miércoles, 22 de julio de 2020

Episodios de la Guerra de la Independencia LOS MILITARES ESPAÑOLES SUBLEVADOS EXPLICAN LAS CAUSAS QUE MOTIVARON LA PÉRDIDA DEL PERÚ


Episodios de la Guerra de la Independencia
LOS MILITARES ESPAÑOLES SUBLEVADOS EXPLICAN LAS CAUSAS
QUE MOTIVARON LA PÉRDIDA DEL PERÚ


Durante la Guerra de la Independencia del Perú y Sudamérica (1820 - 1824), los altos mandos militares del virreinato del Perú, sostuvieron rivalidades, desacuerdos y enfrentamientos, que terminaron con el golpe de estado al Virrey Pezuela, y la asunción al poder, del nuevo Virrey La Serna. Culminada la guerra, España perdió a su joya más preciada, el Virreynato del Perú, su colonia más grande y que le reportó miles de toneladas en oro y plata, durante trescientos años. Y los militares españoles vencidos, de vuelta en su tierra, empezaron a escribir documentos y libros, justificando su derrota, atacándose mutuamente y señalando a los culpables….sus mismos compañeros de armas.

Este artículo pone en relieve, valiosos hechos históricos, documentados por los altos mandos del Ejército Real del Perú; que comprueban la vital importancia geopolítica, económica y militar, por ejemplo; del actual territorio denominado Región Ica, al inicio de la Guerra de la Independencia, con la llegada de la Escuadra Libertadora a la bahía de Paracas, Pisco; el histórico desembarco de la Expedición Libertadora del Perú, al mando del General don José de San Martín, el 8 de setiembre de 1820 y la victoria Primera Campaña de la Sierra, al mando del Coronel Mayor Juan Antonio Álvarez de Arenales

Asimismo, el artículo aporta datos valiosos para aclarar una fuerte polémica de doscientos años, entre historiadores peruanos y extranjeros, sobre sí se realizó o no, un combate, raid o batalla en Changuillo, actual distrito de la provincia de Nasca, Región Ica; entre las fuerzas realistas y las fuerzas patriotas. Los datos presentados brindan mayores luces sobre el tema, para seguir investigando, proceso que también contribuye a fortalecer la identidad de nuestra población de la Región Ica, en el presente año 2020, año del Bicentenario del inicio de la Guerra de la Independencia del Perú y Sudamérica…y en tiempos de pandemia.  
 
Cabe precisar que una investigación histórica o de otra especialidad profesional, nunca termina, siempre se descubren nuevos datos, que contribuyen a fortalecer y enriquecer la cultura dinámica de nuestros pueblos, siempre en constante cambio y evolución.

Es el caso que algunos miles de archivos y documentos históricos, y valiosos libros de doscientos años de antigüedad, sobre la Guerra de la Independencia del Perú y Sudamérica; olvidados y desperdigados por el mundo; continúan apareciendo y continuarán apareciendo, conforme al interés de los investigadores de las diferentes especialidades, y a medida que evolucionan las nuevas tecnologías de la información y comunicación. Uno de estos documentos, reunidos en cinco tomos, lleva el título de “Documentos para la historia de la guerra separatista del Perú” publicado durante los años 1894 – 1898, en Madrid, España; y que se encuentra a disposición del público en la siguiente dirección en internet:


I.            INTRODUCCIÓN:

Antes de desarrollar el presente artículo, repasemos el resumen del contenido de ésta valiosa obra: “Documentos para la historia de la guerra separatista del Perú” (1894-1898)

Título: Documentos para la historia de la guerra separatista del Perú / publicados por el Conde de Torata
Publicación:[Madrid] : [s.n.], 1894-1898 (Madrid : Imprenta de la Viuda de M. Minuesa de los Ríos)
Descripción física:5 v. : il. ; 29 cm
Notas:Copia digital : Biblioteca de Asturias "Ramón Pérez de Ayala", 2014
Contiene:Contiene: T. I: Exposición que dirige al Rey Don Fernando VII Jerónimo Valdés sobre las causa que motivaron la pérdida del Perú desde Vitoria, á 12 de julio de 1827 -- 256 p. -- T. II: Refutación que hace Jerónimo Valdés del Manifiesto que Joaquín de la Pezuela imprimió en 1821 a su regreso del Perú -- 513 p., [1] h. de map. col., [1] h. de map. col. pleg. -- T. III: Refutación que hace Jerónimo Valdés del diario que escribió José Sepúlveda sobre la última campaña del ejército español en el Perú en 1824. -- 508 p., [5] h. de map. pleg. -- T. III doble: Apéndices del tomo III de documentos para la historia de la guerra separatista del Perú -- 585, [8] p. -- T. IV: Traición de Olañeta. -- LV, 518 p.

CDU:94(85)"1820/1829"
Tipo de publicación: Libros



II.          EXTRACTOS DEL TOMO II:
REFUTACIÓN QUE HACE JERÓNIMO VALDÉS  DEL MANIFIESTO
QUE JOAQUÍN DE LA PEZUELA IMPRIMIÓ EN 1821 A SU REGRESO DEL PERÚ

(Se ha respetado el texto original, con sus respectivos defectos, quemaduras y manchas, tal como se encuentra en el facsímil publicado en internet).

Pág. 5

Prólogo

La separación del Virrey del Perú, General D. Joaquín de la Pezuela, impuesta por varios Jefes del campamento de Aznapuquio, el 29 de Enero de 1821, fue un suceso de la mayor transcendencia para los destinos de aquel país.

Juzgado este acto como una insurrección puramente militar (2), ha sido el origen de los cargos que nos han dirigido, tanto mas cuanto que la maledicencia lo ha unido con la perdida de la batalla de Ayacucho, dada el 9 de Diciembre de 1824,
como si estos dos hechos hubiesen tenido entre si la menor relación, y aunque así no fuese, cuando los cuatro anos transcurridos de uno a otro, de incesantes victorias y sacrificios de todo género, habían mas que bastado, para lavar cualquiera mancha que pudieran tener, los al fin vencidos,
por su participación en la deposición del Virrey.

Pero la separación del General Pezuela, lejos de deber ser calificada de esa manera, fue una necesidad (dolorosa si se quiere), dado el estado del Perú en aquella época, puesto que el Virrey, prevenido contra el General la Serna, no accedió a ninguna de las indicaciones que se le hicieron, de separar a los Consejeros de cuya lealtad se dudaba, de sacar al Ejercito

 (1) Localidad situada a una legua al Norte de Lima. Estas leguas deben ser
de 8.000 varas (6.687 metros), pues a ellas se refiere el Almanaque Peruano y
guia de forasteros para el ano 1821.
(2) Manifiesto del General Pezuela, pág. 13, párrafo Hecho.
— ()


a combatir con el de los enemigos, no aceptando tampoco el que fuese preciso el abandono de Lima. La situación, sin embargo, era critica a mas no poder, y es necesario que quede consignada muy en claro, para que se pueda discutir sobre hechos concretos.

Lima estaba bloqueada por mar por la escuadra chilena desde principios de 1819, y por tierra por las montoneras (1), apoyadas por el Ejercito de San Martin, que habiendo desembarcado en Paracas (tres leguas de Pisco) el 8 de Septiembre de 1820, se trasladó a Ancón en Octubre del mismo,
así que la entrada de víveres era muy escasa, tanto mas cuanto que Chile y Trujillo, ya perdidos (2), habían sido sus graneros, y la expedición de Arenales al interior, llevando la insurrección hasta la sierra, interceptaban la llegada de recursos de toda clase, sobre todo de hombres y ganados. El
hambre se sentía en aquella populosa población, y era cuestión de tiempo, y no largo, el llegar a las mayores escaseces.

El Ejercito, encerrado en tan voluptuosa ciudad, sintiendo los primeros gérmenes de la epidemia que habia de sufrir en el otoño (3), se hallaba compuesto en su mayor parte de indios,
que siempre muy propensos a la deserción, lo estaban mucho mas en aquellos momentos, por los trabajos que con este objeto hacian, agentes de.uno y otro sexo, de los insurgentes, por lo que abandonaban sus banderas, no ya solo los soldados, sino los Jefes y Oficiales, y hasta batallones enteros, como el de Numancia, por lo cual se iba deshaciendo como el hielo y no era difícil predecir el momento en que estaría aniquilado por su mal espíritu y reducido número.

El comercio, de quien principalmente se sacaban los recursos, estaba descontento y arruinado con el bloqueo: los leales se encontraban desanimados y sin confianza en el Virrey por el numero' y magnitud de las desgracias ocurridas

(1) Se llaman montoneras a las partidas de paisanos que se armaban por el
momento y salian a hostilizar sin genero ninguno de instrucción ni disciplina.
(2) En 1818 y en Diciembre de 1820.
(3) Hay que recordar que las estaciones están allí cambiadas con las nuestras.


durante su mando y la clase de personas que le rodeaban y servían de consejeros; mientras los tibios procuraban ponerse en buen lugar con el nuevo poder que aparecía.

Las masas removidas por hábiles conspiradores, dispuestas para lanzarse a la lucha cuando el hambre y las deserciones hubiesen hecho su camino, teniendo la espalda guardada por San Martin, que con su Ejercito en Huacho y Retes y las avanzadas a solo siete leguas (4 Enero 21), manejaba todo este teclado y acechaba el momento de caer sobre su presa, a la vez que el Ayuntamiento, compuesto de las personas más influyentes, pedía que se capitulase, y el mismo Virrey expresaba esta idea en la Junta de Guerra, como se ha dicho en la Exposicion al Rey de 12 de Julio de 1827 (1).
Y dada esta situación, que camino quedaba para salvar el Perú, cuando el Virrey desechaba el único que se podía seguir? .Que otro modo de realizarlo, si el General Pezuela a nada accedía?

!Cabe mayor abnegación, mayor amor a la Patria, que haber ejecutado este acto, el de su separación, que tantas responsabilidades encerraba ante Dios y los hombres, en vez de cruzarse de brazos y dejarse llevar de la obediencia ciega y pasiva!

Si tal hubiesen hecho, el Perú se habría perdido cuatro anos antes; pero nosotros no tendríamos que venir aqui a protestar de la injusticia con que hemos sido tratados.

Es, pues, por la importancia que tiene todo lo que se rellere al esclarecimiento de este suceso, por lo que publicamos ahora como segundo tomo de Documentos para la historia de la guerra separatista de aquel país, la Refutación (inédita) del Manifiesto que el General Pezuela dio a luz en 1821, tan luego como llego a España.

Este escrito, si bien en su esencia no es otra cosa que una ampliación de la primera parte de la Exposición que ha constituido el tomo anterior, tiene sobro ella la ventaja de la mayor
extensión, de los mayores detalles, de que su carácter no (1) Tomo I, pág. 55. oficial da mas libertad a las apreciaciones, sin que por eso pierda su autoridad, por lo que confirma o prueba de nuevo,
por la que tiene su autor, y porque, contestándose párrafo por párrafo al Manifiesto, nos da ocasión para publicar este, hoy poco conocido y difícil de hallar, y que es de necesidad
tener a la vista para que el lector forme su juicio.

Y al hacer este estudio, no hay que olvidar lo que dice en su Manifiesto el mismo General Pezuela sobre el estado del Perú y posibilidad de su defensa, pues en el se lee:
Empezó luego a escalonarse la fatal cadena de ocurrencias que, aili-giendo sin intermisión la época de mi administración, ha conducido progresivamente el Virreinato a la crisis terrible
que va a decidir perentoriamente de su suerte (1); y en otro lugar: Y lo será de la perdida total de la America (la de nuestro poder naval en el Pacifico) si no se verifica el arribo de las fuerzas navales que se esperan en consecuencia de mis vehementes clamores y de haber asegurado reiteradas veces al Supremo Gobierno que sin el dominio del mar es imposible salvar estas posesiones)) (2).

Y más adelante:

El problema de la conservación de la América ha de resolverse en la Península; si arriban oportunamente los refuerzos que yo he pedido con toda (a urgencia apropia de este conocimiento, muy vana sera la gloria de los nuevos gobernantes (3).

Y como en los cuatro anos que el General la Serna fue Virrey no recibió el menor auxilio, ni maritimo ni de otro genero, resulta que este realizo lo que el General Pezuela creía imposible, dando tiempo mas que suficiente para que de la Península hubiesen ido los socorros pedidos.

Sobre estos dos documentos, la Refutación y el Manifiesto, habremos de decir lo menos posible, pues lo que interesa conocer es lo que sus autores pensaron; así que los reproducimos tales como han llegado a nuestro poder.

— 8 —
(1) Párrafo 10.
(2) Párrafo 5.6
(3) Párrafo 7.R


— 9 —


La Refutación se ha debido empezar a escribir muy poco después de la Exposición al Rey, que ha constituido el tomo I, pues así se dice en ella al tratar de los párrafos 45 al 47.

Cuando se concluyo es mas difícil de fijar; fue por lo menos a principios de 1831, pues en el párrafo 9." se cita el Manifiesto del Marques de la Concordia (1), que es de Diciembre de 1830; del mismo ano es el documento justificativo 4 A que le acompaña, y en el párrafo 25 se hace referencia
a la obra de Miller, que el autor no conocía en Septiembre de 1829, según carta suya a Torrente, no siendo probable que se hiciese para la obra de este historiador, pues de ello no encuentro rastro alguno, tanto mas cuanto que esta aparece impresa en 1829 y 30. Debió, pues, escribirse para darse
al publico acaso como rectificación de dicha obra de Torrente (2).


El largo periodo de incubación que atribuimos a esta Refutación, no es de extrañar si se toma en cuenta que su autor, el General D. Jerónimo Valdés, fue nombrado Segundo Cabo del distrito de Aragón en Septiembre de 1827; y es probable que, no solo las obligaciones de este destino le distrajesen de aquella tarea, sino presumible que su colocación se mirase como indicio de que habían cesado, las prevenciones que había contra el, y también la lucha de personas que se vislumbra.
Lo es también que al cesar en dicho cargo (Septiembre 1829), nada menos que por un semi destierro a Badajoz, la cuestion se recrudeciese de nuevo y volviera a ocuparse de este trabajo, que la muerte del General Pezuela, ocurrida en (1) Breves observaciones sobre el Suplemento a la Gaceta de Madrid de 26 de Octubre de 1830, o necrología del Teniente General de los Reales Ejercitos
D. Joaquin de la Pezuela, Marques de Yiluma y Virrey que fue del Peru, para la mas genuina inteligencia de todo lo que tiene relacion con el Gobierno de su antecesor D. Jose Fernando Abascal y Sousa, Marques de la Concordia Espanola del Perú y Capitan General de los Reales Ejércitos.

(2) Quien conocio esta Refutacion fue el General Camba, Memorias para la historia de las armas espanolas en el Pera, tomo I, pag. v, bajo el nombre de Impugnacion razonada.
— lo —
Septiembre de 1830, paralizaría mas o menos, y sucesivamente, los sucesos en que el país se vio envuelto, y e) tiempo que iba pasando y le quitaba el carácter de más o menos actualidad.

La forma es pesada, difusa y llena de repeticiones, efecto de contestarse párrafo a párrafo al Manifiesto del General Pezuela, que a su vez adolece de iguales defectos, por haber seguido del mismo modo al oficio de intimación para que dejase el mando.

El Manifiesto esta fechado en la Magdalena (1) a 8 de Abril de 1821, o sea durante los cinco meses (2) que el Ge- Ge-
(1) Localidad a media legua de Lima.
(2) La Refutacion dice dos meses y medio (parrafo 116), y la misma fecha del Manifiesto, al coincidir con el embarque de la Virreina, parece que da razón a esto; pero en la obra de Torrente, que, como es sabido, estuvo en muy buenas relaciones con los Pezuelistas, se lee lo siguiente en el tomo III, pagina 148: Su esposa y familia se embarco con todo el equipaje el 8 de Abril..... y el 29 de Junio el mismo General en la goleta anglo-americana Washinyton....., sin mas compania que la del Coronel Cevallos, Marques de Casares y el Alferez de navio Llerena, ni mas vestidos que los simplemente puestos. Sin gran importancia, que hayan sido dos y medio o cinco meses, de no fijarse sino en las ultimas palabras copiadas, podria creerse que ellas confirmaban la queja que han manifestado, de haber estado expuesto el General Pezuela, durante su estancia alli, a mezquinas
molestias por parte de los que le separaron. El equipaje apai‘ece, sin embargo, que se lo llevo la familia; y en cuanto al corto numero de acompanantes, todos los dias se ve lo mismo con los poderes caidos. Por lo demas, a Torrente hay que leerlo con cuidado por ser muy parcial del General Pezuela y hasta de Olaneta. Como documento curioso, relacionado con este embarque, copiamos el siguiente:
Al Sr. Guillermo Shireff, Comandante de la fragata de S. M. B., La Andromaca.— Particular.— Lima, Febrero 28 de 1821.—Por la apreciable carta de V. y la que se sirve incluirme del General enemigo S. Martin, quedo impuesto de la oposicion de este en permitir el embarque del General Pezuela, y doy a V. las gracias por su ofrecimiento de escoltar el buque británico en que la senora del General Pezuela determine embarcarse. A la carta oficial de V. tengo contestado, y solo anadire que, si reflexiona sobre los antecedentes y datos que motivaron el arresto de los dos Oficiales en el Callao, que decían ser de la marina inglesa, y sobre mi condescendencia en disponer que se entregasen al Comandante de la corbeta de guerra de S. M..B. La Conoay, luego que me manifesto que pertenecían a dicho buque, debe de conocer que mis deseos no son otros que evitar ocurrencias
que puedan alterar la tranquilidad publica y la buena armonia que reina entre nuestras respectivas naciones. Aunque mi providencia relativa a prohibir que extranjero alguno desembarque sin el correspondiente permiso sea contrario a lo que se ha estado observan- l i beral Pezuela permanecio alli despues de su separacion; fue impreso en Madrid en el mismo ano 1821. de la separacion, y
aunque eslo podria hacer suponer que lardaria algun tiempo en ser conocido en America, no fallo una mano..... impia que ese mismo ano publicase en Rio Janeiro los tres folletos anonimos que reproducimos (1).

Aunque la Refutacion no lo dijese repetidas veces, no es dificil admitir, no solo que el Manifiesto no fue escrito por el.
General Pezuela, pero que ni siquiera lo reviso, siendo seguro que entonces se sabria quienes fueron sus autores, sin que nosotros hasta ahora hayamos dado con sus nombres; pero Jo que su lectura si demuestra, es que estaban bajo la influencia de ideas separatistas, si no eran insurgentes del todo,
pues es dificil explicar, solo por la pasion, algunos de los juicios que se ponen en boca del que habia sido Virrey.

Creemos que no debió de publicarse, pues aun hoy, después de setenta y cuatro anos que han transcurrido, causa penosa impresión estas personalidades, y lo que fue entonces tanto mas facil, cuanto que no era necesario porque el General Pezuela ya había acudido al Rey, segun nos dice en los do hace algunos anos en este puerto, es, sin embargo, conforme con los últimos tratados y con lo que exige el critico y extraordinario estado de estos países; además que mi citada providencia no impide el que los buques ingleses y demás naciones amigas y neutrales entren en el puerto del Callao y si solo que individu^ alguno de ellos desembarque sin que antes precoda el permiso de la autoridad superior, para lo cual, y para que se les facilite lo que puedan necesitar, tengo prevenido lo conveniente al Comandante general del apostadero del Callao.

Es cuanto tiene que contestar a la indicada carta de V. este su atento seguro servidor, José de la Serna.

(1) Apendice num. 3.—El primero de estos folletos, que se supone escrito en Lima, es un extracto del Manifiesto en sus argumentos mas generales, al paso que los otros dos se contraen en su mayor parte a la difamacion del General la Serna y de los Oficiales que tomaron parte en la separación.

La conexion de estos ononimos con el Manifiesto es visible, y si no son de la misma mano, es innegable que quien.las escribió conocia el texto de aquel, es decir, que este fue allí comunicado antes de ser impreso en Espana, bien por los autores o por alguna infidencia.

Es también verosímil, por sus fechas probables, que el primero se enviase al Janeiro en el mismo buque que la Virreina, y los otros dos en el del General Pezuela.

- 12 —

parrafos 30 y 1I7, y la opinion publica on Espana tenia poca importancia; la exiranjera nos era indiferente u hostil y enemiga la americana.

En cambio, lo mismo el Manifiesto que los tres folletos anonimos debieron hacer mucho dano a la causa do Espana en el Peni, por lo que en ellos se denigra a la Serna y a los principales Jefes que le secundaban (!) en la defensa de aquel pais, y porque hace resaltar las prevenciones que suponen
que estos tenian a los oficiales del antiguo Ejercito (2), tema peligroso que personalmente conocia el General Pczucla do cuando en 1813 iue al Ejercito del Alto Peru a reemplazar al General Goycncche (3); estimulo a divisiones y desmallados,aun mas favorables a los insurgentes que la de su separacion, de que se lamenta en esto concepto (4), sembrando de este modo, si bien inconscientemente, acaso la primera semilla de la traicion de Olañeta, que tuvo buen cuidado de
reproducir este argumento en documentos emanados de el o de los suyos (ii).

En cuanto al fondo do los dos escritos, hay mucha diferencia.

En el Manifiesto se trata mal, muy mal, a los Jefes que firmaron la inlimacion, particularizandose en cuatro de ellos: Canterac, Valdes, Camba y Seoane, o mejor dicho, solo en el segundo y en el General la Serna, al que se trae a la escena, aunque su nombre no figure entre los do aquellos.
Los ataques son en gran parte personales y ajenos al esclarecimiento del asunto, y tan persistentes que se encuentran en 40 o mas párrafos de los 110 que tiene el Manifiesto (6).

(1) Parrafos 26, 27, 101, 104 a 106, 112 y otros muchos.
(2) Parrafos 22, 05 y 103.
(3) Torrente; t. I, pag. 350, 351 y 354.
(4) Parrafo 28.
(5) Vease tomo 1, documentos justificativos numeros 41, 49, 74, 79 y otros.
(6) El Manifiesto no tiene numerados los parrafos, pero lm sido preciso hacerlo por el modo como se le contesta. Tambien se hace referencia d la paginación suya, pues a veces se le cita de este modo. Por ultimo, d los documentos jus*

— 13 —

Pase que se pongan como del General Pezuela apreciaciones como las de cuatro cerebros exaltados (i), juventud audaz (2), miras ambiciosas de aquellos (3), fanfarronadas,
altiveces (4), espiritus ligeros (5), y cuya relacion seria interminable si hubieramos de citar todas las que contiene; pero en cambio es sensible figuren como suyas otras .como se avergonzarian por grande que sea su arrogancia cuatro Jefes animadores de la sedicion (6), erupciones indecentes propias de la educacion de sus autores (7), es una insolencia, han dispuesto indignamente, marca vergonzosa del crimen (8), avilantez de los Jefes (9), miserable parcialidad (10), y tantas y tantas otras parecidas que nos traen a la memoria, lo que cuenta Bulnes (11) del modo que tuvieron de dirimir sus diferencias Lord Cochrane, Almirante de
la escuadra chilena, y el^| desafio que habia de con* sobre el puente de p ' ciada en el Cí camino^
donde su adversario que- habi. ballerosamente..... (: avenencias particuladefiende! pitan Guise, conviniendo en un Len cual de los dos llegaba antes .guerra Esmeralda, andetenido en su la banda por estaba alli su !to, le saludo cade solventar desla causa q re se * 1 2 3 4 5 6 7 9 10 12 tificativos de la Refutacionl.^^^^^^^^JK.tc>namos respectivamente con las letras AyB.
(1) Exordio.
(2) Parrafo 5.u
(3) Parrafo 7.”
(4) Parrafo 22.
(5) Parrafo 26.
(6) Parrafo 12.
(7) Parrafo 27.
(6) Paj
(9) Parrafo 54.
(10) Parrafo 92
(11) Historia de uv. Expedicion libertadora del Peru, por Gonzalo Bulnes.-
Tomo I, pagina 482, SeyOugo de Chile.
(12) Esta fragata fue\ "‘da el 6 de Noviembre de 1820.
- 14 —

En cambio en la Refutacion, si bien los cargos son muy duros, se ve por lo general el deseo de salvar la persona del General Pezuela y no discutir sino los hechos, pues ademas de la diferencia que muy repelidas veces establece entre aquel y los que redactaran el Manifiesto, se hacen apreciaciones tales como respetable bajo otros conceptos, sus infieles consejeros, su mucha edad y poca salud, deseaba sinceramente salvar el Peru (1), las intenciones mas puras, que no participaba de las malversaciones, sin luje, sin perdidas, sin vicios (2), apoderados de los consejos, del Sr. Pezuela (3), y esta impresión subsiste hasta en ha*. relaciones nrivaudo. pues en una carta a. Torrente de S^rmembre de 1829, leemos:

A quien aparte de nuestro pie:1, apreciado siempre.Un juicio hay en la Refutar.
presiL nado dolorosam' suprimir. Y a por üh1'1' .A a ie dolore. Era” ol dn.pu ce queios teni' por ey que ocup conocer que anchoe • en riador v .r. ('.) dorna nervio tai -p'c 'ehe.bua o de SuwarMf .Que explicacion dar cierran? No lo c o n c t . aca^o no ha t por. I lo. tomahnm#- como una rordio) que nos ha imuno no hen Huerido PV V y perseguido tantas ge.,, pareaa <=tro la muerde; o milicia y debia de proporcionar pronto de quien el hi'  ciue era de un . .ere- ele Carles XII Oue miste-’o en-
(1) Párrafo (Exordio).
(2) Párrafo 58 al 64.
(3) Párrafo l i i y 112.
(4) Memorias.—Tomo II, pag. lo, .

— 15 —

nuestro deber es perdonar lo que el perdono: pero sentimos no saber lo que debemos olvidar.

Por último, para nosotros esta Refutación está escrita por el General D. Gerónimo Valdés, y por eso la publicamos y hacemos nuestra.

Madrid 4 de Mayo de 1895.

El Conde de Torata.

III.       EL PRINCIPIO DEL FIN:

Pág. 21

El Sr. Pezuela debió comprender el estado verdadero de su crédito cuando llego (i Lima y se encargo del Virreinato, pues contra lo siempre observado en America y en todas partes, vio que la salida de su antecesor, el Marques de la Concordia, era un dia de luto y de consternación en la capital (1); al paso que su sucesor en el Ejercito del Peru, el General la Serna, que desembarcaba al mismo tiempo en las costas de Arica, era recibido con un entusiasmo extraordinario por los
pueblos y las tropas de que aquel acababa de separarse, circunstancia para el tanto mas sensible, por el contraste que formaba con el frio recibimiento que le liabia hecho el mismo Ejercito cuando fue a relevar al General Goyeneche en 1813.

Esta diferencia fue tal vez el origen de la falta de armonía con que desde un principio se establecieron las relaciones con la Serna, y hasta acaso influyo en hacerle emprender en 1816 la campana de Salta con solo 3.581 hombres, en la cual, no pudiéndose proponer ni batir ;i Belgrano, que se hallaba en el Tucumán con 4.200 hombres, ni llamar la atención de San Martin, que operaba con otros tantos sobre las cordilleras de Chile, a 400 leguas, fue, o un gran error, o no podia tener otro objeto que desacreditar al nuevo General del Peru, y hacer que su inevitable desgracia formase un contraste notable con las victorias de Vilcapugio, Ayohuma y Viluma.

El Virrey no contaba si discurria de este modo, que siendo suyo el plan de campana, y habiendolo resistido el General la Serna hasta donde permitia la disciplina, era el y no este sobre quien al fin habia de caer la responsabilidad y el descredito.

Asi sucedio, en efecto, y esta malhadada campana vino et ser despues el primero de los cargos que se le han hecho por su manejo y direccion del Virreinato.

A la campana de Salta siguio la expedicion a Chile en 1818, cuyo mando confio (i su yerno el Brigadier Osorio, bajo el equivocado concepto de que era posible la reconquista de aquel Reino con 4.500 hombres, estando defendido por (1) Sthevonson. Traduccion de Setier, folio 65, tomo III.

-22 —

San Martin con un Ejército de 11.000 soldados de linea, los habitantes de cuatro provincias armados en masa y una excelente artilleria. Osorio perdio su Ejercito en la batalla del Maipu (5 de Abril de 1818), a los veinte dias de haber batido el Brigadier Ordonez !'i San Martin en los campos de Talca, y decidido la suerte de Chile por uno de aquellos triunfos inesperados con que suele coronar la fortuna el arrojo, y si se quiere la temeridad con que se empeno la gloriosa batalla de Cancharrayada.

A consecuencia de esta desastrosa expedicion, fue desmantelada la plaza y puerto de Talcahuano, se rindio la de Valdivia, quedo bloqueado el archipielago de Cliiloe, se perdió en el mar el convoy y armamento que escoltaba la fragata Maria Isabel, y los enemigos quedaron duenos del Pacifico y
en estado de atacar el Peru por mar y tierra, como lo verificaron en Septiembre del ano de 1820.

La consternacion que estas perdidas causaron en Lima fue extraordinaria, y la circunstancia de ser el autor inmediato de ellas un yerno suyo suscito el clamor publico contra el General Pezuela, y sin duda se habria adelantado el hecho de su separacion (1), si no hubiese contenido la exaltacion el temor de que no sostuviese aquel acto el Ejercito del Alto Peru, que tenia en un estado brillante el General la Serna.

San Martin, que estaba muy bien informado del desconcierto en que se encontraba el Gobierno de Lima, invadio las costas del Peru con 4.500 hombres de todas armas u principios de Septiembre de 1820. El Virrey tenia u su disposicion, segun asegura en diversas partes de este Manifiesto, 23.000
hombres (2), sin incluir en ellos el regimiento de la Concordia y oiros Cuerpos de milicias que estaban sobre las armas.

A pesar de esto, el General insurgente, en una campana de cuatro meses y medio, se hizo dueno de las ricas provincias de Guayaquil, Trujillo, Tarma, Huancavelica, Huamanga y

(1) Desde la desventurada accion del Maipu (1818). Manifiesto, parrafo 28.
(2) Parrafo 3."

ln de Lima, excepto la capital; atraveso el corazon del Peru con nn Cuerpo de 1.200 hombres; batio y tomo prisioneras las guarniciones de lca, la Nasca, Huancavelica, Iscuchaca, Jauja, Tarzna y la columna del general O’Relly, que cubria los minerales de Pasco; concluyo, por la fuerza de sus movimientos, con la division del Brigadier Ricafort; fue apresada (5 de Noviembre de 1820) la fragata de guerra Esmeralda, iniciada bajo los fuegos de los castillos del Callao; pasaron a las banderas de la revolucion las guarniciones de Guayaquil, Trujillo y division de Piura; lo mismo hizo el batallon de Numancia.

En suma, San Martin, a principios de 1821, se encontró aumentado su Ejercito hasta el numero de 10.180 hombres, con otros 5.000 de guerrillas o montoneras, habiendo causado al del Rey una baja de 8.200, todo lo cual resulta del mismo Manifiesto, segun se notara en sus respectivos lugares.

Una serie de desgracias tan grande como inesperada acabo de desorganizar el Gobierno del Virreinato; destruyo el crédito y los recursos de toda especie; puso en poder de los enemigos todas nuestras costas y arsenales; la capital fue bloqueada por mar y tierra; la desconfianza y el desaliento llegaron a tal grado entre los hombres mas comprometidos por la causa espanola,que hubo dia en que se pasaron a los enemigos 38 Oficiales de todas graduaciones. El pais se creia irremediablemente perdido, y el Virrey participaba de esta opinion, pues que la manifestaba hasta en conversaciones oficiales.

En semejante estado no quedaba mas arbitrio que cambiar el plan de campana, tomar por base de operaciones al Cuzco, y emprender la guerra del centro a la circunferencia. El Virrey sentia y coniesaba esta necesidad; pero su mucha edad y poca salud para arrostrar una campana tan dificil y penosa; el estorbo de su dilatada familia; el abandono que tenia que hacer de sus comodidades, y, sobre todo, el hallarse rodeado e influido exclusivamente por el Subinspector de Infanteria y Caballeria y Mayor general del Ejercito la Mar y por el Subinspector de Artilleria Llanos, el primero natural de Guayaquil, el segundo de Guatemala y ambos en correspondencia

- 23 -

abierta con los enemigos, hicieron inutiles todas las tentativas que se practicaron para sacarlo del estado de obcecacion y de peligro en que se encontraba. San Martin, por su parte, lo tenia tambien envuelto por medio de un espia, que se decia de Pezuela, y .i quien aquel notaba los partes y las noticias que recibia este General. La Mar y Llanos sostenian siempre como ciertas tales patranas, por inverosimiles que apareciesen algunas de ellas, cuya tramoya, al parecer insignificante ahora,
tuvo entonces un influjo extraordinario sobre las operaciones militares.
Es menester confesar que el Virrey Pezuela, en medio de esta conjuracion, deseaba sinceramente salvar el Peru, o al menos las personas y fortunas de los individuos que se habian sacrificado en aquellos paises. El plan de los enemigos era lograr el bloqueo de Lima y hacerle concebir la idea de que no podia practicarse la defensa de aquellos dominios ni la retirada al interior, para lograr que suscribiese una capitulacion, que era lo que formaba el fin y el blanco de todas sus combinaciones.

Asi fue que se frustraron las promesas que sucesivamente hizo de alejar de su lado unas personas tan conocidamente sospechosas; de asociarse para todas las resoluciones importantes con los Jefes conocidos por su acrisolada lealtad en el Ejercito; de mandar a Espana a su familia, para adoptar con libertad el nuevo sistema de guerra que le convenia, y, por ultimo, el buscar al enemigo luego que llegasen del Alto Peru dos Cuerpos que estaba aguardando, que, en efecto, llegaron, y que encerro, como todos los demas, en Lima. Sin embargo do todo esto y de que el Virrey llego al extremo de proponer en la Junta de Generales la necesidad de capitular con San Martin, por no poderse, segun decia, prolongar la defensa del Reino (1), los Jefes espanoles sufrian con una disciplina ejemplar, no solo las privaciones y los peligros que padecia el Ejercito, sino tambien la perspectiva horrible que

— 24 —

(1) En la Exposicion de 12 de Julio de 1827 dirigida por nosotros al Rey expusimos esto mismo.

— 25

se les presentaba, hasta que, vistas las Representaciones del Ayuntamiento y de los vecinos mas considerables de Lima para llevar a efecto la capitulacion proyectada a instancia y excitacion cuando menos de los confidentes y familiares de la casa del Sr. Pezuela (1), se penetraron al fin de que habia llegado el momento de consumar el sacrificio, y de que era, indispensable adoptar un recurso extraordinario para salvar sus personas y los Ejercitos del Rey en aquellos dominios.

En este momento, es decir, en el instante critico de estarse tratando de rendir las armas a los enemigos, fue cuando los Jefes de Aznapuquio dirigieron al Virrey Pezuela la representación que acompana a su Manifiesto con el num. 1 13.

Los terminos en que se halla extendido este papel parecerán sin duda excesivos. Sus autores lo reconocen asi; pero el lenguaje de la desesperacion nunca ha sido moderado ni circunspecto. Por esta relacion se vera que los Jefes de Aznapuquio no depusieron al Virrey Pezuela, pues que lo unico que hicieron fue encargarse de la defensa del Reino eii el momento que iba a entregarse a los disidentes. Asi fue que este acontecimiento lo acepto el Brigadier Monet, a pesar de las relaciones particulares que tenia con el Sr. Pezuela; lo mismo sucedio al Brigadier Ricafort, que mandaba en Huamanga; a Olaneta, que se hallaba al frente de Salta; al General Ramirez, que mandaba en Jefe el Ejercito del Alto Peru, y, en fin, a todas las Autoridades eclesiasticas, civiles y militares, sin excepcion de una sola. !Tan evidentes eran la necesidad, la utilidad y la legalidad de esta medida!

Juzguese con estos antecedentes por los partidarios mas entusiastas de la obediencia ciega, y aun por los amigos mas parciales del Sr. Pezuela, si el suceso de Aznapuquio fue el producto de cuatro cabezas acaloradas, y si puede llamarse insurreccion militar, en el sentido culpable de esta palabra.
Al llegar aqui, estaba concluida en realidad, la contesta-

(1) Véase la refutación al párrafo 26 y documento 2 A.

— 2 6 —
cion al Maninesto del Sr. Pezuela, pero deseando hacer su refutacion, no para los lectores del dia, sino para la Historia, seguiremos uno por uno los diferentes puntos que contiene, ii fin de acreditar hasta la evidencia las proposiciones que quedan establecidas, rectificando al mismo tiempo los infinitos errores y equivocaciones con que podria pasar a la posteridad este ruidoso acontecimiento. El trabajo tiene que ser por necesidad prolijo, y su lectura sera, por consiguiente, incomoda;
pero esto no importa, supuesto que pueden evitarlo las personas que, con la relacion que se acaba de hacer, se juzguen suficientemente instruidas de las causas que produjeron la llamada deposicion de Aznapuquio.


En la pág. 26

…..

…Primera idea general
§ 1. El Manifiesto se propone, al parecer, probar en este parrafo que San Martin desembarco en Pisco con 4.500 hombres el 8 de Septiembre de 1820, y que el 29 de Enero siguiente solo había aumentado su Ejercito hasta el numero de 7.000; es decir, que en cuatro meses y medio de campana,
no solo habia hecho la invasion, verificado dos desembarcos en puntos opuestos, atravesado el Bajo Peru por su centro y dado una porcion de acciones, sino que en lugar de tener al menos la baja natural de muertos y heridos en estos combates, y la de mas de 300 que en Pisco se llevo la epidemia y otros 300 que asimismo dice haber abandonado sus banderas, resulta al fin que, a pesar de todas estas bajas, tuvo un aumento sobre la fuerza que desembarco de 2.500 hombres, segun el, y
de 5.680, segun nosotros le probaremos en otro lugar (parrafo 3.°), sin incluir en este numero mas de 5.000 que componían las guerrillas en las provincias insurreccionadas. A este ultimo armamento no da importancia el Sr. Pezuela, sin embargo de que era el que obstruia nuestras comunicaciones, nos quitaba los recursos, empleaba una gran parte de la fuerza, y, en fin, el que nos tenia verdaderamente bloqueados en Lima.

§ 2. Cualquiera creerá que en este párrafo se propusieron

— 27 —

manifestar por que causas superiores a. la previsión del Virrey había San Martin verificado su desembarco sin oposición, invadido el país con poca o ninguna resistencia y triplicado su fuerza en cuatro meses y medio de campana, o lo que es mas claro, como habían podido los enemigos obrar en tan corto tiempo unos prodigios semejantes, no habiendo traido a las costas del Perú mas que 4.500 hombres, teniendo el Virrey bajo la mano 8.061, segun nos dice el mismo en este lugar,
y hasta 23.000 en todo el Virreinato (parrafo 3.°), sin incluir el regimiento milicias de la Concordia, de que no hace merito, a pesar de que hacia el servicio importante de guarnecer la capital y aun los castillos del Callao. Pero el Sr. Pezuela, en vez de probar los motivos imprevistos que produjeron tan inesperados resultados, que eralo que naturalmente le convenia, se empena en demostrar que, despues de haber perdido seis provincias, 8.200 hombres de tropa, y, lo que es aun mas, despues de haber triplicado sus fuerzas los disidentes y trastornado el Gobierno y el espiritu publico del Virreinato, se hallaba en actitud de batirlos con la mitad de la fuerza que habia tenido al principio de la campana, cuya operacion la veia cuando dejo de ser Virrey, con tal seguridad, que respondia
de ella con su cabeza (son sus palabras).

Por de contado que no es exacto, segun se demostrara a su tiempo (parrafo 3.°) que el Ejercito de Lima tuviese el dia 29 de Enero de 1821 los 8.661 hombres que asegura, pues realmente no llegaban a 4.500 disponibles, pero suponiendo que en efecto tuviese aquellos con los refuerzos que habia recibido del Alto Peru, .que razón habia para con ellos batir a San Martin, que tenia ya entonces 10.180 reglados y mas de 5.000 en guerrillas, no habiendolo hecho cuando en Septiembre anterior desembarco sobre las costas de Pisco con solo 4.500?

.Cuando Arenales atravesó en Noviembre el Bajo Peru, formando un semicírculo alrededor de Lima con 1.200, quedando San Martin con solo 3.300? Por otra parte, .sera posible que haya olvidado el Sr. Pezuela que el pensamiento de hacer este ataque general en el momento que se presentase oportu—


28 —

no iue concebido y solicitado con instancia por los Jefes que habían ido del Alto Peru, y que fue al observar que en vez de marchar sobre el enemigo, segun se habia acordado y convenido, se mandaron retirar las tropas que estaban a la vista de el para encerrarlas en Lima, cuando se decidieron a pedir su renuncia?

!Con que facilidad se discute despues que han pasado los sucesos!

Si hubiese creido u los Jefes de Aznapuquio y hubiese cambiado su plan de campana, segun se le rogo con el corazón en las manos tantas y tan repetidas veces, !cuantas glorias no hubiera recogido!, !cuantos males de otro genero no hubiera evitado!, !que servicios tan eminentes podia haber hecho a la causa espanola en aquellos dominios!

§ 3. En este parrafo hablan de la perdida de las provincias de Guayaquil y Trujillo como de una cosa de poca consecuencia.

Pasan en silencio las causas que produjeron estas desgracias, y no dicen nada sobre las guarniciones que se perdieron en las dos provincias, que ascendian, con la división de Piura, a 2.500 hombres, los cuales se pasaron todos a las filas enemigas, y fue, por consiguiente, un aumento de fuerza organizada y comprometida que recibio el Ejercito de San Martin, al mismo tiempo que se apodero del territorio mas pingue y de mas recursos que tenia el Virreinato de Lima.

Siendo esto asi, no alcanzamos como han podido sacar la consecuencia que expresan en este parrafo, y que a la vez es bien contrario a lo que el mismo Sr. Pezuela decia en 20 de Agostode 1820 al General Ramirez en oficio que cita al numero 16 B de sus justificantes, y en el que entre otras cosas se lee lo siguiente: En tal estado, V. E. sabe muy bien que la plaza de Guayaquil corre el riesgo, mas inminente, y que perdida e insurreccionada, como ya lo esta, toda la provincia
del Choco, segun me lo ha asegurado el Sr. Comandante Ge- neral de este Apostadero, que poco ha la recorrio con la fra- gata Prueba, tenemos ya encima de las provincias del Norte de este Virreinato un enemigo poderoso que con grandes re

29 —
cursos por mar y tierra puede poner en el mayor conflicto la conservacion de todo el.

.Como explicar juicios tan contrarios sobre un mismo hecho, sino por un exceso de confianza en la persona que redacto el Manifiesto?
Termina este parrafo con estas notables expresiones: Veintitres mil hombres que en el mes de Septiembre cargaban el fusil en todo el Virreinato, aumentados hoy a un mayor nu- mero, prestan medios de defensa que no se destruyen tan facilmente.

El hecho no es exacto, siendo muy penoso el tener a cada paso que llamar la atencion sobre estos detalles, que naturalmente produce la • desconfianza respecto a la verdad de los demas.

Decir, por ejemplo, como aqui, que los Ejercitos del Peru tenian en 29 de Enero de 1821 mas fuerza que en Septiembre de 1820, a renglon seguido de haber confesado las perdidas de Guayaquil y Trujillo, las de los batallones de Victoria y Numancia y escuadron de Carabaillo, las de las divisiones de la costa, no es cosa facil de explicar. El estado que a continuación se inserta hara ver la fuerza verdadera que existia en dicho mes de Enero.

Fuerza total que existia en todo el Virreinato el dia 8 de Septiembre
de 1820, segun dice el Sr. Pezuela.............................. 23.000

B A J A S

Guarnicion de Pisco, batida y hecha prisionera en lea
y la Nasca........................................................................ 400
Idem la de Canete, que se incorporo con la primera y
que sufrio igual suerte................................................. 150
La division de Chancay, destruida en Noviembre.... 296
Division de Ricafort, deshecha en los movimientos que
ejecuto en Octubre, Noviembre y Diciembre............. 1.000
Guarnicion de Huancavelica, hecha prisionera en el
puente Iscuchaca por el Coronel Arenales............... 200
Las de Jauja y Taima, tomadas por el mismo caudillo. 230
8-tma y signa..................................................................... 2.276

— 30 —

Simia anterior........................ 2.276

La de Pasco, entre Veteranos y de Milicias, destruidas
cuando la division de O’Relly.................................... 300
Division de este, compuesta del batallon de Victoria,
escuadron de Carabaillo y dos piezas de montana. 976
Guarniciones de Guayaquil y Trujillo, y division de l g 202
Piura, que se pasaron . los enemigos en Diciembre. 2.500 (
Batallon de Numancia, pasado igualmente en el mismo
mes............................................................................. 650
Bajas aproximadas de muertos, heridos, prisioneros y
desertores sueltos en los cuatro meses y medio que
duro esta desastrosa campana....................................... 1.500
Resto en 29 de Enero de 1821.......................................................... 14.798

Queda, pues, demostrado con los mismos datos que arroja el Manifiesto, que los Ejercitos del Peru disminuyeron su fuerza desde el mes de Septiembre de 1820 basta Enero de 1821 en mas de una tercera parte, cuya baja fue toda en pura .perdida, mediante a que el desconcierto con que se practicaron las operaciones militares en todos los puntos del Virreinato, asi como las sublevaciones causadas por la invasion de Arenales en las provincias interiores del Bajo Peru, impidieron que se hiciese recluta, ni se aumentasen los Cuerpos con individuo alguno.


Es de advertir que aunque la partida de 1.500 .hombres de muertos, heridos, prisioneros y desertores sueltos que se pone en el estado no resulta de los documentos del Manifiesto, fue, sin embargo, una baja real, que se ha estimado en lo menos posible, pues solo en deserciones hubo dia en que se
pasaron 38 Oficiales, y otro en que lo verificaron hasta 100 individuos de todas clases (1), pues formaba parte del sistema adoptado por San Martin el fomentar estas todo lo posible, por la perdida material y moral que resultaba.

Sin pasar de aqui, y con solo el objeto de completar el cuadro de esta campana, poniendo al lado de las perdidas inesperadas que sufrieron los Ejercitos del Rey las ventajas inde-

(1) Miller. Traduccion de Torrijos. Tomo I, paginas 259 y 264.

— 31 —

oibles que obtuvieron en ella los disidentes, vamos a presentar en otro estado las altas y aumentos probables que tuvo el Ejercito de San Martin desde su desembarco en Septiembre de 1820 basta Enero de 1821.

Fuerza total con que desembarco San.Martin-de Pisco............. 4.500

A L T A S

Dos compañías que se les pasaron de la división de
lea y algunos prisioneros de la misma que tomaron
partido.............................................................................. 200 \
Pasados y prisioneros, que también tomaron partido i
de los batidos en Iscuchaca......................................... 150 I
Pasados de la división de O’Relly.................................... 400 i
Las guarniciones de Guayaquil y Trujillo, y división i
de Piura, pasados en cuerpo a los enemigos............ 2.500 > 6.680
Batallon de Numancia, pasado en la propia forma.... 650
Pasados sueltos de nuestras filas.................................... 580
Reclutas de negros en Pisco............................................ 800
Idem en las provincias del Norte, entre negros y
blancos.............................................................................. 1.400 /
Fuerza total de San Martin el dia 29 de Enero de 1821............. 11.180

Suponiendo por un calculo aproximado que hubiese tenido San Martin 1.000 hombres de perdida entre muertos, heridos, prisioneros y desertores, siempre resulta que el día de que se trata tenia al menos 10.180 hombres, sin incluir en este numero mas de 5.000 partidarios que habia organizado en las seis provincias invadidas, y que, como se ha dicho, nos hacían mas daño que el Ejercito de linea. Por manera que San Martin había excedido nuestra fuerza numérica en cuatro meses y medio de campana, siendo asi que a su desembarco no traia de Chile una quinta parte de la que tenia el Virreinato. Esta ventaja era inmensa en las manos de San Martin, porque teniendo que cubrir nuestros 14.798 hombres una extensión de 600 leguas, el tenia concentradas la mayor parte de sus
tropas de linea en Huacho y Huaura, y aun los Cuerpos de partidarios y de guerrillas obraban a muy poca distancia de su base de operaciones, pues que se hallaban en las provincias de Huamanga, Tarma y Lima.

Los lectores comprenderan el desaliento que debio producir a las tropas y a los realistas del Peru toda esta serie de desgraciados sucesos, y si era posible que el Virrey tuviese a su favor la opinion y conservase en el pais el influjo que supone, pues lo habia conducido a esta situacion, habiendo tenido a su disposicion tantos medios para salvarlo.

§ 4. Este parrafo parece que tiene por objeto el manifestar que la opinion general del Peru estaba declarada por los disidentes, y que esta es poderosa, y solo se puede paralizar por los triunfos militares. Acaba de verse el cuadro de las desgracias que sufrio el Ejercito real en esta campana, y las ventajas inmensas que obtuvo el de San Martin en los cuatro meses y medio que mediaron desde que desembarco hasta el 29 de Enero. Y sin embargo el Sr. Pezuela, fundado en estos principios,
infiere que la situacion de los enemigos no les prometia un resultado seguro, que debian estar debilitados, destruida su moral, etc., etc.

§ 5. Es dificil comprender lo que quieren decir en este largo parrafo los autores del Manifiesto. En los primeros diez renglones y medio dejan entrever la conviccion en que estaban de que se iba a perder el Virreinato, y que de ocurrir esta desgracia se iba a atribuir a las disposiciones del Virrey,
lo que solo era efecto de la fuerza de los acontecimientos. En los 47 siguientes se proponen, al parecer, manifestar que estaba perdido el Peru desde la accion de Cha.cabuco en Chile (Febrero 1817), es decir, desde la entrada de San Martin en aquel Reino, o lo que es mas claro, desde la epoca en que el Sr. Pezuela se encargo del Virreinato; y, por ultimo, concluyen asegurando (}ue la inaccion era sumamente perjudicial, y que todos los conatos del Sr. Pezuela se habian dirigido desde el principio de la campana de 1820 a buscar y batir los insurgentes en cualquier parte que los encontrase.

Hemos dicho antes que los enemigos mas encarnizados del Sr. Pezuela no podian haberle hecho un dano mayor que el

- 3:3 —

de liacerle firmar este Manifiesto y este parrafo, es una nueva prueba de ello. Como se determinan a hablar de las desgracias de Chile, de la perdida de nuestra Marina, y, por consiguiente, del dominio
del Pacifico, y con ello de la destruccion del comercio y de la industria y de los perjuicios que ocasiona la inaccioD, habiendo ocurrido todo esto en el tiempo de su mando y sido esta la causa de su deposicion? Que fue el Sr. Pezuela quien mando a Chile a su yerno Osorio, el que ordeno desmantelar a Talcahuano, cuyo abandono inconcebible produjo la perdida de la fragata Maria Isabel y la de casi todo el convoy que transportaba la expedicion de Cantabria; que la separacion de las tres fragatas y otros buques que aun quedaban a fines de 1820 en el puerto del Callao, fue la que ocasiono la perdida de la Esmeralda, abordada en el mismo puerto, y la de la Prueba y la Venganza, perdidas en Guayaquil, donde se consumo nuestra ruina maritima?

Como se determina a decir que esperaba para operar sobre las costas a principios de 1821 la llegada de los dos navios que se le habian anunciado en Real orden de Junio de 1819, cuando en Octubre del mismo ano llego a aquellos mares la frogata Prueba, correspondiente a la expedicion anunciada, y con ella la noticia de que el Alejandro se habia vuelto desde La Linea, y que el Han Telmo se habia perdido en el Cabo de Hornos?

Y al hablar de la inaccion, que se llama con tanta razon sumamenteperjttdicial, .sera posible que se olvide que fue ella la que abrio las costas de Pisco a la expedicion de San Martin; la que le proporciono las riquezas, la recluta, los caballos y los recursos que, con sorpresa suya, encontro en aquellos parajes; la que decidio a Arenales a practicar la temeraria invasión por el corazon del Bajo Peru, en la cual conto sus triunfos por los dias de marcha, sin encontrar en ningun punto combinacion alguna que pudiera desconcertar sus movimientos?

Por ultimo, .como tiene valor para asegurar que habia tratado de batir a los enemigos, y que iba a ponerse a la cabeza 3

— 34

del Ejercito pora buscarlos decididamente, cuando se verifico su separación, resultando, como resulta, que despues de haber encardado osla operacion a la Serna, y de haberla este principiado, hizo replegar las tropas a las inmediaciones de Lima, preoisamenle en el momenlo mismo que se trataba públicamente en osla capihil, do hacer con San Martin la famosa capitulacion de que se ha. hablado anteriormente y que fue la que determino su separación?

Los autores del Manifiesto creyeron sin duda, que escribían para gente completamente ignorante de lo que alli habia pasado, pues de otra manera-no pueden explicarse los errores y contradicciones que a cada paso se encuentran.

Los llamados conjurados de Aznapuquio, deben sin embargo darles las gracias por la confesion que hacen en este parrafo, pues a pemr de la opinion que consignan de que el Peru no podia defenderse sin el arribo de fuerzas navales, y que sin el dominio del mar es imponible salvar estos paises, aquellos supieron hacerlo por espacio de cuatro anos sin recibir este auxilio, y fue necesario que por una parte se agolpasen sobro el Perú los ejércitos enemigos de toda la America del Sur, y que por otra estallase la funesta escisión de Olañeta, para que' so perdiesen aquellos dominios en la aciaga batalla de Ayacucho.

§ 6. Es cierto que el Sr. Pezuela, en 14 de Noviembre de 1820, titulo Junta directiva a la de Generales (pie tenia formada desde el principio de su Virreinato; pero tambien lo es que le quito aquel, nombre y aquellas atribuciones a. las veinticuatro horas de su instalacion, y que bajo ninguno do los conceptos influyo en ella el General la Serna, contra quien el Virrey tenia la prevencion que descubre en este mismo parrafo.

Los acuerdos en que prevalecia.n por casualidad las opiniones de la Serna.y los Generales Peliu y tal vez Vacaro eran despues . desconcertados por las sugestiones de la Mar y Llanos, que formaban slt Consejo privado, y que se hallaban, según se ha visto despues, en comunicacion abierta con los enemigos.

Asi fue que, despues de resuelta por la Junta la salida

-        35 —

de la division de 0 ‘Relly para el valle de Jauja, donde hubiera probablemente batido a. Avenales, so le hizo- marchar, por disposición particular del Virrey, al Cerro de Pasco, en ipue tuvo que rendir las armas de la manera (pie todos saben. J)e esta misma especie se podrian citar muchos hechos.:

El Sr. Pezuela. ha olvidado, por lo que respecta a su mando en el Iqjereiio del Alto Peru, que no fueron solo sus ideas, segun dice, sino lamhien las de los Generales Ramirez, Tacon, Picoaga, Alvarez, J). Casimiro Valdes y otros beneméritos Jefes, las que le sacaron de sus apuros, y la afectacion.innecesaria de este parrafo prueba, que deseaba indirectamente justificarse de la opinion de irresoluto que se tenia do el cuando ejercia aquel cargo, y que confiesa en este parrafo haberle perjudicado en el concepto como Virrey de Lima.



§ 7. Los autores del Manifiesto, consecuentes al menos en su proposito de presentar en una misma pagina unas veces perdido el Peru, otras defendido y asegurado'por las combinaciones del Sr. Pezuela; tan pronto sin comercio, sin dinero y sin recursos, como apoyado sobre medios de defensa suficientes al logro de la empresa., se lastiman en este parrafo del peligro de perderse que amenazaba al pais..en las manos de sus nuevos defensores, y al mismo tiempo nos dicen que nada probara contra el Sr. Pezuela el buen resultado de las .nuevas operaciones, mediante a' que /a conservado !i del Virrei'natu esta consiynada sobre la ver-taja de mis combinaciones y sobre el poder que yo he formado desde sus primeros elementos, a costa de muchos afanes y sarrI/.dosy>.

Si el plan del Manifiesto ha sido, segun parece, embrollar los hechos de manera que puedan convenir sus consecuencias a todos los. acontecimientos posibles, es menester confesar que han hecho una obra completa, por mas que, tratandose de asuntos tan graves, es, ante todo, preciso hablar claro. .

Al parecer, segun puede entreverse de este parrafo,- les preocupaba que los sucesores del Sr. Pezuela en el Gobierno del Peru perdiesen aquellos dominios, y que en caso de salvarlos lo hiciesen continuando su mismo sistema,

— 36 —

Si este sentimiento era verdadero, han debido tranquilizarse muy pronto, pues habrán visto que fue precisamente adoptando un plan de campana de todo punto contrario al que seguía tan obstinadamente aquel señor, es decir, que fue estableciendo por base de las operaciones el centro del Perú, en lugar de continuar apoyándolas, según él lo hacía, sobre la circunferencia, como se batió al Cuerpo de Tristán en lca, al Ejercito de Alvarado en Torata y Moquegua, al de Santa Cruz
sobre el Desaguadero, al de Sucre en Arequipa, y a la expedición de Chile en Arica, a cuyas victorias siguieron la tranquilidad de las provincias internas, incluso la de Huamanga, que no se había logrado sosegar durante los dos Virreinatos anteriores. Tantas glorias, debidas, sin duda, al uso feliz de las líneas centrales, y de que solo podra formarse juicio teniendo a la vista la Carta de aquellos inmensos paises, no podrá disputarnoslas el Sr. Pezuela, ni mucho menos atribuirse como propias, unas concepciones del todo opuestas a las suyas.

El lector habra observado en la refutacion del parrafo 3.° el genero de poder que dejo a sus sucesores el Sr. Pezuela, y ahora notara que fue cambiando por completo el sistema en que el fundaba este gran poder, es decir, abandonando a Lima y concentrandose en el valle de Jauja, como se realizaron los prodigios de que queda hecha una ligera resena.

Para que pueda formarse un juicio completo del estado del Perú en la época de que se trata, se incluye con el numero 1 A el oficio que el General Ramírez, que mandaba en Jefe el Ejercito del Alto Peru, paso al Ministro de la Guerra en l.° de Enero de 1821, en el cual se hace una pintura muy
exacta de la situacion en que en aquella fecha se encontraba el Virreinato, y se concluye manifestando que el Reino se hallaba irremisiblemente perdido si el Gobierno no remitia sin perdida de momentos, seis buques de guerra, entre ellos tres navios de linea, con los auxilios de armas, cuadros y tropas que alli se designan.

No obstante esto, y sin ninguno de los recursos que creía indispensables el General Ramírez, los Ejércitos del Rey mandaclos por el General la Serna ganaron cinco batallas y mas de 30 acciones; batieron los Ejercitos enemigos de Buenos Aires, Chile, Colombia, Quito y el Peru; dominaron 700 leguas de pais que separan el cerro de Pasco de los desiertos de Humaliuaca, y hubieran lijado para mucho tiempo la suerte de toda la América del Sur en el ano de 1824 si la escisión de Olaneta, tantas veces citada y siempre con dolor, no hubiese cortado el curso de tantos triunfos.
IV.            LOS ALTOS MANDOS ESPAÑOLES MENCIONAN A CHANGUILLO
Y NASCA EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ

Existe una polémica de doscientos años, entre historiadores peruanos y extranjeros, sobre sí se realizó o no, un combate, raid o batalla en Changuillo, actual distrito de la provincia de Nasca; entre las fuerzas realistas y las fuerzas patriotas. Las siguientes líneas pueden contribuir a brindar mayores luces sobre el tema, para seguir investigando, proceso que también contribuye a fortalecer la identidad de nuestra población de la Región Ica, en el presente año 2020, año del Bicentenario del inicio de la Guerra de la Independencia del Perú y Sudamérica…y en tiempos de pandemia:  


Pág. 43

Relación de las sorpresas más notables ocurridas durante
el Virreinato del Sr. Pezuela.

1. La de la fragata Maria Isabel con varios buques de transporte que conducían la expedición de Cantabria en el ano de 1818.
2. La que hizo la escuadrilla de Cochrane en el Callao en Febrero de 1819.
3. Las de Ica, la Nasca, Changuillas y Acarí, sobre la división de Quimper,
en Octubre de 1820.
4. La del puente de Iscuchaca, hecha por Arenales, en Noviembre del mismo año.
5. Las de Jauja y Tarma, verificadas en el mismo mes y año.
6. La del Cerro de Pasco en Diciembre.
7. Por último, la de la fragata Esmeralda, apresada dentro del mismo puerto del Callao en Noviembre del propio año.

La expedición que dice haberse salvado en virtud de sus órdenes, desembarcando en el Cerro Azul, fue precisamente por no haberlas cumplido, por lo que pudieron salvarse los 900 hombres que conducían las fragatas de guerra Prueba y Venganza, las cuales habrían caído en poder del crucero de Cochrane si los Oficiales de Marina y el General Canterac no hubieran tenido la previsión de hacerlas arribar al indicado punto, pues el de San Gayan, que era el señalado para la recalada en las instrucciones del Sr. Pezuela, había sido ocupado por Cochrane con las fragatas Maria Isabel, Esmeralda y corbeta Chacabucu, a consecuencia de las noticias que habia tenido sobre el arribo de esta expedición.

La cosa estaba dispuesta con tanta anticipación, que el bergantín la Inocencia, reunido a las fragatas por casualidad, y que hacia de descubridor, fue perseguido y obligado a estrellarse en la costa, a vista de la expedición que acababa de desembarcar, cuyo incidente salvo los otros dos buques, con la exposición que se deja comprender desde luego.
Lo que de todos modos es bien extraño, y desearíamos que se nos explicase, por que se hicieron embarcar, sin necesidad, estas tropas en el puerto de Arica, pudiendo y debiendo haberlas llevado directamente de Cuzco, para reunirlas con los restos de la división Ricafort, el batallón de Castro y escuadrones de la Guardia, que marchaban en aquella dirección sobre Lima. La marcha de estas tropas por mar, cuando por tierra se podía hacer en igual tiempo, con la doble ventaja de cubrir las provincias del interior, hace sospechar que las personas que rodeaban al Sr. Pezuela le sugirieron estas disposiciones con el objeto de comprometer las dos fragatas de guerra destinadas a transportar esta fuerza, las cuales iban tan embarazadas con el numero desproporcionado de hombres que llevaban a su bordo, que no podían hacer uso de la artillería, ni apenas maniobrar. Si, con efecto, hubo este plan, es menester confesar que estuvo muy bien concebido, pues hubieran bastado los dos Tiuques peores de la escuadra de Cochrane para apoderarse de las dos unicas fragatas de guerra que nos quedaban en aquellos mares.

§ 14. Las operaciones del Sr. Pezuela no podían ser secretas en ninguna parte que mandase, porque no gustándole nunca resolver solo por si, se valía, por necesidad, de personas de quienes no era siempre posible exigir ni esperar que guardasen sigilo. En el Ejercito del Alto Perú tuvo la suerte de
que fueran fieles los Generales y Jefes que participaban de su confianza, pero en el "Virreinato tuvo la desgracia de que los Subinspectores la Mar y Llenos, así como su Secretario privado Arrieta y el Auditor general Bedoya (que por sus respectivos destinos eran dueños de todos los secretos del Gobierno), fuesen desafectos a la causa del Rey, según se vio despues, en que todos, menos Bedoya, se pasaron a los enemigos o se quedaron entre ellos. Pam colmo de esta fatalidad, San Martin logro, según se ha dicho en otro lugar, hacerle tomar por espia un escribiente particular suyo. El Sr. Pezuela cayo en este

— 44 -

4o —

lazo, como habia caido antes el Presidente Marco en Chile, y en su consecuencia, el General enemigo era el autor de las noticias de que habla en el parrafo del Manifiesto que se contesta.
El Manifiesto mismo lo da algo a entender, pues se lee en este parrafo: No tendria nada de extrano que el enemigo hu- biese sabido mas que yo de las respectivas combinaciones, porque al fin es nolorio que mantiene comunicaciones secret s con la capital sin que pueda evitarse, y que entre, los que parecen mas fieles y juiciosos.....

Cuarta idea general
§§ lo, 1G y 17. Sobre la fidelidad que supone a los Subinspectores la Mar y Llanos, al Auditor D. Bartolome Bedoya y aun al Marques de Montemira, que tambien se unio a los enemigos, se ha dicho en la refutacion del parrafo anterior lo suficiente para poder formar juicio de la buena fe con que aconsejarian al Sr. Pezuela.

Las demas personas de quienes hace mencion, tales como el Secretario D. Toribio Acebal y los Generales la Serna y Feliu, no tenian ni podian tener influencia verdadera en las deliberaciones del Sr. Virrey, por la prevencion funesta con que los miraba. El General Vacaro acababa de ser hecho Mariscal de Campo por el Sr. Pezuela, y tanto por esto como porque sus achaques habituales y falta de oido no le permitían tomar una gran parte en los negocios, influia muy poco en los Consejos del Gobierno, y aun en la Direccion del departamento de Marina, que estaba a su cuidado, su conducta causo bastantes males a la escuadra del Pacifico.

Quinta idea, cjeneral
§18. Esta contestado en los parrafos 3.° y 7."
§19. El Sr. Pezuela confiesa en este articulo que una ca—
46 —
su alid ad imprevista frustro la sorpresa intentada por Cochrane sobre el Callao el dia 28 de Febrero de 1819.
No se ve el motivo de la importancia que da ii la revista que pasaba a los buques anclados en este puerto cuando se presentaron los del enemigo, pues fue un hecho casual, y el pasar revistas no tiene importancia alguna.

§ 20. Los siete ataques de que habla este parrafo estuvieron reducidos a un bombardeo que se propuso hacer Cochrane para alarmar la capital, ensajando al mismo tiempo los cohetes a la Conyreve, que acababa de construir en las costas de Chile. El canoneo que se sostuvo de parte a parte con este motivo no tuvo consecuencia alguna, pues Cochrane solo perdió el Teniente Bayley y un marinero del Galbarmo, y nuestra perdida no paso, si no estamos mal informados, de tres hombres muertos o heridos en las lanchas. Los' cohetes a la Conyreve tampoco produjeron efecto, y el brulote, lanzado sobre la baliin con el objeto de incendiar nuestros buques, se volo fuera de tiempo y no hizo el menor dano. Nuestra escuadra se mantuvo fondeada los ocho dias en que ocurrieron estas operaciones, y solo maniobraron las lanchas cañoneras dentro del puerto.

§ 21. En este parrafo insisten los autores del Manifiesto en que no habia ocurrido ningun suceso que anuncie una catástrofe ni que habia presidido ningun empeno desgraciado.

Esto ya se ha contestado en las refutaciones de los anteriores, y permitasenos copiar para mayor convencimiento lo que dice a este intento Mr. Sthevenson (1): Con la noticia de la victoria conseguida en Pasco sobre los realistas, la ciudad y provincia de Huanuco declararon su independencia, y las ciudades de Cuenca y de Loja, correspondientes a la presidencia de Quito,
participaron al General San Martin que habian sacudido la.dominacion extranjera e inscrito sus nombres en la lisia de los Estados libres e independientes.......................................

(i)               Tpjho ni, iol, 208, traduccion de Setter, Paris, 1826

Desde el 5 de Noviembre basta el 5 de Enero los espanole s habian perdido todas sus fuerzas navales con la toma de la Esmeralda y la desaparicion de la Venganza y de la y>Prueha. El batallon de Numancia, considerado como la nor del Ejercito y el mas firme apoyo de su autoridad, habia abandonado su causa. La división del fidelisimo General 0’Relly habia sido deshecha por fuerzas inferiores. Todas las provincias al Norte de Lima habían declarado su -inde-
pendencia y suministraban los contingentes de hombres y otros artículos necesarios al Ejercito, acampado entonces a 30 leguas de la capital del Peru. Los españoles lo habían perdido todo menos la esperanza, que es el ultimo consuelo de los hombres a quienes no queda otra cosa.
C 22. El tono de las comunicaciones del Sr. Pezuela con amigos y enemigos siempre ha sido el que estaba en su carácter, a saber: complaciente o arrogante, segun las circunstancias.

Es esto tan cierto, que después de haber prohibido al General la Serna admitir parlamentarios enemigos cuando mandaba el Ejercito del Alto Peru, llego su atencion con los Comisarios de San Martin hasta el extremo de llevarlos a su casa de recreo de la Magdalena (media legua de Lima), donde les prodigo todo genero de obsequios.

Esto, sin embargo, podría dispensarse al Sr. Pezuela, pero lo que no se le puede disculpar ni se comprende, es que solicitase de San Martin el armisticio de Pisco a lus cuatro dias de haber este desembarcado, y que abriese en seguida las conferencias de Miradores (legua y media de Lima), con las que no solo lograron los enemigos ponerse en contacto con todos sus partidarios de la capital, reconocer nuestras fuerzas y observar el espiritu del país en las 50 leguas que mediaban desde Pisco al punto de las conferencias, sino que obtuvieron tambien el tiempo y los recursos necesarios para montar su caballeria, hacer una recluta numerosa, facilitar víveres y transportes, y
en suma, las noticias y los medios abundantes con que se dispuso y realizo la expedición de Arenales, de que se ha hablado en diferentes lugares que principio sus operaciones el mis-
- 47 —
— 48 —
ino dia que concluyo el fatal armisticio nombrado de Miraflores.

Los que el General Pezuela llama sus contrarios estaban entonces a 500 leguas de Lima, en el Ejercito del Alto Peru, y, por consiguiente, no pudieron hacerle la censura que supone, mucho menos tratándose de las provincias que precisamente ocupaban ellos, y a cuya posesión, según se vio después, daban mas importancia que a las que estaban situadas sobre las costas del Pacifico, inclusa la capital.

La alusión maligna que se hace en este párrafo contra la conducta de los Generales y Jefes expedicionarios esta refutada por sus hechos, porque al fin siempre resultara que fueron ellos los ultimos que tremolaron la bandera española en el continente americano. Por otra parte, las carreras que hicieron los Jefes, hijos del pais, y la consideración que se dio a sus Cuerpos haciéndolos de linea, cuando solo tenían el carácter de milicias provinciales, harán ver en todo tiempo si los Generales expedicionarios miraron con desprecio, segun se pretende en este intencionado párrafo, la suerte y los servicios de los Oficiales que habian peleado antes de su llegada a aquellos países por la causa de la Metrópoli.

Las transformaciones que se hicieron en los Cuerpos fueron solo de orden, en todas ellas ganaron los Oficiales del pais, en ninguna se procedió sino en virtud de las ordenes e instrucciones del Gobierno. Y, sobre todo, si eran malas o desacertadas, es bien raro que el Sr. Pezuela, que las califica de tales en este parrafo, y que pudo desaprobarlas como Virrey, ias consintiese, y que el mismo en ocasiones las hiciese en los términos que manifiesta el documento que acompana con el numero

27 B.
Respecto a 'la campana de Salta del año 17, en que apuran toda-su inquina los autores del Manifiesto, sabe muy bien el Sr. Pezuela que el solo fue el autor exclusivo de las desgracias que atribuye con tanta injusticia al General la Serna. Nosotros contestaremos al ataque que nos hace con este motivo, copiándole las observaciones a que ha dado lugar el diario de
— 49 —
la campana de Salta de 1816 y 17, que, como apéndice, se incluye en los documentos justificativos (1).


V.              EL GENERAL VALDEZ, EL ENEMIGO FORMIDABLE DE SAN MARTÍN, AUTOR DEL LIBRO “REFUTACIÓN QUE HACE JERÓNIMO VALDÉS DEL MANIFIESTO QUE JOAQUÍN DE LA PEZUELA IMPRIMIÓ EN 1821 A SU REGRESO DEL PERÚ”   

Jerónimo Valdez, natural de Villarín en Asturias (4 de mayo 1784)…en su juventud había estudiado para abogado, y desde entonces adquirió la pasión por los libros que no le abandonó jamás. Con la invasión francesa entró al servicio y se dedicó con tanto afán y provecho, que con el estudio y la experiencia era tan apto para combatir como para dar lecciones del arte militar.

A la cabeza de su batallón oía misa los domingos y días feriados, y rezaba el rosario todos los días…severo observador de la táctica y de la disciplina, sus soldados se distinguían por su limpieza, la precisión en las evoluciones militares, el manejo del arma, el aire marcial, la gracia al andar, y esa apostura orgullosa al cuadrarse y saludar, privilegio de los que aprendieron en la guerra el desprecio del peligro.

Su división, superior a todas las realistas y también a las independientes, era una agrupación de fanáticos que se habrían dejado matar por él….

Era de estatura mediana, más bien bajo que alto, de facciones regulares, algo moreno, bien parecido, en cuya fisonomía simpática campeaban dos grandes ojos rasgados, chispeantes de energía e inteligencia.

Vestía un gabán plomo claro hasta los tobillos, chaleco largo cerrado, pantalón corto aprisionado en medias gruesas negras de lana ligadas a medio muslo, medias botas de cuero, espada al cinto, sombrero de vicuña de alas anchas, debajo del que se dibujaba su birrete negro y un gran poncho blanco de lana o dril según las estaciones. Fumaba puros que a veces envolvía en un papel cualquiera, por haberse desecho o roto con las rudezas del camino.

Era el ídolo de sus soldados; el enemigo más temible de los patriotas; el único respeto de La Serna y el baluarte más firme en América de los derechos del trono. Tal era el Jefe de Estado Mayor.

HISTORIA DEL PERÚ INDEPENDIENTE
Por: M. NEMESIO VARGAS
Págs. 219 - 220
LIMA
IMP. DE LA ESCUELA DE INGENIEROS
1903
BIBLIOTECA MUNICIPAL “JOSÉ DE SAN MARTÍN” ICA
HP         390


VI.            CONCLUSIONES:

Queda confirmada la vital importancia de la hoy denominada Región Ica, para el inicio victorioso de la Guerra de la Independencia del Perú y Sudamérica, con hechos documentados por los mismos altos mandos del Ejército Real del Perú; militares españoles que se sublevaron y depusieron al Virrey Pezuela y apoyaron al nuevo Virrey La Serna, con quien lograron mantener la guerra por recapturar el Perú, durante cuatro largos años.

Queda confirmada la desidia e indiferencia de los gobiernos centrales de la República del Perú, que no le dieron importancia a los personajes, hechos y escenarios históricos, de la Región Ica, durante el proceso de la Independencia Nacional; a excepción del monumental trabajo de investigación, impulsado por el gobierno militar en los años 1968 a 1974, con la publicación de 106 libros de la “Colección Documental de la Independencia del Perú”, valiosa obra de grandes historiadores peruanos, quienes han resaltando la participación y contribución de la Región Ica a nuestra Independencia Nacional.

Es necesario una nuevo impulso del actual Gobierno Central, en tiempos de pandemia y post pandemia, de financiar nuevas investigaciones históricas, actividades y proyectos educativos, actividades y proyectos editoriales; en modo físico, presencial y virtual, y financiar campañas publicitarias fomentando la HISTORIA Y LA IDENTIDAD NACIONAL en el Bicentenario de la Independencia Nacional.

ICA – PERÚ

Miércoles 22 de julio del 2020

Mag. Juan Carlos Romaní Chacón
Municipalidad Provincial de Ica
Biblioteca Municipal “José de San Martín”
FUENTES:

HISTORIA DEL PERÚ INDEPENDIENTE
Por: M. NEMESIO VARGAS
Págs. 219 - 220
LIMA
IMP. DE LA ESCUELA DE INGENIEROS
1903
BIBLIOTECA MUNICIPAL “JOSÉ DE SAN MARTÍN” ICA
HP         390






    




No hay comentarios.:

Publicar un comentario