su resistencia para las marchas, y lo llamaba «El Costillas de Fierro». Cuando viajaba, acostumbraba poner en las alforjas de su silla de montar un paquete con té, ya que, como buen inglés, no podía prescindir de esta agradable bebida; y en aquella época sólo se usaba la yerba mate. En uno de sus viajes, llegó Wood a casa de unos campesinos y pidió le sirvieran té.. La encargada de hacerlo supuso se trataría de un guiso, creyó que era nuestro popular luche, lo guisó con grasa, le agregó algunas papas y cebollas, le puso la sal correspondiente, y en seguida lo sirvió a su huésped.
El año 1839, un ciudadano francés anunció que había construido un globo que, con pasajeros, se elevaría en la Plaza de Armas de Santiago; se fijó de antemano el pre-cio de un real por el pasaje. Tan novedosa noticia atrajo una enorme concurrencia; y fué necesario poner guardias en las boca-calles a fin de que los mirones no dificultaran la maniobra de la inflación del globo. A pesar de los esfuerzos de los encargados de esta operación, que culminó con un principio de incendio, ella no pudo llevarse a cabo. Cuando los futuros pasajeros se dieron cuenta cabal del peligro que había en ascender en un aparato desconocido, y el pueblo se vió defraudado en sus deseos de ver ele-varse el globo, prorrumpieron a grandes gritos: «¡Devuélvanme mi real!.. . mi real!...» Aquello fué el acabóse; la guardia fué impotente para sujetar al pueblo, que enfurecido quería destrozar el globo y castigar a lós que los habían engañado. Entre los mirones se encontraba Wood junto con su amigo don Jorge Huneeus, y otros caballeros, quienes, en el primer momento, trataron de apaciguar al pueblo sin conseguirlo; y con dificultad pudieron retirarse.

Wood tenía por costumbre usar uniforme de parada del ejército inglés, y los rotos creyendo que era el dueño del globo lo persiguieron gritando: «Allá va el gringo. .. Atajen al gringo».
Nuevamente vemos a Wood tomar parte en la primera Expedición Restauradora del Perú, bajo las órdenes de don Manuel Blanco Encalada; y después, en la segunda Expedición, bajo el mando del general don Manuel Bulnes, sirviendo el puesto de edecán del caudillo. Se en-contró en las batallas de «Puente de Buin» y «Yungay.» Por estas, jornadas, obtuvo del Gobierno de Chile dos condecoraciones: un escudo de honor, bordado en oro, con esta leyenda: «A los bravos del puente de Buin», y una medalla de oro, dibujada por Wood, con la siguien-te inscripción: «El Gobierno de Chile a los vencedores de Yungay», y otra análoga obtuvo del Gobierno del Perú.
Anteriormente había también dibujado otra medalla, destinada a los jefes y oficiales que concurrieron a la jornada del Castillo del Barón, cuya inscripción decía: «A los fieles defensores de la Ley»—«Altura del Barón, Junio 6 de 1837».
Entre los muchos cuadros que dibujó, de la campaña del Perú, es muy interesante, como documento histórico, el que representa «La marcha del Ejército Chileno». En el revés escribió Wood la siguiente leyenda: «Salida del « Sol—marcha del ejército chileno restaurador en el « Perú; de Marca a Huaraz. Vista tomada desde la cima « de la cordillera negra. El ejército sufrió mucho de la « puna, durante esta jornada. A la distancia se ve la « cordillera de los Andes, que, desde este punto presenta « un perfil muy agreste. El río Sama corre entre estas dos « cordilleras. A la orilla norte de este río, están situadas « las ciudades de Huarás, Yungay y Caras. El valle es « muy estrecho y entrecortados por muchos arroyos to-« rrentosos.—C. C. Wood.»

Hemos visto en su libreta de apuntes, un dibujo, a pluma, de la batalla de Pan de Azúcar o Ancach y Puyán: en el primer término, está él, mirando con un anteojo, el cerro Pan de Azúcar; más distante está su caballo, un soldado muerto, una rueda de cureña, y, detrás, los cerros de Ancah y Puyán.
Desde 1841 hasta 1847 el Gobierno ocupó a Wood en una larga serie de comisiones, en su carácter de Inge-niero; y debe observarse en justicia que las felicitaciones que recibió de las autoridades, por estos trabajos, eran tanto más merecidas, cuanto que los ejecutó venciendo los sufrimientos de un organismo ya por entonces muy resen-tido a causa de su agitada vida. Entre otros trabajos enumeraremos los siguientes: Planos del puerto de San Antonio; de las Bodegas; con sondajes de la rada; indicación de los efectos de las corrientes y posición y calidad de los fondeaderos; proyectos de muelles y accesorios; plano de rectificación de las calles de la Aduana de Val-paraíso; planos de Coquimbo; sus defensas, incluyendo el puerto de la Herradura y las costas; planos para los almacenes fiscales; tajamar y muelles de Valparaíso; planos del puerto de Caldera, Calderilla de la ciudad de Copiapó; para el ferrocarril entre ambos puntos, que entonces se proyectaba por don Juan Mouat, y que luego se llevó a efecto por don Guillermo Weelwright.

Fué nombrado por el Lloyds de Londres, inspector naval en el puerto de Valparaíso, el 18 de Mayo de 1841, cargo que sirvió hasta el 14 de Septiembre de 1849.
A fines de 1849 su salud se resintió seriamente. Desde hacía algún tiempo, sufría de asma; y, por prescripción médica, se trasladó a Casablanca, en donde permaneció tres años. Allí levantó los planos de la Iglesia parroquial; pero la enfermedad seguía su curso; y esta persistencia de sus achaques abrió camino en su ánimo al vehemente de-seo de volver a ver su patria. Acariciaba la ilusión de que el cambio de temperamento contribuiría a su mejoría. Con este objeto, elevó una solicitud al Gobierno, pidiendo permiso para trasladarse a Europa. Dicha solicitud fué aceptada y el 26 de Noviembre de 1852 se embarcó en la fragata «Montesquieu», con destino a Burdeos; después de una estadía en el país de treinta y seis años, todos ellos consagrados al servicio de su segunda patria.

Visitó Francia, Bélgica y algunos otros países de Europa, y luego pasó a la vieja Inglaterra, cuyos progresos no se cansaba de admirar. Visitó Escocia, y, aun cuando la eterna demole-dora había hecho desaparecer a muchos de sus antiguos compatriotas, sin embargo, tuvo oportunidad de encontrar algunos viejos soldados de la Independencia de Chile, como Lord Cochrane, Blanco Encalada y Simpson.
El Gobierno de Chile, a pesar de que sólo le había con-cedido permiso por un año, prorrogaba este plazo, con sueldo íntegro, haciendo justicia a sus grandes merecimientos.
Su enfermedad progresaba de una manera alarmante. Desde su lecho, escribía a su esposa manifestándole sus deseos de volver a Chile, refiriéndole lo que le hacía sufrir su enfermedad al corazón que no le dejaba un momento tranquilo. Se acordaba de su segunda patria y deseaba volver a ella, pero se convenció de que su debilidad le impedía realizar este anhelo.
Asistido tiernamente por su hija Dolores, que algún tiempo atrás se había casado con William Barrie, Coman-dante de la Real Armada Británica e hijo del Almirante Robert Barrie, y por el sacerdote católico Mr. Mannig, que después se hizo famoso como cardenal de la Iglesia Romana, llegó para el artista su última hora. No perdió un instante la lucidez de su espíritu, y siempre con el mismo amor al arte, trazó en su lecho de muerte el bosquejo de su sepulcro de Kensal Green, cementerio de Londres, donde descansan sus restos. Falleció el 19 de Febrero de 1856.
Resumiendo lo dicho, nuestro biografiado no sólo des-colló en el arte pictórico, sino que sus actividades fueron múltiples. Además de sus trabajos de ingeniería militar y civil, entre los que podríamos citar el plano topográfico del puerto de Valparaíso, ejecutado en colaboración de su ilustre amigo el marino y artista inglés don Juan Sear-le, modeló estatuas y medallas; construyó en madera modelos de buques, con tal perfección que fueron la admi-
ración de ios técnicos, no sólo en su parte artística, sino también por la exactitud, casi microscópica de los detalles; hizo en pequeño tamaño la reconstrucción de una iglesia de estilo gótico inglés, que hemos visto destruida, conservándose sólo algunos trozos de columnas y un vitreaux de sus ventanas, pintado a la acuarela, sobre mica.
Si queremos ser imparciales, para juzgar la obra de este artista, forzoso nos será trasladarnos a la época en que actuó y que no lo juzguemos con el criterio de la moda actual, sino con la de aquella época, ya que ésta cambia continuamente. Lo que no cambia es el estilo, que es lo que constituye la personalidad y originalidad del artista.
Le correspondió actuar en una época de lucha por la Independencia y consolidación de la República. Por este motivo, no es raro que la mayoría de los temas de sus cuadros fueran de asuntos guerreros, combates navales y batallas, o buques luchando con las tempestades.
Con qué delicadeza y finura exquisita ejecutó esa magnífica acuarela que tituló «Neblina en Valparaíso», en primer plano, vemos la manera primitiva y pintoresca cómo se embarcaban los marinos de Lord Cochrane sobre las espaldas de los peones, envuelto en brumas se ve un sol pálido que se refleja en el mar, y los buques que, como fantasmas, surgen de entre la neblina (N.° 40) y parecidas características encontramos en las acuarelas (N.os 1 y 45) «La Toma de la Esmeralda por Lord Cochrane en el Callao» y «El faro de Edingstone», este último por su mismo tema, es más vigoroso de¿ claro-oscuro. ¡Qué emo-cionante la escena del «Naufragio del Arethusa»! (N.° 20), donde se ve el buque destrozado por la tempestad y otros luchando con ella, desde la orilla grupos de personas tratan de salvar a los náufragos, y al fondo, el barrio del Almendral de Valparaíso con sus pobres construcciones; «Valparaíso después del Temporal», con los buques en-callados y las típicas edificaciones del barrio del puerto. ¡Qué precisión y exactitud en el dibujo en aquel grupo de acuarelas, que son verdaderos documentos de historia de lo que era Santiago en aquella época! «Vista panorámica de Santiago tomada desde el Fuerte Hidalgo del Cerro Santa Lucía (Nos. 7 y 8); «El Tajamar del Río Ma-pocho y el Puente de Cal y Canto» (N.° 9) y «El Tajamar del Río Mapocho y la Pirámide de O'Higgins» (Nos. 10 y 11). ¡Qué diremos de esos dibujos ejecutados con aque-lla nerviosidad y pulso tan firme, que denota al artista extraordinariamente dotado! (Nos. 21 y 39).
No tenemos conocimiento de que Wood haya vendido en Chile ni una sola vez alguna de sus obras. Pintaba por satisfacer un intenso deseo, o necesidad de su alma, y luego las regalaba a sus amigos; si repetía los temas, era por complacer a sus muchos admiradores, su cerebro re-tenía con una facilidad pasmosa todo lo que sus ojos veían y su mano obedecía ciegamente a su inspiración.
No tememos equivocarnos al afirmar que su obra per-durará y figurará con brillo en cualquier museo de arte, ya que en ellas dejó las huellas de su maravilloso talento creador.
NOMINA DE LAS OBRAS PICTORICAS DE D. CARLOS CHATWORTHY WOOD TAYLOR
Con el vivo deseo de que el público que se interesa por esta clase de trabajos, sepa dónde se encuentran las obras de este magnífico artista, tan injustamente olvidado, damos a la publicidad un catálogo de todas aquellas que conocemos, indicando quiénes son sus actuales posee-dores, su tema, sus dimensiones, si están o no firmadas y algunas breves anotaciones de todas las que juzguemos de interés.
1.—«La toma de la Esmeralda por Lord Cochrane en el puerto del Callao». Su actual poseedor don Antonio Huneeus Gana, la obtuvo por herencia de su señor abuelo, a quien el artista la había obsequiado, junto con otras cuatro acuarelas que anotamos a continuación.
Juzgamos esta obra, ejecutada a la acuarela, como una de las mejores salidas del pincel de Wood. Mide 78X50 centímetros y no hemos encontrado la firma.
2.—«Después del Temporal». Se ve en primer término un grupo de figuras que miran los buques varados a causa de la tormenta, al fondo los cerros que rodean la ciudad de Valparaíso con sus típicas construcciones, entre las cuales descuella la torre de la iglesia La Matriz. Mide 60X44 centímetros y está firmada abajo y a la izquierda C. C. W. 1837.
3.—«Después del Combate».—Episodio histórico de la batalla naval ocurrida el año 1814 dentro de la bahía de Valparaíso, entre los navios ingleses la fragata «Phoebe» y la corbeta «Cherub», al mando del comodoro James Hillyar; y los buques de la armada de los Estados Unidos de Norte América «Essex» y «Essex Júnior», que coman-daba el capitán David Porter.
Mide 78X50 centímetros y no está firmada.
4.—«Buques en la bahía de'Valparaíso». Magnífica acuarela con muchas figuras y un estudio minucioso de las construcciones de la ciudad. Mide 84X61 centímetros y está firmada abajo y al centro C. Wood.
5.—«El Alto del Puerto». La ciudad de Valparaíso vista desde arriba de los cerros que la rodean, presenta un aspecto pintoresco y no exento de grandiosidad. A la derecha, una carreta y un grupo de gente de a caballo bajan por el tortuoso y accidentado camino que conduce al puerto.
Mide 78X50 centímetros Tampoco está firmada.
6.—«Retrato del almirante Charles B. H. Ross C. B., Comandante en Jefe.de la Real Armada de S. M. Britá-nica en el Pacífico». Mide esta acuarela 45.5X35.5 centí-metros, firmada abajo y a la izquierda C. C. Wood-1842. Pertenece a la familia Wood Díaz. Es muy interesante la expresión de su fisonomía.
7.—«Vista panorámica de la ciudad de Santiago to-mada desde el Castillo de Hidalgo del Cerro Santa Lucía». Esta acuarela que mide 79 X por 56 centímetros, y que no está firmada, figuró bajo el N.° 550 del Catálogo Ra-zonado de la Exposición del Coloniaje del año 1873. Dice su antiguo dueño, don Benjamín Vicuña Mackenna, que fué pintada el año 1831. Hoy es propiedad de su hija doña Blanca Vicuña de Vergara. Además de estar muy bien ejecutada y dibujada, es un documento histórico.
8.—«Vista panorámica de la ciudad de Santiago, to-mada desde el Castillo Hidalgo del Cerro Santa Lucía». Es igual a la anterior, aunque sus dimensiones son distin-tas 75.5X57 centímetros. No está firmada. Propiedad de don Arturo Searle.
9.—«El Tajamar del río Mapocho y el puente de Cal y Canto». Acuarela que mide 57,5X40 centímetros. Fuera de ser una hermosa obra, tiene aún más, que la anterior y las que enumeramos a continuación, el mérito de reproducir fielmente las obras hidráulicas más impor-tantes que ejecutaron los españoles en Santiago durante la época colonial, y que desgraciadamente ya no existen. Propiedad de D. Arturo Searle.
10.—«El Tajamar del Río Mapocho y la Pirámide de O'Higgins». Mide 56.8X39.5 centímetros. No está fir-mada. Propiedad de D. Arturo Searle.
11.—«El Tajamar del Río Mapocho y la Pirámide de O'Higgins». Igual a la anterior y de la misma dimensión y sin firma. Es de propiedad de D. Eduardo Budge. Este caballero tiene tres cuadros ejecutados a la acuarela por el marino y artista inglés don Juan Searle, que fué amigo de don Carlos C. Wood, y, en colaboración, dibujaron el primer plano topográfico de Valparaíso. Ya que hablamos de D. Juan Searle, que fué un buen acuarelista, citaremos: «El Combate de Trasfalgar», que posee su nieto D. Ri-cardo Searle, y otras tres acuarelas, cuyos temas son bu-ques en la bahía de Valparaíso; de propiedad de don Eduardo Budge, todas ellas de indiscutible mérito artís-tico.
12.—«Marcha del Ejército Chileno de Marca a Hua-rás». Pintura a la acuarela que mide 47.5X27.5 centíme-tros, firmada abajo y a la izquierda C. W. 1839. Propie-dad de D. María Rosa Wood de Titus.
13.—«Vadeando un Río». Dibujo a la pluma, ejecutado en el álbum de la señora Isidora Zegers de Huneeus, jun-to con otros dos más, que enumeraremos a continuación, que están firmados y fechados el año 1835. Propiedad de la familia Huneeus Lavín.
14.—«La villa de Casablanca»
15.— «Interior de Saint Barbe». Francia.
16.—«La Guarida del Tigre». Pequeña acuarela que mide 14.5X6.5 centímetros. Firmada abajo y a la dere-cha C. C. Wood-1841. Propiedad de don Carlos Wood Díaz.
17.—«Batalla del Puente de Buin». Ejecutado a la acuarela y que forma parte de un álbum que perteneció al Presidente don Manuel Bulnes, junto con otras dos, que enumeraremos a continuación, y que conocemos sólo de referencia. Propiedad de don Gonzalo Bulnes.
18.—«Puente sobre el Rimac».
19.—«Batalla de Yungay».
20.—«Naufragio del Arethusa». Es un óleo que mide 88 X 64.5 centímetros y está firmado abajo y a la derecha C. C. Wood. 1826. Detrás tiene una leyenda que se al-canza a leer: «Naufragio de la Arethusa-Baltimore, ocu-rrido frente a la Cruz de Reyes, de Valparaíso, el 14 de Agosto de 1826»... Don Arturo Searle es dueño de una antigua oleografía con algunos retoques, a pincel, de este mismo cuadro; con algunas modificaciones, princi-palmente en los grupos de las figuras del primer plano y en el cielo. Perteneciente, junto con los tres dibujos al lápiz que enumeraremos a continuación, a la Colec-ción Luis Alvarez Urquieta.
21.—?Vista de Valparaíso con el Castillo de San Anto-nio y la fragata Chile».—Dibujo al lápiz qué mide 39X 23.5 centímetros, firmado abajo y a la izquierda Abril 24-1846-C. C. Wood».
22.—«Buques en la Bahía de Valparaíso», dibujo acuarelado de 37X18 centímetros, que tiene esta leyenda: Buque Británico Johndon Tours y buque Americano Sea Wetch de 907 toneladas, dibujo de C. Wood tomado en Julio 15 de 1848.

23.—«Arsenales de Marina de Valparaíso». Firmado abajo y a la izquierda C. C. Wood-1837. Mide 30.5X21 centímetros.
24.—«El General Bulnes cae de su corcel en el momento de recibir una coz del caballo que montaba el mayor Oli-vares. Marcha sobre la Puna, desde Marca a Huaraz.» Dibujo que mide 26X11 centímetros. Propiedad de D. Víctor Barahona.
25.—«Vista de Valparaíso tomada desde el balcón de la casa de D. Hugh Camming en 1825». Mide 31.8X53 centímetros. Firmado abajo y a la izquierda C. C. Wood. 1826. Este dibujo, con ligeras indicaciones a la acuarela, y el que catalogo a continuación, pertenecen al Club Na-val de Valparaíso.
26.—«Vista del Muelle de Valparaíso, tomada con cá-mara oscura desde el balcón del Hotel Marín». Mide 27 X44 centímetros y firmado en el centro y abajo Char-les C. Wood-1832.
27.—«Mi Pueblo Natal». Es una pequeña acuarela a un sólo color, firmada abajo y a la izquierda C. C. Wood. Abril de 1841. Propiedad de D. Alfredo Searle.
28.—«La escuadra en convoy, pasando el Boquerón de San Gallán». Acuarela que mide 81X27,8 centímetros y dice abajo y a la izquierda: Hecho en el mismo lugar Carlos C. Wood-1819. Propiedad de su nieto don Al-fredo Wood Díaz, quien posee otras tres acuarelas y ocho dibujos que enumeraremos a continuación.
29.—«Desembarco de la Vanguardia del Ejército Li-bertador el día 8 de Octubre de 1820, en la ensenada de Paracas». Mide 82X28 centímetros, firmado abajo y a la izquierda Carlos C. Wood.
30.—«Mañana». Acuarela ejecutada sobre papel se-pia, firmada abajo y a la izquierda, C. C. Wood-1841. Mide 25.3X16.8 centímetros.
31.—«Arrieros preparando su comida en la cordillera». Acuarela de 28X20.5 centímetros, firmada abajo y a la izquierda C. C. Wood-1841.
32.—«Buques de S. M. Británica Collinwood y Comtence-Valparaíso». Dibujo hecho con la cámara oscura.
33.—«Buques de S. M. Británica El Dublín llegando a Valparaíso». Dibujo tomado con la cámara oscura.
34.—«Buques de guerra y la fragata Flora». Dibujo firmado C. Wood-1837.
35.—«Las Salinas-Casa del Sr. H. V. Ward». Dibujo al lápiz.
36.—«Isla de Juan Fernández desde la bahía de Cumberland». Hecho por el teniente C. C. Wood, 1.° de Marzo de 1834;
37.—«Naufragio del famoso barco El Oriental». Junio 23 de 1840;
38.—«Desembarco». Dibujo tomado con la cámara oscura; y
39.—«El buque de S. M. Británica Romeo y la escuadra chilena con el trasporte Arturo». Dibujo.
40.—«Neblina en Valparaíso». Acuarela de delicada factura y muy fina de tonos, su dimensión es de 43.5 X 34.4 centímetros, abajo y a la izquierda está firmada por C. C. Wood-1832. Consideramos esta obra como una de las mejores del artista. Propiedad de don Luis Molina Wood, quien, demás de ésta, tiene otra acuarela, dos miniaturas y un dibujo de su bisabuelo don Car-los C. Wóod.
41.—«Grupo de Familia». Acuarela que mide 30.2X 23.3 centímetros, no está firmada. Su señora esposa y él reparten rebanadas de sandía a tres de sus hijos.
42.—«Retrato de D. Emma Wood de Jones». Minia-tura sobre marfil.
43.—«Retrato de D. Susana Taylor de Wood». Miniatura sobre marfil.
44.—«La Caza del Tigre». Dibujado a pincel con tinta china. Mide 45X31.3 centímetros, firmado, abajo y a la izquierda: Ing. Cap. Charles C. Wood-1824.
45.—«El Faro de Edingstone». Mide 79X51.7 centímetros. Abajo tiene esta leyenda: «Drawn by mayor C. C. Wood-1833—To my worthy friend George Huneeus Esq».—A propósito de este cuadro, oímos contar a don Isidoro Huneeus Zegers, que, en una de sus acostumbradas visitas al taller de su amigo Wood, como siempre, lo encontró trabajando; al entrar de improviso, hizo un brusco movimiento nervioso y cayó del pincel que tenía en la mano, una gota de agua sobre el papel donde acababa de extender una tinta gris, produciendo al diluirse ésta, como un nimbo claro. El artista vió in-mediatamente al efecto de esta feliz casualidad y ejecutó este magnífico cuadro, que consideramos como una de sus mejores obras. Propiedad de la Sra. D. Javiera Hunepus de Ruiz Tagle.
46.—«El Faro de Edingstone», que mide 51X33.8 centímetros, firmado abajo y a la izquierda, C. C. Wood-1858. Esta acuarela es casi igual a la anterior y es una réplica. Propiedad de D. Sofía Ried.
47.—«Retrato de D. José María Silva». Dibujo a la tinta china ejecutado a pincel, su dimensión es 52X35.5 centímetros, firmado abajo y a la izquierda C. C. Wood-1826. Propiedad de Dn. Ernesto Ried.
48.—«Ataque del Pan de Azúcar». Dibujo a la pluma y acuarelado, que mide 56X40 centímetros. Más abajo está dibujado un plano de la Batalla de Yungay, y a los costados anotaciones de los batallones que formaban el Ejército Unido Restaurador, cuyo general en jefe, don Manuel Bulnes, y del Ejército de la Confederación Perú-Boliviana al mando del general Santa Cruz. Al final, tiene una nota que dice: «El General Bulnes habiendo reparado que el viento corría de N. a S., mandó pegar fuego a una casa, protegida por el humo que cubrió la ala izquierda del ejército, pudo su caballería atacar dicha ala, sin ser vista por el E. M. de Santa Cruz. Este ata-que atrevido decidió la victoria en su favor». Propiedad de D. Blanca Vicuña de Vergara.
49.—«Ataque del Pan de Azúcar». El Museo Histórico Nacional, posee otro dibujo acuarelado, similar al anteriormente descrito.
50.—Retrato de D. Manuel Rengifo Cárdenas. Pinta-do al óleo sobre tela. Mide 63X52 centímetros, y no está firmado. Pertenece a doña Emma Rengifo.
APENDICE A
ALGUNOS JUICIOS CRÍTICOS SOBRE LAS OBRAS DE D. CARLOS C. WOOD TAYLOR (1)
D. Manuel Aldunate, distinguido arquitecto y dibujante, dice: «D. Carlos C. Wood era un genio en pintura. Sobre todo, las marinas, los buques con sus cascos y apa-rejos; me ha parecido siempre constituían su fuerte». (1864).
El Almirante don Manuel Blanco Encalada, dijo en casa del Sr. Huneeus, y en presencia de muchas personas, los mayores elogios a D. Carlos Wood, como artista, diciendo que ni durante su permanencia en Europa (fué por varios años Ministro de Chile en Francia) conoció producciones que le admiraran más que algunas de las que había conocido de él. (1867).
Don J. Prieto, que estudió con don Carlos dibujo, al sentirse gravemente enfermo experimentó una especie de delirio por mirar antes de morir algunos cuadros hechos por él. La familia Huneeus le llevó algunos, a fin de satis-facer sus deseos (1868).
D. Guillermo Gellathi, joven paisajista escocés de bas-tante mérito, se formó de D. Carlos la más favorable idea, con sólo contemplar un pequeño cuadro, hecho por él muy a la ligera, y dijo que seria, sin duda, apreciado en cual-quier parte de Europa.
(1) Algunos de los juicios que se insertan a continuación han sido toma-dos de una libreta de apuntes manuscritos de Wood, en poder actualmen-te de don Luis Molina Wood.

Mr. Tomás Sutelyffe, sargento mayor del ejército in-glés, dice al respecto de la obra de Wood que cuando estuvo en Chile el año 1839, vió un retrato de Wood y tan-to le agradó que se interesó por llevarlo a Inglaterra. Allá se lo mostró a un compatriota, Enock Wood, quien no se manifestó sorprendido, dadas las aptitudes relevan-tes que poseía. Todos los que lo vieron celebraron su gran parecido, y alabaron esta bella obra de arte.
El Profesor Mr. Francis Hemery, dice refiriéndose a Wood: «Cuando se trata del tema de marinas, tengo la seguridad de que nadie como él ha tratado este tema con más acierto.»
D. Pedro Lira Rencoret, profesor, crítico de arte y ar-tista pintor, dice... «Y aunque muchas de sus producciones han salido para el extranjero, las que aún nos quedan bas-tan y sobran, para acreditar el talento de D. Carlos Wood, habría podido ser un gran artista si se hubiera desarro-llado en su patria, en lugar de pasar su vida en Chile durante una época en que apenas comenzaba a formarse nuestra cultura, sin elementos, por lo mismo, de ninguna especie para desarrollar sus notables facultades».
D. Jorge Huneeus Gana, en su libro «Producción Intelectual de Chile», dice: «.. .el ilustre Coronel Wood ha sido el acuarelista más eminente de su época, y que pin-taba jugando, por afición, para obsequiar a sus amigos, verdaderas joyas que hoy se aprecian entre las obras maestras del difícil género de la acuarela. Son especial-mente célebres su famosa composición original «La toma de la Esmeralda en el Callao» por Lord Cochrane, gran acuarela que tiene en los tonos de la noche y en los fuegos y reflejos sobre el cielo y el mar, del buque incendiado, y en las masas de los barcos perdidos en el fondo, todo el vigor de los más célebres cuadros al óleo de las escuelas modernas. Es verdaderamente increíble que en la acuarela se haya podido llegar y en cuadros de gran tamaño como los de Wood, a obras de tanta expresión.

V.    HOJA DE SERVICIOS DE DON CARLOS C. WOOD TAYLOR

Teniente de Artillería, agregado a la mesa de Ingenieros
8 de octubre de 1820

Teniente graduado de Capitán
25 de agoto de 1824

Capitán de Ingenieros
28 de agosto de 1824

Sargento Mayor de Caballería del Ejército
9 de junio de 1829

Sargento Mayor con grado de Teniente Coronel
Coronel
2 de abril de 1839

Teniente Coronel de Caballería
12  e agosto de 1840


VI.            OTRAS REFERENCIAS SOBRE LA CREACIÓN DE LA PRIMERA  BANDERA DEL PERÚ  

6.1.  REVISTA DEL INSTITUTO SANMARTINIANO DEL PERÚ No. 29

LA CREACIÓN DE LA BANDERA NACIONAL

ALCIBIADES SALAZAR SAENZ
Universidad Nacional de Ingeniería

     La creación de la primera bandera del Perú
Cuando la Expedición Libertadora arribó a la bahía de Paracas, el 7 de setiembre de 1820, todas las naves llegaron enarbolando la bandera chilena, es decir, los siete navíos de guerra, las catorce embarcaciones de transporte y las once pequeñas embarcaciones auxiliares; pero, el Ejército Unido Libertador del Perú, que venía embarcado y lo constituían unos 4,400 hombres, venían bajo otras banderas.

Es tradición que en los días que permaneció el general San Martín, embarcado en la bahía de Paracas, a bordo de su navío “San Martín”, entre el 8 y el 12 de setiembre….de inmediato comisionó a sus oficiales Charles Chaworty Wood Taylor, para que le presentasen diseños de banderas…  

6.2.DEL HISTORIADOR DR. GERMÁN LEGUÍA Y MARTÍNEZ

Seguimos con entusiasmo, a uno de los pocos historiadores peruanos que se preocuparon por investigar y resaltar el apoyo y la participación de los chinchanos, pisqueños, iqueños, palpeños y nasqueños; en la Guerra de la Independencia.

En el número 3 de la Revista del Instituto Sanmartiniano del Perú, publicada en el mes de mayo de 1936, el historiador Dr. Germán Leguía y Martínez, narra lo siguiente:

El día 2 de octubre, en efecto, prodúcese en el acantonamiento de Caucato, un movimiento inusitado, precursor de acontecimientos extraordinarios. Arenales y la división de vanguardia han recibido mandato perentorio de “alistarse para emprender marcha al primer aviso” y todo es, pues, actividad, satisfacción, ruido y alegría, entre los patriotas acampados en la hacienda del Mazo. Ese aviso se imparte el 3, fecha en que, hacia la tarde el héroe de La Florida  (Juan Antonio Álvarez de Arenales) y sus escasas pero valientes tropas, vencen las dos arenosas leguas que se extienden entre Caucato y Pisco, y penetran marciales y animosas en el cuartel general. Dase aquella misma noche, en las oficinas de éste último organización conveniente y definitiva a la división que, desde aquél día, empieza a denominarse “de la Sierra” (organización que detallaremos en su lugar); y comunicase a su jefe el día 4, la orden del partir el 5.

200 AÑOS DESPUÉS: LA CEREMONIA OLVIDADA

Continúa el Dr. Germán Leguía y Martínez:

“En la madrugada de esta última fecha (5 de octubre de 1820), según Espejo, o a las once de la mañana conforme al “Diario de operaciones” tantas veces citado, la división saliente forma en la plaza de armas del pueblo con sus mil ciento treinta y ocho plazas; y, después de recibir una bandera de manos propias de San Martín, que exige la solemne promesa de honor, habitual en estos casos y de ser proclamado en forma entusiasta por su jefe, rompe camino sobre Ica e inicia la que históricamente se conoce con el nombre de primera “campaña de penetración de Arenales”, tan dichosamente llevada a término, aunque táctica y estratégicamente condenable; y campaña en que llévanse a efecto, en medio y a pesar de su peligroso aislamiento y temeraria evolución, proezas de las que extensamente daremos cuenta en capítulo separado.

No el innoble sentimiento de la envidia, pero sí el de la tristeza o del descontento, imperan, entre tanto, en el espíritu de los expedicionarios que quedan en Pisco, al ver alejarse a aquellos compañeros, por cierto más felices, que al fin encuentran ocasión de ilustrar su existencia y su nombre con nuevas hazañas. Tales tristeza y descontento acentúanse y hácense tanto más justificados, cuanto que en el transcurso de los subsiguientes días, deslízanse las horas en la misma plena e insoportable inmovilidad”.

6.3. LA PRIMERA BANDERA Y LAS FIGURAS TRIANGULARES

La teoría del sueño en Paracas y las parihuelas no se aleja de la realidad. El principal motivo es la sólida base histórica que hay detrás. Según Carlos Depelliane, historiador militar y autor de Historia militar del Perú (1965), en setiembre de 1820 fue cuando el ejército de San Martín llegó al Perú desembarcando en la Bahía de Paracas. El libertador y sus almirantes fueron los primeros en pisar territorio peruano para luego dar pase a la infantería, entre jinetes y artillería, compuesta por chilenos y argentinos.
La Primera Bandera
Después se dirigieron a Pisco y posteriormente a defender puntos estratégicos en Chincha, Cañete y la ciudad de Ica, recorriendo valles, playas y estableciendo zonas de control. No es de extrañar el avistamiento constante de parihuelas, aves que en ese entonces solían sobrevolar con mayor notoriedad esta región costera en el país.
Con el pasar de los días, valerosos peruanos decidían cada vez más unirse al ejército libertador. Sin embargo, San Martín necesitaba darles un símbolo bajo el cual luchar con honor y diferenciarse de los compañeros argentinos y chilenos. Por ello, en octubre de 1820, el general firmó el decreto que creaba la primera bandera peruana. Su diseño estaba compuesto por líneas diagonales que formaban cuatro campos triangulares. Los extremos superior e inferior eran de color blanco y los laterales de color rojo.

El primer escudo

Esta bandera se caracterizaba por tener un escudo que ya no es utilizado. Este símbolo tenía una corona de laurel en forma de ovalo y, dentro, la figura del sol saliendo detrás de una cadena de montañas que simbolizaba la cordillera, sumado con el dibujo del mar.
Los “Auxiliares de Ica” fueron el primer grupo militar en portar esta bandera, que se había fabricado para alcanzar el tamaño de seis pies de ancho y ocho de largo. Como mencionamos, fue mostrada con orgullo incluso en la proclamación de la Independencia del Perú en 1821.

FUENTE:

La segunda bandera


Fue Torre Tagle, quien en 1822 decretaría la modificación del primer diseño de la bandera. Ya no se usarían más los triángulos, ahora existirían dos franjas rojas horizontales. El escudo también fue reemplazado, se eliminó casi todos los elementos y solo quedó el sol.

Este diseño tuvo muchas controversias: El material de las telas de esa época solían despintarse, lo cual hacía que la franja blanca del centro termine teniendo un tono amarillo, esto hacía que exista un gran parecido con la bandera española.

La tercera bandera


En 1822 se realizó el último cambio en cuanto a forma de la bandera. Fue el mismo Torre Tagle quien decidió que las franjas rojas dejaran de ser horizontales y fueran verticales. Y en 1825 el Congreso Constituyente del Perú y Simón Bolívar, reemplazaron el sol por el escudo que todos conocemos en la actualidad.

Sin embargo, desde 1950 se dejó de usar el escudo en las presentaciones formales de la bandera peruana. Solo se decidió continuar con el uso del escudo para el Pabellón Nacional.

Nuestra bandera ha tenido muchísimos cambios para llegar a ser la bicolor que todos queremos. Conocer su historia nos permite aprender acerca de nuestro pasado y darle el valor que merece.

FUENTE:  

6.4.DEL HISTORIADOR DR. JUAN NIMIO ANTEZANA GALLEGOS

EL EJÉRCITO LIBERTADOR DEL PERÚ EN ICA

En Pisco se organizó la Primera Campaña de la Sierra, con una División Volante de 1138 soldados al mando del Coronel Mayor Juan Antonio Álvarez de Arenales y su segundo, el Teniente Coronel Manuel Rojas; con el itinerario: Pisco – Ica – Los Molinos – Huancavelica – Huamanga – Jauja – Tarma – Cerro de Pasco, con los objetivos: a]) Efectuar una marcha de circunvalación, b) Despertar el espíritu revolucionario en las provincias, por recorrer, c) Operar una seria división en el territorio del ejército realista para impedir que las fuerzas situadas a la distancia pudieran concurrir a engrosar el ejército realista de Lima…”

LA PRIMERA BANDERA PERUANA

El 4 de octubre de 1820, “la división que debía marchar para Ica, se formó en la Plaza de Pisco, recibió una bandera, que fue proclamada por su jefe (Arenales). Era la primera bandera del Perú concebida por San Martín y diseñada por el joven tripulante inglés Charles Chaworthy Taylor, natural de Liverpool”.

Arenales llegó a Ica, al amanecer del 6 de octubre de 1820 al mando de la División Volante. Los vecinos de Ica le pidieron a Arenales que persiguiera al Coronel Quimper hasta batirlo, porque temían ser atacados por éste y sufrir vejaciones.

LA BATALLA DE NASCA

Arenales, recibidas las quejas del pueblo de Ica, dispuso que el Teniente Coronel Manuel Rojas, con 250 soldados (140 de infantería y 111 de caballería) persiguiese a Quimper. El 15 de octubre de 1820, a las 5 de la tarde, en la ciudad de Nasca, derrotó del modo más ignominioso al ejército realista, que estaba al mando de Quimper. Al día siguiente (el 16) el Teniente Vicente Suárez alcanzó a un convoy, de Quimper en Acarí, tomando todo lo que llevaban y derrotó a la tropa. Con estos dos hechos, el ejército de Quimper fue liquidado totalmente. Sobre el particular, de Nasca el Comandante Rojas escribe una carta al Coronel Arenales a Ica, entre otras cosas le dice “Señor. Todo se ha hecho y nada resta por hacer por las pacificación de los habitantes de Yca y de todas estas comarcas. El enemigo acaba de ser completamente derrotado del modo más ignominioso, sorprendiéndolos a las cinco de la tarde por entre las calles de este pueblo (Nasca)”. Además, adjunta el parte de guerra con todos los detalles.

LA PRIMERA SOLEMNE PROCLAMACIÓN Y
JURA DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ EN ICA

Libre del enemigo realista todo el territorio de Ica, el 21 de octubre de 1820, en la ciudad de Ica, se llevó a cabo la Primera Solemne Proclamación y Jura de la Independencia del Perú, por el Gobernador de la ciudad de Ica Don Juan José Salas, acompañado por el Coronel Juan Antonio Álvarez de Arenales. Éste, el mismo día siguió su marcha triunfal, siguiendo la ruta: Ica – Ayaví – Huancavelica - Huamanga –  Jauja – Tarma - Cerro de Pasco, culminando con la batalla de Uliachín – Pasco, el 6 de diciembre de 1820 en Cerro de Pasco, ganada por el Ejército Libertador.

CREACIÓN DE LA PRIMERA BANDERA Y ESCUDO DEL PERÚ INDEPENDIENTE

Con la batalla de Nasca, la derrota del convoy de Quimper en Acarí y la Primera Proclamación de la Independencia del Perú en Ica, se puede decir que el territorio de la Región Ica, simbolizaba al Perú libre, en consecuencia requería de sus símbolos propios, por lo que el 21 de octubre de 1820, San Martín, en Pisco, daba un decreto, en el que expresa: “…es incompatible con la independencia del Perú la conservación de los símbolos que recuerden el dilatado tiempo de su opresión….Por lo tanto decreto la adopción de la Primera Bandera Nacional del país y el Primer Escudo de Armas del Perú independiente….,y….todos los habitantes de las provincias del Perú que están bajo la protección del ejército libertador usarán como escarapela nacional, una bicolor de blanco y encarnado…..”.

GUERRILLEROS QUE APOYARON Y ACOMPAÑARON A ARENALES

En Pisco se presentaron muchos guerrilleros para apoyar la causa peruana. La División Volante, al mando de Arenales, en su desplazamiento hacia Ayacucho contó con el apoyo de los famosos guerrilleros Torres y Moreno, lo que se testimonia con un informe de la Comisión de Demarcación Territorial de la Sociedad Geográfica para la dación de la Ley NO. 6612, QUE TEXTUALMENTE DICE: “Ocaña, como Llauta y como Huac Huas prestaron importantes servicios a la causa de la Patria desde 1814 hasta 1825. Ricafort arrasó por ahí los cultivos y extinguió casi la ganadería al ver que Torres y Moreno, dos famosos guerrilleros habilitados por San Martín para insurreccionarse, levantaron 3,000 hombres y no le dejaban tranquilo en sus sorpresas constantes a hondas, galgas y rejón. Gracias a esa gente, Arenales pudo hacer su campaña circunvolante y levantar Huamanga como obtener la Victoria de Pasco”. (Ley No. 6612 Ley de creación de los distritos de Llauta, Ocaña y Huac Huacs del 8 de abril de 1929).

SAN MARTÍN Y LOS NEGROS LIBRES

“Me proponía igualmente conforme al plan de mis operaciones hacer alguna recluta de negros en las próximas; y he conseguido hasta ahora 650 de la mejor disposición para el servicio de las armas, y que pueden ya alternar en las filas con los demás veteranos, sin la menor exageración. Tal es el entusiasmo con que han corrido a nuestra bandera, y su decisión a seguir al Ejército, que las violentas medidas que tomó antes el enemigo han sido insuficientes para impedir la reunión”.
(José de San Martín. Pisco, octubre 18 de 1820. Carta dirigida al Ministro de Estado en el Departamento de la Guerra. Tomo VI. Asuntos Militares. Volumen 2º. El Ejército Libertador en el Perú. CNSIP. P.144)

Si en Ica se proclamó por primera vez la Independencia del Perú, esa fecha debe figurar en el Calendario Cívico del Perú. Toda la Región de Ica, con sus autoridades a la cabeza, las instituciones culturales, los diarios de Ica y las organizaciones deben gestionar una Ley ante los Poderes del Estado para que se oficialice esa fecha, como Día Cívico y quede formalizado el lema :”Ica, cuna de la Independencia del Perú”.

Documentos que sustentan que en Ica se llevó a cabo la Primera Proclamación y Jura de la Independencia del Perú:

a)      Carta del General San Martín al Gobernador de Ica Juan José Salas, remitida de Pisco el 17 de octubre de 1820 dándole las instrucciones de cómo se debe llevar a cabo la “Solemne Primera Proclamación y Jura de la Independencia del Perú”.
b)     Carta del Gobernador Juan José Salas al General San Martín de fecha 20 de octubre de 1820, informándole que la jura se llevará a cabo el 21 de octubre del mismo año.
c)      Misiva de fecha del 20 de noviembre de 1820, remitida de Supe por el General San Martín, al Intendente de Trujillo, Marqués de Torre Tagle, sugiriéndole que abrace la causa de la patria y le dice entre otras cosas: “ICA, Huamanga y Huancavelica han proclamado libremente su separación solemne del Rey de España”.

Luchar porque se reconozca y figure en la Historia del Perú, que en Nasca el 15 de octubre de 1820, se produjo la primera batalla ganada por el Ejército Libertador del Perú al ejército español.
Que mediante Ley, se reconozca la ruta Písco – Ica – Ayaví – Huamanga, como la verdadera “Ruta de Los Libertadores” y se convierta en un eje turístico histórico.
El sector Educación debe emprender una campaña de educación cívica, para crear una conciencia cívica y de identidad en toda la región de Ica y en las provincias colindantes de Castrovirreyna, Huaytará y Lucanas.

Demostrar que el ámbito de Ica a Pasco, fue el primer territorio Sanmatiniano libre e independiente, que a la postre fue el eje articulador fundamental de la definitiva independencia del Perú, que culminó con las batallas de Junín y Quinua (Ayacucho).

FUENTE:
“ICA CUNA DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ”
R:.h:. Juan Nimio Antezana Gallegos
Ica, 21 de julio del 2010




6.5.DECRETO DE SAN MARTÍN SOBRE LA CREACIÓN
DE LA PRIMERA BANDERA NACIONAL   

21 de octubre de 1820
SAN MARTÍN ESTABLECE LA PRIMERA BANDERA NACIONAL Y EL PRIMER ESCUDO DE ARMAS
DEL PERÚ INDEPENDIENTE

EL EXCMO. Sr. DON JOSÉ DE SAN MARTÍN, CAPITÁN GENERAL y en Jefe del Ejército Libertador del Perú, Gran Oficial de la Legión de Mérito de Chile

            Por cuanto es incompatible con la Independencia del Perú la conservación de los símbolos que recuerdan el dilatado tiempo de su opresión. Por tanto, he venido en decretar; y decreto lo siguiente.

1.      Se adoptará por bandera nacional del país una de seda, o lienzo, de ocho pies de largo, y seis de ancho, dividida por líneas diagonales en cuatro campos, blancos los dos de los extremos superior e inferior, y encarnados los laterales; con una corona de laurel ovalada, y dentro de ella un Sol, saliendo por detrás de sierras escarpadas que se elevan sobre un mar tranquilo. El escudo puede ser pintado, o bordado, pero conservando cada objeto sus colores: a saber, la corona de laurel ha de ser verde, y atada en la parte inferior con una cinta de color de oro; azul la parte superior que representa el firmamento; amarillo el Sol con sus rayos; las montañas de un calor pardo obscuro, y el mar entre azul y verde.

2.      Todos los habitantes de las Provincias del Perú que están bajo la protección del Ejército Libertador usarán como escarapela nacional, una bicolor de blanco y encarnado: el 1ero. en la parte inferior, y el 2do. En la superior.

3.      Lo dispuesto en los dos artículos anteriores sólo tendrá fuerza y vigor, hasta que se establezca en el Perú un Gobierno General por la voluntad libre de sus habitantes.


Dado en el Cuartel General del Ejército Libertador del Perú en Pisco a 21 de octubre de 1820.
José de San Martín – Juan García del Río.

Gaceta del Gobierno de Lima Independiente
Núm. 14 .-
Del Sábado 25 de agosto de 1821

6.6.CELEBRAN EL DÍA DE LA CREACIÓN DE LA PRIMERA BANDERA DEL PERÚ EN PISCO   

Autoridades, escolares y público en general participaron en la ceremonia realizada en la plaza principal de esta provincia iqueña.
Redacción




Referencial
Las autoridades políticas, escolares y público en general participaron en la celebración del Día de la Creación de la Primera Bandera, el acto se realizó en la plaza principal de la ciudad de Pisco, en la región Ica.
En la ceremonia también se celebró el aniversario de la Institución Educativa Bandera del Perú y los 29 años del Centro del Adulto Mayor.
La primera bandera del Perú fue creada el 21 de octubre del año 1820 por Don José de San Martín en el Cuartel General de la ciudad de Pisco, hasta donde también llegó ala expedición libertadora.

FUENTE:


VII.     CONCLUSIONES

7.1.          La creación de la Primera Bandera del Perú es un hecho histórico de trascendencia e importancia nacional, de profundo significado como máximo símbolo de la identidad peruana y base del patriotismo, siendo uno de los grandes valores cívicos de la República del Perú.
7.2.          La hermana provincia de Pisco, de la región Ica, tiene el privilegio y el honor de ser el escenario histórico de la creación de la Primera Bandera del Perú y el sagrado deber de proteger, difundir y fortalecer la identidad nacional, para las generaciones de peruanos, de ayer, hoy y siempre.
7.3.          Las regiones de Ica, Huancavelica, Ayacucho, Huancayo y Cerro de Pasco, fueron los escenarios históricos en donde el Ejército Libertador del Perú, durante los meses de setiembre, octubre, noviembre, diciembre de 1820 y durante los primeros meses de 1821; enarboló la Primera Bandera del Perú, en sus marchas de campaña, acantonamientos, batallas, y actos de proclamación de la Independencia, antes que en la ciudad de Lima.
7.4.          El artista pintor y militar inglés Carlos Wood Taylor, es el creador de la Primera Bandera del Perú y autor de los primeros registros históricos, a través de la pintura y la escultura, de los hechos, personajes y escenarios históricos de la Guerra de la Independencia del Perú y de Sudamérica.


BIBLIOGRAFÍA


2.      Gaceta del Gobierno de Lima Independiente
Núm. 14 .-
Del Sábado 25 de agosto de 1821

3.      “ICA CUNA DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ”
R:.h:. Juan Nimio Antezana Gallegos
Ica, 21 de julio del 2010



5.    “EL ARTISTA PINTOR
CARLOS CHATWORTHY WOOD TAYLOR”
Prócer de la Independencia Sudamericana
       LUIS ALVAREZ URQUIETA
            Académico de Número de la Academia Chilena Chilena, correspondiente de la Española y de las Bellas Artes de San Fernando, de Madrid.

PUBLICACIONES DE LA ACADEMIA CHILENA DE LA HISTORIA
               CORRESPONDIENTE DE LA ESPAÑOLA

         SANTIAGO DE CHILE
         IMPRENTA UNIVERSITARIA
         ESTADO 63
         1936

6.      Revista del Instituto Sanmartiniano del Perú, Número 3
Dr. Germán Leguía y Martínez
Lima, Perú
Mayo 1936




INVESTIGACIÓN:
Mag. Juan Carlos Romaní Chacón
Biblioteca Municipal “José de San Martín”
Ica, Perú
4 de junio del 2020








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