Episodios de la Guerra de la Independencia
LOS MILITARES ESPAÑOLES SUBLEVADOS EXPLICAN LAS CAUSAS
QUE MOTIVARON LA PÉRDIDA DEL PERÚ
Durante la Guerra de la Independencia del Perú y Sudamérica (1820 -
1824), los altos mandos militares del virreinato del Perú, sostuvieron rivalidades,
desacuerdos y enfrentamientos, que terminaron con el golpe de estado al Virrey
Pezuela, y la asunción al poder, del nuevo Virrey La Serna. Culminada la
guerra, España perdió a su joya más preciada, el Virreynato del Perú, su
colonia más grande y que le reportó miles de toneladas en oro y plata, durante
trescientos años. Y los militares españoles vencidos, de vuelta en su tierra,
empezaron a escribir documentos y libros, justificando su derrota, atacándose
mutuamente y señalando a los culpables….sus mismos compañeros de armas.
Este artículo pone en relieve, valiosos hechos históricos, documentados
por los altos mandos del Ejército Real del Perú; que comprueban la vital
importancia geopolítica, económica y militar, por ejemplo; del actual territorio
denominado Región Ica, al inicio de la Guerra de la Independencia, con la
llegada de la Escuadra Libertadora a la bahía de Paracas, Pisco; el histórico
desembarco de la Expedición Libertadora del Perú, al mando del General don José
de San Martín, el 8 de setiembre de 1820 y la victoria Primera Campaña de la
Sierra, al mando del Coronel Mayor Juan Antonio Álvarez de Arenales
Asimismo, el artículo aporta datos valiosos para
aclarar una fuerte polémica de doscientos años, entre historiadores peruanos y
extranjeros, sobre sí se realizó o no, un combate, raid o batalla en
Changuillo, actual distrito de la provincia de Nasca, Región Ica; entre las
fuerzas realistas y las fuerzas patriotas. Los datos presentados brindan
mayores luces sobre el tema, para seguir investigando, proceso que también
contribuye a fortalecer la identidad de nuestra población de la Región Ica, en
el presente año 2020, año del Bicentenario del inicio de la Guerra de la
Independencia del Perú y Sudamérica…y en tiempos de pandemia.
Cabe precisar que una investigación histórica o de otra especialidad
profesional, nunca termina, siempre se descubren nuevos datos, que contribuyen
a fortalecer y enriquecer la cultura dinámica de nuestros pueblos, siempre en
constante cambio y evolución.
Es el caso que algunos miles de archivos y documentos históricos, y
valiosos libros de doscientos años de antigüedad, sobre la Guerra de la
Independencia del Perú y Sudamérica; olvidados y desperdigados por el mundo;
continúan apareciendo y continuarán apareciendo, conforme al interés de los
investigadores de las diferentes especialidades, y a medida que evolucionan las
nuevas tecnologías de la información y comunicación. Uno de estos documentos,
reunidos en cinco tomos, lleva el título de “Documentos para la historia de la
guerra separatista del Perú” publicado durante los años 1894 – 1898, en Madrid,
España; y que se encuentra a disposición del público en la siguiente dirección
en internet:
I.
INTRODUCCIÓN:
Antes de desarrollar el presente
artículo, repasemos el resumen del contenido de ésta valiosa obra: “Documentos para la historia de la
guerra separatista del Perú” (1894-1898)
Título: Documentos para la historia de la guerra separatista del Perú /
publicados por el Conde de Torata
Publicación:[Madrid] : [s.n.], 1894-1898 (Madrid : Imprenta de la Viuda de M.
Minuesa de los Ríos)
Descripción física:5 v. : il. ; 29 cm
Notas:Copia digital : Biblioteca de Asturias "Ramón Pérez de Ayala",
2014
Contiene:Contiene: T. I: Exposición que dirige al Rey Don Fernando VII Jerónimo
Valdés sobre las causa que motivaron la pérdida del Perú desde Vitoria, á 12 de
julio de 1827 -- 256 p. -- T. II: Refutación que hace Jerónimo Valdés del
Manifiesto que Joaquín de la Pezuela imprimió en 1821 a su regreso del Perú --
513 p., [1] h. de map. col., [1] h. de map. col. pleg. -- T. III: Refutación
que hace Jerónimo Valdés del diario que escribió José Sepúlveda sobre la última
campaña del ejército español en el Perú en 1824. -- 508 p., [5] h. de map.
pleg. -- T. III doble: Apéndices del tomo III de documentos para la historia de
la guerra separatista del Perú -- 585, [8] p. -- T. IV: Traición de Olañeta. --
LV, 518 p.
Autores
secundarios: Torata, Fernando Valdés y Héctor Conde de Valdés, Jerónimo, 1784-1855
CDU:94(85)"1820/1829"
Tipo de
publicación: Libros
II.
EXTRACTOS DEL
TOMO II:
REFUTACIÓN QUE
HACE JERÓNIMO VALDÉS DEL MANIFIESTO
QUE JOAQUÍN DE
LA PEZUELA IMPRIMIÓ EN 1821 A SU REGRESO DEL PERÚ
(Se ha respetado
el texto original, con sus respectivos defectos, quemaduras y manchas, tal como
se encuentra en el facsímil publicado en internet).
Pág. 5
Prólogo
La separación del Virrey del Perú, General D. Joaquín
de la Pezuela, impuesta por varios Jefes del campamento de Aznapuquio, el 29 de
Enero de 1821, fue un suceso de la mayor transcendencia para los destinos de
aquel país.
Juzgado este acto como una insurrección puramente
militar (2), ha sido el origen de los cargos que nos han dirigido, tanto
mas cuanto que la maledicencia lo ha unido con la perdida de la batalla de
Ayacucho, dada el 9 de Diciembre de 1824,
como si estos dos hechos hubiesen tenido entre si la
menor relación, y aunque así no fuese, cuando los cuatro anos transcurridos de
uno a otro, de incesantes victorias y sacrificios de todo género, habían mas
que bastado, para lavar cualquiera mancha que pudieran tener, los al fin
vencidos,
por su participación en la deposición del Virrey.
Pero la separación del General Pezuela, lejos de
deber ser calificada de esa manera, fue una necesidad (dolorosa si se quiere),
dado el estado del Perú en aquella época, puesto que el Virrey, prevenido
contra el General la Serna, no accedió a ninguna de las indicaciones que se le
hicieron, de separar a los Consejeros de cuya lealtad se dudaba, de sacar al
Ejercito
(1) Localidad situada a una legua al Norte de
Lima. Estas leguas deben ser
de 8.000 varas
(6.687 metros), pues a ellas se refiere el Almanaque Peruano y
guia de forasteros
para el ano 1821.
(2) Manifiesto del
General Pezuela, pág. 13, párrafo Hecho.
— ()
a combatir con el de los enemigos, no aceptando tampoco
el que fuese preciso el abandono de Lima. La situación, sin embargo, era
critica a mas no poder, y es necesario que quede consignada muy en claro, para
que se pueda discutir sobre hechos concretos.
Lima estaba bloqueada por mar por la escuadra chilena
desde principios de 1819, y por tierra por las montoneras (1), apoyadas por el
Ejercito de San Martin, que habiendo desembarcado en Paracas (tres leguas de
Pisco) el 8 de Septiembre de 1820, se trasladó a Ancón en Octubre del mismo,
así que la entrada de víveres era muy escasa, tanto
mas cuanto que Chile y Trujillo, ya perdidos (2), habían sido sus graneros, y
la expedición de Arenales al interior, llevando la insurrección hasta la
sierra, interceptaban la llegada de recursos de toda clase, sobre todo de hombres
y ganados. El
hambre se sentía en aquella populosa población, y
era cuestión de tiempo, y no largo, el llegar a las mayores escaseces.
El Ejercito, encerrado en tan voluptuosa ciudad,
sintiendo los primeros gérmenes de la epidemia que habia de sufrir en el otoño
(3), se hallaba compuesto en su mayor parte de indios,
que siempre muy propensos a la deserción, lo estaban
mucho mas en aquellos momentos, por los trabajos que con este objeto hacian,
agentes de.uno y otro sexo, de los insurgentes, por lo que abandonaban sus
banderas, no ya solo los soldados, sino los Jefes y Oficiales, y hasta
batallones enteros, como el de Numancia, por lo cual se iba deshaciendo como el
hielo y no era difícil predecir el momento en que estaría aniquilado por su mal
espíritu y reducido número.
El comercio, de quien principalmente se sacaban los
recursos, estaba descontento y arruinado con el bloqueo: los leales se
encontraban desanimados y sin confianza en el Virrey por el numero' y magnitud
de las desgracias ocurridas
(1) Se llaman
montoneras a las partidas de paisanos que se armaban por el
momento y salian a
hostilizar sin genero ninguno de instrucción ni disciplina.
(2) En 1818 y en
Diciembre de 1820.
(3) Hay que
recordar que las estaciones están allí cambiadas con las nuestras.
durante su mando y la clase de personas que le
rodeaban y servían de consejeros; mientras los tibios procuraban ponerse en
buen lugar con el nuevo poder que aparecía.
Las masas removidas por hábiles conspiradores,
dispuestas para lanzarse a la lucha cuando el hambre y las deserciones hubiesen
hecho su camino, teniendo la espalda guardada por San Martin, que con su
Ejercito en Huacho y Retes y las avanzadas a solo siete leguas (4 Enero 21),
manejaba todo este teclado y acechaba el momento de caer sobre su presa, a la
vez que el Ayuntamiento, compuesto de las personas más influyentes, pedía que
se capitulase, y el mismo Virrey expresaba esta idea en la Junta de Guerra,
como se ha dicho en la Exposicion al Rey de 12 de Julio de 1827 (1).
Y dada esta situación, que camino quedaba para
salvar el Perú, cuando el Virrey desechaba el único que se podía seguir? .Que
otro modo de realizarlo, si el General Pezuela a nada accedía?
!Cabe mayor abnegación, mayor amor a la Patria, que
haber ejecutado este acto, el de su separación, que tantas responsabilidades
encerraba ante Dios y los hombres, en vez de cruzarse de brazos y dejarse
llevar de la obediencia ciega y pasiva!
Si tal hubiesen hecho, el Perú se habría perdido
cuatro anos antes; pero nosotros no tendríamos que venir aqui a protestar de la
injusticia con que hemos sido tratados.
Es, pues, por la importancia que tiene todo lo que
se rellere al esclarecimiento de este suceso, por lo que publicamos ahora como
segundo tomo de Documentos para la historia de la guerra separatista de aquel
país, la Refutación (inédita) del Manifiesto que el General Pezuela dio a luz en
1821, tan luego como llego a España.
Este escrito, si bien en su esencia no es otra cosa
que una ampliación de la primera parte de la Exposición que ha constituido el
tomo anterior, tiene sobro ella la ventaja de la mayor
extensión, de los mayores detalles, de que su
carácter no (1) Tomo I, pág. 55. oficial da mas libertad a las apreciaciones,
sin que por eso pierda su autoridad, por lo que confirma o prueba de nuevo,
por la que tiene su autor, y porque, contestándose párrafo
por párrafo al Manifiesto, nos da ocasión para publicar este, hoy poco conocido
y difícil de hallar, y que es de necesidad
tener a la vista para que el lector forme su juicio.
Y al hacer este estudio, no hay que olvidar lo que
dice en su Manifiesto el mismo General Pezuela sobre el estado del Perú y
posibilidad de su defensa, pues en el se lee:
≪Empezó ≫luego a escalonarse la fatal
cadena de ocurrencias que, aili-≫giendo
sin intermisión la época de mi administración, ha ≪conducido progresivamente el
Virreinato a la crisis terrible
≪que va a decidir perentoriamente
de su suerte≫
(1); y en otro lugar: ≪Y
lo será de la perdida total de la America (la de ≪nuestro poder naval en el
Pacifico) si no se verifica el arribo ≪de
las fuerzas navales que se esperan en consecuencia de ≫mis vehementes clamores y de haber asegurado reiteradas
veces ≪al
Supremo Gobierno que sin el dominio del mar es imposible salvar estas
posesiones)) (2).
Y más adelante:
≪El problema de la conservación de
la ≪América
ha de resolverse en la Península; si arriban oportunamente los refuerzos
que yo he pedido con toda (a urgencia apropia de este conocimiento, muy
vana sera la gloria de los ≪nuevos
gobernantes≫
(3).
Y como en los cuatro anos que el General la Serna
fue Virrey no recibió el menor auxilio, ni maritimo ni de otro genero, resulta
que este realizo lo que el General Pezuela creía imposible, dando tiempo mas
que suficiente para que de la Península hubiesen ido los socorros pedidos.
Sobre estos dos documentos, la Refutación y el
Manifiesto, habremos de decir lo menos posible, pues lo que interesa conocer es
lo que sus autores pensaron; así que los reproducimos tales como han llegado a
nuestro poder.
— 8 —
(1) Párrafo 10.
(2) Párrafo 5.6
(3) Párrafo 7.R
— 9 —
La Refutación se ha debido empezar a escribir muy
poco después de la Exposición al Rey, que ha constituido el tomo I, pues así se
dice en ella al tratar de los párrafos 45 al 47.
Cuando se concluyo es mas difícil de fijar; fue por
lo menos a principios de 1831, pues en el párrafo 9." se cita el Manifiesto
del Marques de la Concordia (1), que es de Diciembre de 1830; del mismo ano es
el documento justificativo 4 A que le acompaña, y en el párrafo 25 se hace
referencia
a la obra de Miller, que el autor no conocía en
Septiembre de 1829, según carta suya a Torrente, no siendo probable que se
hiciese para la obra de este historiador, pues de ello no encuentro rastro
alguno, tanto mas cuanto que esta aparece impresa en 1829 y 30. Debió, pues,
escribirse para darse
al publico acaso como rectificación de dicha obra de
Torrente (2).
El largo periodo de incubación que atribuimos a esta
Refutación, no es de extrañar si se toma en cuenta que su autor, el General D. Jerónimo
Valdés, fue nombrado Segundo Cabo del distrito de Aragón en Septiembre de 1827;
y es probable que, no solo las obligaciones de este destino le distrajesen de
aquella tarea, sino presumible que su colocación se mirase como indicio de que habían
cesado, las prevenciones que había contra el, y también la lucha de personas
que se vislumbra.
Lo es también que al cesar en dicho cargo
(Septiembre 1829), nada menos que por un semi destierro a Badajoz, la cuestion
se recrudeciese de nuevo y volviera a ocuparse de este trabajo, que la muerte
del General Pezuela, ocurrida en (1) Breves observaciones sobre el Suplemento a
la Gaceta de Madrid de 26 de Octubre de 1830, o necrología del Teniente
General de los Reales Ejercitos
D. Joaquin de la Pezuela, Marques de Yiluma y Virrey
que fue del Peru, para la mas genuina inteligencia de todo lo que tiene
relacion con el Gobierno de su antecesor D. Jose Fernando Abascal y Sousa,
Marques de la Concordia Espanola del Perú y Capitan General de los Reales Ejércitos.
(2) Quien conocio esta Refutacion fue el General
Camba, Memorias para la historia de las armas espanolas en el Pera, tomo
I, pag. v, bajo el nombre de Impugnacion razonada.
— lo —
Septiembre de 1830, paralizaría mas o menos, y
sucesivamente, los sucesos en que el país se vio envuelto, y e) tiempo que iba
pasando y le quitaba el carácter de más o menos actualidad.
La forma es pesada, difusa y llena de repeticiones,
efecto de contestarse párrafo a párrafo al Manifiesto del General Pezuela, que
a su vez adolece de iguales defectos, por haber seguido del mismo modo al
oficio de intimación para que dejase el mando.
El Manifiesto esta fechado en la
Magdalena (1) a 8 de Abril de 1821, o sea durante los cinco meses (2) que el
Ge-
Ge-
(1) Localidad a media legua de
Lima.
(2) La Refutacion dice dos meses
y medio (parrafo 116), y la misma fecha del Manifiesto, al coincidir con el
embarque de la Virreina, parece que da razón a esto; pero en la obra de
Torrente, que, como es sabido, estuvo en muy buenas relaciones con los
Pezuelistas, se lee lo siguiente en el tomo III, pagina 148: ≪Su esposa y familia se embarco
con todo el equipaje el 8 de Abril.....≫
≪y
el 29 de Junio el mismo General en la goleta anglo-americana Washinyton.....,
sin mas compania que la del Coronel Cevallos, Marques de Casares y el Alferez
de navio Llerena, ni mas vestidos que los simplemente puestos≫. Sin gran importancia, que hayan
sido dos y medio o cinco meses, de no fijarse sino en las ultimas palabras copiadas,
podria creerse que ellas confirmaban la queja que han manifestado, de haber
estado expuesto el General Pezuela, durante su estancia alli, a mezquinas
molestias por parte de los que le
separaron. El equipaje apai‘ece, sin embargo, que se lo llevo la familia; y en
cuanto al corto numero de acompanantes, todos los dias se ve lo mismo con los
poderes caidos. Por lo demas, a Torrente hay que leerlo con cuidado por ser muy
parcial del General Pezuela y hasta de Olaneta. Como documento curioso,
relacionado con este embarque, copiamos el siguiente:
≪Al Sr. Guillermo Shireff,
Comandante de la fragata de S. M. B., La Andromaca.— Particular.— Lima,
Febrero 28 de 1821.—Por la apreciable carta de V. y la que se sirve incluirme
del General enemigo S. Martin, quedo impuesto de la oposicion de este en permitir
el embarque del General Pezuela, y doy a V. las gracias por su ofrecimiento de
escoltar el buque británico en que la senora del General Pezuela determine
embarcarse. A la carta oficial de V. tengo contestado, y solo anadire que, si
reflexiona sobre los antecedentes y datos que motivaron el arresto de los dos
Oficiales en el Callao, que decían ser de la marina inglesa, y sobre mi
condescendencia en disponer que se entregasen al Comandante de la corbeta de
guerra de S. M..B. La Conoay, luego que me manifesto que pertenecían a
dicho buque, debe de conocer que mis deseos no son otros que evitar ocurrencias
que puedan alterar la
tranquilidad publica y la buena armonia que reina entre nuestras respectivas
naciones. Aunque mi providencia relativa a prohibir que extranjero alguno
desembarque sin el correspondiente permiso sea contrario a lo que se ha estado
observan- l i beral Pezuela permanecio alli despues de su separacion; fue impreso
en Madrid en el mismo ano 1821. de la separacion, y
aunque eslo podria hacer suponer
que lardaria algun tiempo en ser conocido en America, no fallo una mano..... impia
que ese mismo ano publicase en Rio Janeiro los tres folletos anonimos que
reproducimos (1).
Aunque la Refutacion no lo dijese
repetidas veces, no es dificil admitir, no solo que el Manifiesto no fue
escrito por el.
General Pezuela, pero que ni
siquiera lo reviso, siendo seguro que entonces se sabria quienes fueron sus
autores, sin que nosotros hasta ahora hayamos dado con sus nombres; pero Jo que
su lectura si demuestra, es que estaban bajo la influencia de ideas
separatistas, si no eran insurgentes del todo,
pues es dificil explicar, solo
por la pasion, algunos de los juicios que se ponen en boca del que habia sido
Virrey.
Creemos que no debió de
publicarse, pues aun hoy, después de setenta y cuatro anos que han
transcurrido, causa penosa impresión estas personalidades, y lo que fue
entonces tanto mas facil, cuanto que no era necesario porque el General Pezuela
ya había acudido al Rey, segun nos dice en los do hace algunos anos en este
puerto, es, sin embargo, conforme con los últimos tratados y con lo que exige
el critico y extraordinario estado de estos países; además que mi citada
providencia no impide el que los buques ingleses y demás naciones amigas y
neutrales entren en el puerto del Callao y si solo que individu^ alguno de
ellos desembarque sin que antes precoda el permiso de la autoridad superior,
para lo cual, y para que se les facilite lo que puedan necesitar, tengo
prevenido lo conveniente al Comandante general del apostadero del Callao.
Es cuanto tiene que contestar a
la indicada carta de V. este su atento seguro servidor, José de la Serna.≫
(1) Apendice num. 3.—El primero
de estos folletos, que se supone escrito en Lima, es un extracto del Manifiesto
en sus argumentos mas generales, al paso que los otros dos se contraen en su
mayor parte a la difamacion del General la Serna y de los Oficiales que tomaron
parte en la separación.
La conexion de estos ononimos con
el Manifiesto es visible, y si no son de la misma mano, es innegable que
quien.las escribió conocia el texto de aquel, es decir, que este fue allí
comunicado antes de ser impreso en Espana, bien por los autores o por alguna
infidencia.
Es también verosímil, por sus
fechas probables, que el primero se enviase al Janeiro en el mismo buque que la
Virreina, y los otros dos en el del General Pezuela.
- 12 —
parrafos 30 y 1I7, y la opinion
publica on Espana tenia poca importancia; la exiranjera nos era indiferente u
hostil y enemiga la americana.
En cambio, lo mismo el Manifiesto
que los tres folletos anonimos debieron hacer mucho dano a la causa do Espana en
el Peni, por lo que en ellos se denigra a la Serna y a los principales Jefes
que le secundaban (!) en la defensa de aquel pais, y porque hace resaltar las
prevenciones que suponen
que estos tenian a los oficiales
del antiguo Ejercito (2), tema peligroso que personalmente conocia el General
Pczucla do cuando en 1813 iue al Ejercito del Alto Peru a reemplazar al General
Goycncche (3); estimulo a divisiones y desmallados,aun mas favorables a los
insurgentes que la de su separacion, de que se lamenta en esto concepto (4),
sembrando de este modo, si bien inconscientemente, acaso la primera semilla de
la traicion de Olañeta, que tuvo buen cuidado de
reproducir este argumento en
documentos emanados de el o de los suyos (ii).
En cuanto al fondo do los dos
escritos, hay mucha diferencia.
En el Manifiesto se trata mal,
muy mal, a los Jefes que firmaron la inlimacion, particularizandose en cuatro
de ellos: Canterac, Valdes, Camba y Seoane, o mejor dicho, solo en el segundo y
en el General la Serna, al que se trae a la escena, aunque su nombre no figure
entre los do aquellos.
Los ataques son en gran parte
personales y ajenos al esclarecimiento del asunto, y tan persistentes que se
encuentran en 40 o mas párrafos de los 110 que tiene el Manifiesto (6).
(1) Parrafos 26, 27, 101, 104 a
106, 112 y otros muchos.
(2) Parrafos 22, 05 y 103.
(3) Torrente; t. I, pag. 350, 351
y 354.
(4) Parrafo 28.
(5) Vease tomo 1, documentos
justificativos numeros 41, 49, 74, 79 y otros.
(6) El Manifiesto no tiene
numerados los parrafos, pero lm sido preciso hacerlo por el modo como se le
contesta. Tambien se hace referencia d la paginación suya, pues a veces se le
cita de este modo. Por ultimo, d los documentos jus*
— 13 —
Pase que se pongan como del
General Pezuela apreciaciones como las de ≪cuatro
cerebros exaltados≫
(i), ≪juventud
audaz≫
(2), ≪miras
ambiciosas de aquellos≫
(3), ≪fanfarronadas,
altiveces≫ (4), ≪espiritus ligeros≫ (5), y cuya relacion seria
interminable si hubieramos de citar todas las que contiene; pero en cambio es
sensible figuren como suyas otras .como ≪se
avergonzarian por grande que sea su arrogancia cuatro Jefes animadores de la
sedicion≫
(6), ≪erupciones
indecentes propias de la educacion de sus autores≫ (7), ≪es una insolencia, han dispuesto
indignamente, marca vergonzosa del crimen≫
(8), ≪avilantez
de los Jefes≫
(9), ≪miserable
parcialidad ≫
(10), y tantas y tantas otras parecidas que nos traen a la memoria, lo que
cuenta Bulnes (11) del modo que tuvieron de dirimir sus diferencias Lord
Cochrane, Almirante de
la escuadra chilena, y el^| desafio
que habia de con* sobre el puente de p ' ciada en el Cí camino^
donde su adversario que- habi. ballerosamente.....
(: avenencias particuladefiende! pitan Guise, conviniendo en un Len cual de los
dos llegaba antes .guerra Esmeralda, andetenido en su la banda por estaba
alli su !to, le saludo cade solventar desla causa q re se * 1 2 3 4 5 6 7 9 10
12 tificativos de la Refutacionl.^^^^^^^^JK.・tc>namos respectivamente con
las letras AyB.
(1) Exordio.
(2) Parrafo 5.u
(3) Parrafo 7.”
(4) Parrafo 22.
(5) Parrafo 26.
(6) Parrafo 12.
(7) Parrafo 27.
(6) Paj
(9) Parrafo 54.
(10) Parrafo 92
(11) Historia de uv. Expedicion
libertadora del Peru, por Gonzalo Bulnes.-
Tomo I, pagina 482, SeyOugo de
Chile.
(12) Esta fragata fue\ "‘da
el 6 de Noviembre de 1820.
- 14 —
En cambio en la Refutacion, si
bien los cargos son muy duros, se ve por lo general el deseo de salvar la
persona del General Pezuela y no discutir sino los hechos, pues ademas de la
diferencia que muy repelidas veces establece entre aquel y los que redactaran
el Manifiesto, se hacen apreciaciones tales como ≪respetable bajo otros conceptos≫, ≪sus infieles consejeros≫, ≪su mucha edad y poca salud≫, ≪deseaba sinceramente salvar el
Peru≫
(1), ≪las
intenciones mas puras, que no participaba de las malversaciones, sin luje, sin
perdidas, sin vicios≫
(2), ≪apoderados
de los consejos, del Sr. Pezuela≫
(3), y esta impresión subsiste hasta en ha*. relaciones nrivaudo. pues en una
carta a. Torrente de S^rmembre de 1829, leemos:
≪A quien aparte de nuestro pie:1,
apreciado siempre.≫ Un
juicio hay en la Refutar.
presiL nado dolorosam' suprimir. Y
a por üh1'1' .A a ie dolore. Era” ol dn.pu ce queios teni' por ey que ocup conocer
que anchoe • en riador v .r. ('.) dorna nervio tai -p'c 'ehe.bua o de SuwarMf
.Que explicacion dar cierran? No lo c o n c t . aca^o no ha t por.≫ I lo. tomahnm#- como una rordio)
que nos ha imuno no hen Huerido PV V y perseguido tantas ge.,, pareaa <=tro
la muerde; o milicia y debia de proporcionar pronto de quien el hi≪'
≪ciue
era de un . .ere- ele Carles XII Oue miste-’o en-
(1) Párrafo (Exordio).
(2) Párrafo 58 al 64.
(3) Párrafo l i i y 112.
(4) Memorias.—Tomo II, pag. lo, .
— 15 —
nuestro deber es perdonar lo que
el perdono: pero sentimos no saber lo que debemos olvidar.
Por último, para nosotros esta Refutación
está escrita por el General D. Gerónimo Valdés, y por eso la publicamos y hacemos
nuestra.
Madrid 4 de Mayo de 1895.
El Conde de Torata.
III.
EL PRINCIPIO DEL
FIN:
Pág.
21
El Sr. Pezuela debió comprender
el estado verdadero de su crédito cuando llego (i Lima y se encargo del Virreinato,
pues contra lo siempre observado en America y en todas partes, vio que la
salida de su antecesor, el Marques de la Concordia, era un dia de luto y de consternación
en la capital (1); al paso que su sucesor en el Ejercito del Peru, el General
la Serna, que desembarcaba al mismo tiempo en las costas de Arica, era recibido
con un entusiasmo extraordinario por los
pueblos y las tropas de que aquel
acababa de separarse, circunstancia para el tanto mas sensible, por el
contraste que formaba con el frio recibimiento que le liabia hecho el mismo Ejercito
cuando fue a relevar al General Goyeneche en 1813.
Esta diferencia fue tal vez el
origen de la falta de armonía con que desde un principio se establecieron las
relaciones con la Serna, y hasta acaso influyo en hacerle emprender en 1816 la
campana de Salta con solo 3.581 hombres, en la cual, no pudiéndose proponer ni
batir ;i Belgrano, que se hallaba en el Tucumán con 4.200 hombres, ni llamar la
atención de San Martin, que operaba con otros tantos sobre las cordilleras de
Chile, a 400 leguas, fue, o un gran error, o no podia tener otro objeto que
desacreditar al nuevo General del Peru, y hacer que su inevitable desgracia
formase un contraste notable con las victorias de Vilcapugio, Ayohuma y Viluma.
El Virrey no contaba si discurria
de este modo, que siendo suyo el plan de campana, y habiendolo resistido el
General la Serna hasta donde permitia la disciplina, era el y no este sobre
quien al fin habia de caer la responsabilidad y el descredito.
Asi sucedio, en efecto, y esta
malhadada campana vino et ser despues el primero de los cargos que se le
han hecho por su manejo y direccion del Virreinato.
A la campana de Salta siguio la
expedicion a Chile en 1818, cuyo mando confio (i su yerno el Brigadier
Osorio, bajo el equivocado concepto de que era posible la reconquista de aquel
Reino con 4.500 hombres, estando defendido por (1) Sthevonson. Traduccion de
Setier, folio 65, tomo III.
-22
—
San Martin con un Ejército de
11.000 soldados de linea, los habitantes de cuatro provincias armados en masa y
una excelente artilleria. Osorio perdio su Ejercito en la batalla del Maipu (5
de Abril de 1818), a los veinte dias de haber batido el Brigadier Ordonez !'i
San Martin en los campos de Talca, y decidido la suerte de Chile por uno de
aquellos triunfos inesperados con que suele coronar la fortuna el arrojo, y si
se quiere la temeridad con que se empeno la gloriosa batalla de Cancharrayada.
A consecuencia de esta desastrosa
expedicion, fue desmantelada la plaza y puerto de Talcahuano, se rindio la de
Valdivia, quedo bloqueado el archipielago de Cliiloe, se perdió en el mar el
convoy y armamento que escoltaba la fragata Maria Isabel, y los enemigos
quedaron duenos del Pacifico y
en estado de atacar el Peru por
mar y tierra, como lo verificaron en Septiembre del ano de 1820.
La consternacion que estas
perdidas causaron en Lima fue extraordinaria, y la circunstancia de ser el
autor inmediato de ellas un yerno suyo suscito el clamor publico contra el
General Pezuela, y sin duda se habria adelantado el hecho de su separacion (1),
si no hubiese contenido la exaltacion el temor de que no sostuviese aquel acto
el Ejercito del Alto Peru, que tenia en un estado brillante el General la
Serna.
San Martin, que estaba muy bien
informado del desconcierto en que se encontraba el Gobierno de Lima, invadio
las costas del Peru con 4.500 hombres de todas armas u principios de Septiembre
de 1820. El Virrey tenia u su disposicion, segun asegura en diversas partes de
este Manifiesto, 23.000
hombres (2), sin incluir en ellos
el regimiento de la Concordia y oiros Cuerpos de milicias que estaban sobre las
armas.
A pesar de esto, el General
insurgente, en una campana de cuatro meses y medio, se hizo dueno de las ricas
provincias de Guayaquil, Trujillo, Tarma, Huancavelica, Huamanga y
(1) Desde la desventurada accion
del Maipu (1818). Manifiesto, parrafo 28.
(2) Parrafo 3."
ln de Lima, excepto la capital;
atraveso el corazon del Peru con nn Cuerpo de 1.200 hombres; batio y tomo
prisioneras las guarniciones de lca, la Nasca, Huancavelica, Iscuchaca, Jauja,
Tarzna y la columna del general O’Relly, que cubria los minerales de Pasco;
concluyo, por la fuerza de sus movimientos, con la division del Brigadier
Ricafort; fue apresada (5 de Noviembre de 1820) la fragata de guerra Esmeralda,
iniciada bajo los fuegos de los castillos del Callao; pasaron a las banderas
de la revolucion las guarniciones de Guayaquil, Trujillo y division de Piura;
lo mismo hizo el batallon de Numancia.
En suma, San Martin, a principios
de 1821, se encontró aumentado su Ejercito hasta el numero de 10.180 hombres, con
otros 5.000 de guerrillas o montoneras, habiendo causado al del Rey una baja de
8.200, todo lo cual resulta del mismo Manifiesto, segun se notara en sus
respectivos lugares.
Una serie de desgracias tan
grande como inesperada acabo de desorganizar el Gobierno del Virreinato;
destruyo el crédito y los recursos de toda especie; puso en poder de los
enemigos todas nuestras costas y arsenales; la capital fue bloqueada por mar y
tierra; la desconfianza y el desaliento llegaron a tal grado entre los hombres
mas comprometidos por la causa espanola,que hubo dia en que se pasaron a los
enemigos 38 Oficiales de todas graduaciones. El pais se creia irremediablemente
perdido, y el Virrey participaba de esta opinion, pues que la manifestaba hasta
en conversaciones oficiales.
En semejante estado no quedaba
mas arbitrio que cambiar el plan de campana, tomar por base de operaciones al
Cuzco, y emprender la guerra del centro a la circunferencia. El Virrey sentia y
coniesaba esta necesidad; pero su mucha edad y poca salud para arrostrar una
campana tan dificil y penosa; el estorbo de su dilatada familia; el abandono
que tenia que hacer de sus comodidades, y, sobre todo, el hallarse rodeado e influido
exclusivamente por el Subinspector de Infanteria y Caballeria y Mayor general
del Ejercito la Mar y por el Subinspector de Artilleria Llanos, el primero
natural de Guayaquil, el segundo de Guatemala y ambos en correspondencia
- 23 -
abierta con los enemigos,
hicieron inutiles todas las tentativas que se practicaron para sacarlo del
estado de obcecacion y de peligro en que se encontraba. San Martin, por su
parte, lo tenia tambien envuelto por medio de un espia, que se decia de Pezuela,
y .i quien aquel notaba los partes y las noticias que recibia
este General. La Mar y Llanos sostenian siempre como ciertas tales
patranas, por inverosimiles que apareciesen algunas de ellas, cuya tramoya, al
parecer insignificante ahora,
tuvo entonces un influjo extraordinario
sobre las operaciones militares.
Es menester confesar que el
Virrey Pezuela, en medio de esta conjuracion, deseaba sinceramente salvar el
Peru, o al menos las personas y fortunas de los individuos que se habian sacrificado
en aquellos paises. El plan de los enemigos era lograr el bloqueo de Lima y
hacerle concebir la idea de que no podia practicarse la defensa de aquellos
dominios ni la retirada al interior, para lograr que suscribiese una
capitulacion, que era lo que formaba el fin y el blanco de todas sus
combinaciones.
Asi fue que se frustraron las
promesas que sucesivamente hizo de alejar de su lado unas personas tan
conocidamente sospechosas; de asociarse para todas las resoluciones importantes
con los Jefes conocidos por su acrisolada lealtad en el Ejercito; de mandar a
Espana a su familia, para adoptar con libertad el nuevo sistema de guerra que
le convenia, y, por ultimo, el buscar al enemigo luego que llegasen del Alto Peru
dos Cuerpos que estaba aguardando, que, en efecto, llegaron, y que encerro,
como todos los demas, en Lima. Sin embargo do todo esto y de que el Virrey
llego al extremo de proponer en la Junta de Generales la necesidad de capitular
con San Martin, por no poderse, segun decia, prolongar la defensa del Reino
(1), los Jefes espanoles sufrian con una disciplina ejemplar, no solo las
privaciones y los peligros que padecia el Ejercito, sino tambien la perspectiva
horrible que
— 24 —
(1) En la Exposicion de 12 de
Julio de 1827 dirigida por nosotros al Rey expusimos esto mismo.
— 25
se les presentaba, hasta que,
vistas las Representaciones del Ayuntamiento y de los vecinos mas considerables
de Lima para llevar a efecto la capitulacion proyectada a instancia y excitacion
cuando menos de los confidentes y familiares de la casa del Sr. Pezuela (1), se
penetraron al fin de que habia llegado el momento de consumar el sacrificio, y
de que era, indispensable adoptar un recurso extraordinario para salvar sus
personas y los Ejercitos del Rey en aquellos dominios.
En este momento, es decir, en el
instante critico de estarse tratando de rendir las armas a los enemigos, fue
cuando los Jefes de Aznapuquio dirigieron al Virrey Pezuela la representación que
acompana a su Manifiesto con el num. 1 13.
Los terminos en que se halla
extendido este papel parecerán sin duda excesivos. Sus autores lo reconocen
asi; pero el lenguaje de la desesperacion nunca ha sido moderado ni
circunspecto. Por esta relacion se vera que los Jefes de Aznapuquio no depusieron
al Virrey Pezuela, pues que lo unico que hicieron fue encargarse de la defensa
del Reino eii el momento que iba a entregarse a los disidentes. Asi fue que
este acontecimiento lo acepto el Brigadier Monet, a pesar de las relaciones
particulares que tenia con el Sr. Pezuela; lo mismo sucedio al Brigadier Ricafort,
que mandaba en Huamanga; a Olaneta, que se hallaba al frente de Salta; al
General Ramirez, que mandaba en Jefe el Ejercito del Alto Peru, y, en fin, a
todas las Autoridades eclesiasticas, civiles y militares, sin excepcion de una
sola. !Tan evidentes eran la necesidad, la utilidad y la legalidad de esta
medida!
Juzguese con estos antecedentes
por los partidarios mas entusiastas de la obediencia ciega, y aun por los
amigos mas parciales del Sr. Pezuela, si el suceso de Aznapuquio fue el producto
de cuatro cabezas acaloradas, y si puede llamarse insurreccion militar, en
el sentido culpable de esta palabra.
Al llegar aqui, estaba concluida
en realidad, la contesta-
(1) Véase la refutación al párrafo
26 y documento 2 A.
— 2 6 —
cion al Maninesto del Sr.
Pezuela, pero deseando hacer su refutacion, no para los lectores del dia, sino
para la Historia, seguiremos uno por uno los diferentes puntos que contiene, ii
fin de acreditar hasta la evidencia las proposiciones que quedan establecidas,
rectificando al mismo tiempo los infinitos errores y equivocaciones con que
podria pasar a la posteridad este ruidoso acontecimiento. El trabajo tiene que
ser por necesidad prolijo, y su lectura sera, por consiguiente,
incomoda;
pero esto no importa, supuesto que
pueden evitarlo las personas que, con la relacion que se acaba de hacer, se
juzguen suficientemente instruidas de las causas que produjeron la llamada deposicion
de Aznapuquio.
En
la pág. 26
…..
…Primera idea general
§ 1. El Manifiesto se propone, al
parecer, probar en este parrafo que San Martin desembarco en Pisco con 4.500
hombres el 8 de Septiembre de 1820, y que el 29 de Enero siguiente solo había
aumentado su Ejercito hasta el numero de 7.000; es decir, que en cuatro meses y
medio de campana,
no solo habia hecho la invasion,
verificado dos desembarcos en puntos opuestos, atravesado el Bajo Peru por su
centro y dado una porcion de acciones, sino que en lugar de tener al menos
la baja natural de muertos y heridos en estos combates, y la de mas de 300
que en Pisco se llevo la epidemia y otros 300 que asimismo dice haber
abandonado sus banderas, resulta al fin que, a pesar de todas estas bajas, tuvo
un aumento sobre la fuerza que desembarco de 2.500 hombres, segun el, y
de 5.680, segun nosotros le probaremos
en otro lugar (parrafo 3.°), sin incluir en este numero mas de 5.000 que componían
las guerrillas en las provincias insurreccionadas. A este ultimo armamento no
da importancia el Sr. Pezuela, sin embargo de que era el que obstruia nuestras
comunicaciones, nos quitaba los recursos, empleaba una gran parte de la fuerza,
y, en fin, el que nos tenia verdaderamente bloqueados en Lima.
§ 2. Cualquiera creerá que en
este párrafo se propusieron
— 27 —
manifestar por que causas
superiores a. la previsión del Virrey había San Martin verificado su desembarco
sin oposición, invadido el país con poca o ninguna resistencia y triplicado su fuerza
en cuatro meses y medio de campana, o lo que es mas claro, como habían podido
los enemigos obrar en tan corto tiempo unos prodigios semejantes, no habiendo
traido a las costas del Perú mas que 4.500 hombres, teniendo el Virrey bajo la
mano 8.061, segun nos dice el mismo en este lugar,
y hasta 23.000 en todo el
Virreinato (parrafo 3.°), sin incluir el regimiento milicias de la Concordia,
de que no hace merito, a pesar de que hacia el servicio importante de guarnecer
la capital y aun los castillos del Callao. Pero el Sr. Pezuela, en vez de
probar los motivos imprevistos que produjeron tan inesperados resultados, que
eralo que naturalmente le convenia, se empena en demostrar que, despues de
haber perdido seis provincias, 8.200 hombres de tropa, y, lo que es aun mas, despues
de haber triplicado sus fuerzas los disidentes y trastornado el Gobierno y el
espiritu publico del Virreinato, se hallaba en actitud de batirlos con la mitad
de la fuerza que habia tenido al principio de la campana, cuya operacion la veia
cuando dejo de ser Virrey, con tal seguridad, que respondia
de ella con su cabeza (son sus palabras).
Por de contado que no es exacto,
segun se demostrara a su tiempo (parrafo 3.°) que el Ejercito de Lima tuviese
el dia 29 de Enero de 1821 los 8.661 hombres que asegura, pues realmente no
llegaban a 4.500 disponibles, pero suponiendo que en efecto tuviese aquellos
con los refuerzos que habia recibido del Alto Peru, .que razón habia para con
ellos batir a San Martin, que tenia ya entonces 10.180 reglados y mas de 5.000
en guerrillas, no habiendolo hecho cuando en Septiembre anterior desembarco
sobre las costas de Pisco con solo 4.500?
.Cuando Arenales atravesó en
Noviembre el Bajo Peru, formando un semicírculo alrededor de Lima con 1.200,
quedando San Martin con solo 3.300? Por otra parte, .sera posible que haya
olvidado el Sr. Pezuela que el pensamiento de hacer este ataque general en el
momento que se presentase oportu—
28 —
no iue concebido y solicitado con
instancia por los Jefes que habían ido del Alto Peru, y que fue al observar que
en vez de marchar sobre el enemigo, segun se habia acordado y convenido, se
mandaron retirar las tropas que estaban a la vista de el para encerrarlas en
Lima, cuando se decidieron a pedir su renuncia?
!Con que facilidad se discute
despues que han pasado los sucesos!
Si hubiese creido u los Jefes de
Aznapuquio y hubiese cambiado su plan de campana, segun se le rogo con el corazón
en las manos tantas y tan repetidas veces, !cuantas glorias no hubiera
recogido!, !cuantos males de otro genero no hubiera evitado!, !que servicios
tan eminentes podia haber hecho a la causa espanola en aquellos dominios!
§ 3. En este parrafo hablan de la
perdida de las provincias de Guayaquil y Trujillo como de una cosa de poca
consecuencia.
Pasan en silencio las causas que
produjeron estas desgracias, y no dicen nada sobre las guarniciones que se perdieron
en las dos provincias, que ascendian, con la división de Piura, a 2.500
hombres, los cuales se pasaron todos a las filas enemigas, y fue, por
consiguiente, un aumento de fuerza organizada y comprometida que recibio el
Ejercito de San Martin, al mismo tiempo que se apodero del territorio mas pingue
y de mas recursos que tenia el Virreinato de Lima.
Siendo esto asi, no alcanzamos
como han podido sacar la consecuencia que expresan en este parrafo, y que a la
vez es bien contrario a lo que el mismo Sr. Pezuela decia en 20 de Agostode
1820 al General Ramirez en oficio que cita al numero 16 B de sus justificantes,
y en el que entre otras cosas se lee lo siguiente: ≪En tal estado, V. E. sabe muy
bien que la ≫plaza
de Guayaquil corre el riesgo, mas inminente, y que ≫perdida e insurreccionada, como
ya lo esta, toda la provincia
≫del Choco, segun me lo ha
asegurado el Sr. Comandante Ge- ≫neral
de este Apostadero, que poco ha la recorrio con la fra- ≫gata Prueba, tenemos ya
encima de las provincias del Norte ≫de
este Virreinato un enemigo poderoso que con grandes re
29 —
≫cursos por mar y tierra puede
poner en el mayor conflicto la conservacion de todo el.≫
.Como explicar juicios tan
contrarios sobre un mismo hecho, sino por un exceso de confianza en la persona
que redacto el Manifiesto?
Termina este parrafo con estas
notables expresiones: ≪Veintitres
mil hombres que en el mes de Septiembre cargaban el ≫fusil en todo el Virreinato,
aumentados hoy a un mayor nu- ≫mero,
prestan medios de defensa que no se destruyen tan facilmente.≫
El hecho no es exacto, siendo muy
penoso el tener a cada paso que llamar la atencion sobre estos detalles, que
naturalmente produce la • desconfianza respecto a la verdad de los demas.
Decir, por ejemplo, como aqui,
que los Ejercitos del Peru tenian en 29 de Enero de 1821 mas fuerza que en
Septiembre de 1820, a renglon seguido de haber confesado las perdidas de Guayaquil
y Trujillo, las de los batallones de Victoria y Numancia y escuadron de
Carabaillo, las de las divisiones de la costa, no es cosa facil de explicar. El
estado que a continuación se inserta hara ver la fuerza verdadera que existia
en dicho mes de Enero.
Fuerza total que existia en todo
el Virreinato el dia 8 de Septiembre
de 1820, segun dice el Sr.
Pezuela.............................. 23.000
B
A J A S
Guarnicion de Pisco, batida y
hecha prisionera en lea
y la
Nasca........................................................................
400
Idem la de Canete, que se
incorporo con la primera y
que sufrio igual
suerte................................................. 150
La division de Chancay, destruida
en Noviembre.... 296
Division de Ricafort, deshecha en
los movimientos que
ejecuto en Octubre, Noviembre y
Diciembre............. 1.000
Guarnicion de Huancavelica, hecha
prisionera en el
puente Iscuchaca por el Coronel
Arenales............... 200
Las de Jauja y Taima, tomadas por
el mismo caudillo. 230
8-tma y signa.....................................................................
2.276
— 30 —
Simia anterior........................ 2.276
La de Pasco, entre Veteranos y de
Milicias, destruidas
cuando la division de
O’Relly.................................... 300
Division de este, compuesta del
batallon de Victoria,
escuadron de Carabaillo y dos
piezas de montana. 976
Guarniciones de Guayaquil y
Trujillo, y division de l g 202
Piura, que se pasaron . los
enemigos en Diciembre. 2.500 (
Batallon de Numancia, pasado
igualmente en el mismo
mes.............................................................................
650
Bajas aproximadas de muertos,
heridos, prisioneros y
desertores sueltos en los cuatro
meses y medio que
duro esta desastrosa
campana....................................... 1.500
Resto en 29 de Enero de
1821.......................................................... 14.798
Queda, pues, demostrado con los
mismos datos que arroja el Manifiesto, que los Ejercitos del Peru disminuyeron
su fuerza desde el mes de Septiembre de 1820 basta Enero de 1821 en mas de una
tercera parte, cuya baja fue toda en pura .perdida, mediante a que el
desconcierto con que se practicaron las operaciones militares en todos los
puntos del Virreinato, asi como las sublevaciones causadas por la invasion de
Arenales en las provincias interiores del Bajo Peru, impidieron que se hiciese recluta,
ni se aumentasen los Cuerpos con individuo alguno.
Es de advertir que aunque la
partida de 1.500 .hombres de muertos, heridos, prisioneros y desertores sueltos
que se pone en el estado no resulta de los documentos del Manifiesto, fue, sin
embargo, una baja real, que se ha estimado en lo menos posible, pues solo en
deserciones hubo dia en que se
pasaron 38 Oficiales, y otro en
que lo verificaron hasta 100 individuos de todas clases (1), pues formaba parte
del sistema adoptado por San Martin el fomentar estas todo lo posible, por la
perdida material y moral que resultaba.
Sin pasar de aqui, y con solo el
objeto de completar el cuadro de esta campana, poniendo al lado de las perdidas
inesperadas que sufrieron los Ejercitos del Rey las ventajas inde-
(1) Miller. Traduccion de
Torrijos. Tomo I, paginas 259 y 264.
— 31 —
oibles que obtuvieron en ella los
disidentes, vamos a presentar en otro estado las altas y aumentos probables que
tuvo el Ejercito de San Martin desde su desembarco en Septiembre de 1820 basta
Enero de 1821.
Fuerza total con que desembarco
San.Martin-de Pisco............. 4.500
A
L T A S
Dos compañías que se les pasaron
de la división de
lea y algunos prisioneros de la
misma que tomaron
partido..............................................................................
200 \
Pasados y prisioneros, que también
tomaron partido i
de los batidos en
Iscuchaca......................................... 150 I
Pasados de la división de
O’Relly.................................... 400 i
Las guarniciones de Guayaquil y
Trujillo, y división i
de Piura, pasados en cuerpo a los
enemigos............ 2.500 > 6.680
Batallon de Numancia, pasado en
la propia forma.... 650
Pasados sueltos de nuestras
filas.................................... 580
Reclutas de negros en Pisco............................................
800
Idem en las provincias del Norte,
entre negros y
blancos..............................................................................
1.400 /
Fuerza total de San Martin el dia
29 de Enero de 1821............. 11.180
Suponiendo por un calculo
aproximado que hubiese tenido San Martin 1.000 hombres de perdida entre
muertos, heridos, prisioneros y desertores, siempre resulta que el día de que
se trata tenia al menos 10.180 hombres, sin incluir en este numero mas de 5.000
partidarios que habia organizado en las seis provincias invadidas, y que, como
se ha dicho, nos hacían mas daño que el Ejercito de linea. Por manera que San
Martin había excedido nuestra fuerza numérica en cuatro meses y medio de
campana, siendo asi que a su desembarco no traia de Chile una quinta parte de
la que tenia el Virreinato. Esta ventaja era inmensa en las manos de San
Martin, porque teniendo que cubrir nuestros 14.798 hombres una extensión de 600
leguas, el tenia concentradas la mayor parte de sus
tropas de linea en Huacho y
Huaura, y aun los Cuerpos de partidarios y de guerrillas obraban a muy poca
distancia de su base de operaciones, pues que se hallaban en las provincias de Huamanga,
Tarma y Lima.
Los lectores comprenderan el
desaliento que debio producir a las tropas y a los realistas del Peru
toda esta serie de desgraciados sucesos, y si era posible que el Virrey
tuviese a su favor la opinion y conservase en el pais el influjo que supone, pues
lo habia conducido a esta situacion, habiendo tenido a su disposicion tantos
medios para salvarlo.
§ 4. Este parrafo parece que
tiene por objeto el manifestar que la opinion general del Peru estaba declarada
por los disidentes, y que esta es poderosa, y solo se puede paralizar por los
triunfos militares. Acaba de verse el cuadro de las desgracias que sufrio el
Ejercito real en esta campana, y las ventajas inmensas que obtuvo el de San
Martin en los cuatro meses y medio que mediaron desde que desembarco hasta el
29 de Enero. Y sin embargo el Sr. Pezuela, fundado en estos principios,
infiere que la situacion de los
enemigos no les prometia un resultado seguro, que debian estar debilitados,
destruida su moral, etc., etc.
§ 5. Es dificil comprender lo que
quieren decir en este largo parrafo los autores del Manifiesto. En los primeros
diez renglones y medio dejan entrever la conviccion en que estaban de que se
iba a perder el Virreinato, y que de ocurrir esta desgracia se iba a atribuir a
las disposiciones del Virrey,
lo que solo era efecto de la fuerza
de los acontecimientos. En los 47 siguientes se proponen, al parecer,
manifestar que estaba perdido el Peru desde la accion de Cha.cabuco en Chile (Febrero
1817), es decir, desde la entrada de San Martin en aquel Reino, o lo que es mas
claro, desde la epoca en que el Sr. Pezuela se encargo del Virreinato; y, por
ultimo, concluyen asegurando (}ue la inaccion era sumamente perjudicial, y que
todos los conatos del Sr. Pezuela se habian dirigido desde el principio de la
campana de 1820 a buscar y batir los insurgentes en cualquier parte que los
encontrase.
Hemos dicho antes que los
enemigos mas encarnizados del Sr. Pezuela no podian haberle hecho un dano mayor
que el
- 3:3 —
de liacerle firmar este
Manifiesto y este parrafo, es una nueva prueba de ello. Como se determinan a
hablar de las desgracias de Chile, de la perdida de nuestra Marina, y, por
consiguiente, del dominio
del Pacifico, y con ello
de la destruccion del comercio y de la industria y de los perjuicios que
ocasiona la inaccioD, habiendo ocurrido todo esto en el tiempo de su mando y
sido esta la causa de su deposicion? Que fue el Sr. Pezuela quien mando a Chile
a su yerno Osorio, el que ordeno desmantelar a Talcahuano, cuyo abandono inconcebible
produjo la perdida de la fragata Maria Isabel y la de casi todo el
convoy que transportaba la expedicion de Cantabria; que la separacion de las
tres fragatas y otros buques que aun quedaban a fines de 1820 en el puerto del
Callao, fue la que ocasiono la perdida de la Esmeralda, abordada en el mismo
puerto, y la de la Prueba y la Venganza, perdidas en Guayaquil,
donde se consumo nuestra ruina maritima?
Como se determina a decir que
esperaba para operar sobre las costas a principios de 1821 la llegada de los
dos navios que se le habian anunciado en Real orden de Junio de 1819, cuando en
Octubre del mismo ano llego a aquellos mares la frogata Prueba, correspondiente
a la expedicion anunciada, y con ella la noticia de que el Alejandro se
habia vuelto desde La Linea, y que el Han Telmo se habia perdido en el
Cabo de Hornos?
Y al hablar de la inaccion, que
se llama con tanta razon sumamenteperjttdicial, .sera posible que se
olvide que fue ella la que abrio las costas de Pisco a la expedicion de San
Martin; la que le proporciono las riquezas, la recluta, los caballos y los
recursos que, con sorpresa suya, encontro en aquellos parajes; la que decidio a
Arenales a practicar la temeraria invasión por el corazon del Bajo Peru, en la
cual conto sus triunfos por los dias de marcha, sin encontrar en ningun punto combinacion
alguna que pudiera desconcertar sus movimientos?
Por ultimo, .como tiene valor
para asegurar que habia tratado de batir a los enemigos, y que iba a ponerse a
la cabeza 3
— 34
del Ejercito pora buscarlos
decididamente, cuando se verifico su separación, resultando, como resulta, que
despues de haber encardado osla operacion a la Serna, y de haberla este
principiado, hizo replegar las tropas a las inmediaciones de Lima, preoisamenle
en el momenlo mismo que se trataba públicamente en osla capihil, do hacer con
San Martin la famosa capitulacion de que se ha. hablado anteriormente y que fue
la que determino su separación?
Los autores del Manifiesto
creyeron sin duda, que escribían para gente completamente ignorante de lo que
alli habia pasado, pues de otra manera-no pueden explicarse los errores y contradicciones
que a cada paso se encuentran.
Los llamados conjurados de
Aznapuquio, deben sin embargo darles las gracias por la confesion que hacen en
este parrafo, pues a pemr de la opinion que consignan de que el Peru no podia
defenderse sin el arribo de fuerzas navales, y que sin el dominio del mar es
imponible salvar estos paises, aquellos supieron hacerlo por espacio de
cuatro anos sin recibir este auxilio, y fue necesario que por una parte se
agolpasen sobro el Perú los ejércitos enemigos de toda la America del Sur, y
que por otra estallase la funesta escisión de Olañeta, para que' so perdiesen
aquellos dominios en la aciaga batalla de Ayacucho.
§ 6. Es cierto que el Sr.
Pezuela, en 14 de Noviembre de 1820, titulo Junta directiva a la de Generales
(pie tenia formada desde el principio de su Virreinato; pero tambien lo es que
le quito aquel, nombre y aquellas atribuciones a. las veinticuatro horas de su
instalacion, y que bajo ninguno do los conceptos influyo en ella el General la
Serna, contra quien el Virrey tenia la prevencion que descubre en este mismo
parrafo.
Los acuerdos en que prevalecia.n
por casualidad las opiniones de la Serna.y los Generales Peliu y tal vez
Vacaro eran despues . desconcertados por las sugestiones de la Mar y Llanos, que
formaban slt Consejo privado, y que se hallaban, según se ha visto despues, en
comunicacion abierta con los enemigos.
Asi fue que, despues de resuelta
por la Junta la salida
-
35
—
de la division de 0 ‘Relly para
el valle de Jauja, donde hubiera probablemente batido a. Avenales, so le hizo-
marchar, por disposición particular del Virrey, al Cerro de Pasco, en ipue tuvo
que rendir las armas de la manera (pie todos saben. J)e esta misma especie se
podrian citar muchos hechos.:
El Sr. Pezuela. ha olvidado, por
lo que respecta a su mando en el Iqjereiio del Alto Peru, que no fueron solo
sus ideas, segun dice, sino lamhien las de los Generales Ramirez, Tacon, Picoaga,
Alvarez, J). Casimiro Valdes y otros beneméritos Jefes, las que le sacaron de
sus apuros, y la afectacion.innecesaria de este parrafo prueba, que deseaba
indirectamente justificarse de la opinion de irresoluto que se tenia do el
cuando ejercia aquel cargo, y que confiesa en este parrafo haberle perjudicado en
el concepto como Virrey de Lima.
§ 7. Los autores del Manifiesto,
consecuentes al menos en su proposito de presentar en una misma pagina unas
veces perdido el Peru, otras defendido y asegurado'por las combinaciones del
Sr. Pezuela; tan pronto sin comercio, sin dinero y sin recursos, como apoyado
sobre medios de defensa suficientes al logro de la empresa., se lastiman en
este parrafo del peligro de perderse que amenazaba al pais..en las manos de sus
nuevos defensores, y al mismo tiempo nos dicen que nada probara contra el Sr.
Pezuela el buen resultado de las .nuevas operaciones, mediante a' que ≪/a conservado !i del Virrei'natu esta
consiynada sobre la ver-taja de mis combinaciones y sobre el poder que yo he
formado desde sus primeros elementos, a costa de muchos afanes y sarrI/.dosy>.
Si el plan del Manifiesto ha
sido, segun parece, embrollar los hechos de manera que puedan convenir sus
consecuencias a todos los. acontecimientos posibles, es menester confesar que han
hecho una obra completa, por mas que, tratandose de asuntos tan graves, es,
ante todo, preciso hablar claro. .
Al parecer, segun puede
entreverse de este parrafo,- les preocupaba que los sucesores del Sr. Pezuela
en el Gobierno del Peru perdiesen aquellos dominios, y que en caso de salvarlos
lo hiciesen continuando su mismo sistema,
— 36 —
Si este sentimiento era
verdadero, han debido tranquilizarse muy pronto, pues habrán visto que fue
precisamente adoptando un plan de campana de todo punto contrario al que seguía
tan obstinadamente aquel señor, es decir, que fue estableciendo por base de las
operaciones el centro del Perú, en lugar de continuar apoyándolas, según él lo hacía,
sobre la circunferencia, como se batió al Cuerpo de Tristán en lca, al Ejercito
de Alvarado en Torata y Moquegua, al de Santa Cruz
sobre el Desaguadero, al de Sucre
en Arequipa, y a la expedición de Chile en Arica, a cuyas victorias siguieron
la tranquilidad de las provincias internas, incluso la de Huamanga, que no se había
logrado sosegar durante los dos Virreinatos anteriores. Tantas glorias,
debidas, sin duda, al uso feliz de las líneas centrales, y de que solo podra
formarse juicio teniendo a la vista la Carta de aquellos inmensos paises, no podrá
disputarnoslas el Sr. Pezuela, ni mucho menos atribuirse como propias, unas
concepciones del todo opuestas a las suyas.
El lector habra observado en la
refutacion del parrafo 3.° el genero de poder que dejo a sus sucesores el Sr.
Pezuela, y ahora notara que fue cambiando por completo el sistema en que el
fundaba este gran poder, es decir, abandonando a Lima y concentrandose en el
valle de Jauja, como se realizaron los prodigios de que queda hecha una ligera
resena.
Para que pueda formarse un juicio
completo del estado del Perú en la época de que se trata, se incluye con el
numero 1 A el oficio que el General Ramírez, que mandaba en Jefe el Ejercito
del Alto Peru, paso al Ministro de la Guerra en l.° de Enero de 1821, en el
cual se hace una pintura muy
exacta de la situacion en que en
aquella fecha se encontraba el Virreinato, y se concluye manifestando que el
Reino se hallaba irremisiblemente perdido si el Gobierno no remitia sin perdida
de momentos, seis buques de guerra, entre ellos tres navios de linea, con los
auxilios de armas, cuadros y tropas que alli se designan.
No obstante esto, y sin ninguno
de los recursos que creía indispensables el General Ramírez, los Ejércitos del
Rey mandaclos por el General la Serna ganaron cinco batallas y mas de 30
acciones; batieron los Ejercitos enemigos de Buenos Aires, Chile, Colombia,
Quito y el Peru; dominaron 700 leguas de pais que separan el cerro de Pasco de
los desiertos de Humaliuaca, y hubieran lijado para mucho tiempo la suerte de
toda la América del Sur en el ano de 1824 si la escisión de Olaneta, tantas
veces citada y siempre con dolor, no hubiese cortado el curso de tantos
triunfos.
IV.
LOS
ALTOS MANDOS ESPAÑOLES MENCIONAN A CHANGUILLO
Y NASCA EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ
Existe una polémica de doscientos años, entre
historiadores peruanos y extranjeros, sobre sí se realizó o no, un combate,
raid o batalla en Changuillo, actual distrito de la provincia de Nasca; entre
las fuerzas realistas y las fuerzas patriotas. Las siguientes líneas pueden
contribuir a brindar mayores luces sobre el tema, para seguir investigando,
proceso que también contribuye a fortalecer la identidad de nuestra población
de la Región Ica, en el presente año 2020, año del Bicentenario del inicio de
la Guerra de la Independencia del Perú y Sudamérica…y en tiempos de pandemia:
Pág. 43
Relación de las sorpresas más notables
ocurridas durante
el Virreinato del Sr. Pezuela.
1.
La de la fragata Maria Isabel con varios buques de transporte que conducían
la expedición de Cantabria en el ano de 1818.
2.
La que hizo la escuadrilla de Cochrane en el Callao en Febrero de 1819.
3.
Las de Ica, la Nasca, Changuillas y Acarí, sobre la división de Quimper,
en
Octubre de 1820.
4.
La del puente de Iscuchaca, hecha por Arenales, en Noviembre del mismo año.
5.
Las de Jauja y Tarma, verificadas en el mismo mes y año.
6.
La del Cerro de Pasco en Diciembre.
7.
Por último, la de la fragata Esmeralda, apresada dentro del mismo puerto
del Callao en Noviembre del propio año.
La expedición que dice haberse
salvado en virtud de sus órdenes, desembarcando en el Cerro Azul, fue
precisamente por no haberlas cumplido, por lo que pudieron salvarse los 900 hombres
que conducían las fragatas de guerra Prueba y Venganza, las
cuales habrían caído en poder del crucero de Cochrane si los Oficiales de
Marina y el General Canterac no hubieran tenido la previsión de hacerlas
arribar al indicado punto, pues el de San Gayan, que era el señalado para la
recalada en las instrucciones del Sr. Pezuela, había sido ocupado por Cochrane
con las fragatas Maria Isabel, Esmeralda y corbeta Chacabucu, a
consecuencia de las noticias que habia tenido sobre el arribo de esta expedición.
La cosa estaba dispuesta con
tanta anticipación, que el bergantín la Inocencia, reunido a las
fragatas por casualidad, y que hacia de descubridor, fue perseguido y obligado
a estrellarse en la costa, a vista de la expedición que acababa de desembarcar,
cuyo incidente salvo los otros dos buques, con la exposición que se deja
comprender desde luego.
Lo que de todos modos es bien extraño,
y desearíamos que se nos explicase, por que se hicieron embarcar, sin
necesidad, estas tropas en el puerto de Arica, pudiendo y debiendo haberlas llevado
directamente de Cuzco, para reunirlas con los restos de la división Ricafort,
el batallón de Castro y escuadrones de la Guardia, que marchaban en aquella dirección
sobre Lima. La marcha de estas tropas por mar, cuando por tierra se podía hacer
en igual tiempo, con la doble ventaja de cubrir las provincias del interior,
hace sospechar que las personas que rodeaban al Sr. Pezuela le sugirieron estas
disposiciones con el objeto de comprometer las dos fragatas de guerra destinadas
a transportar esta fuerza, las cuales iban tan embarazadas con el numero
desproporcionado de hombres que llevaban a su bordo, que no podían hacer uso de
la artillería, ni apenas maniobrar. Si, con efecto, hubo este plan, es menester
confesar que estuvo muy bien concebido, pues hubieran bastado los dos Tiuques
peores de la escuadra de Cochrane para apoderarse de las dos unicas fragatas de
guerra que nos quedaban en aquellos mares.
§ 14. Las operaciones del Sr.
Pezuela no podían ser secretas en ninguna parte que mandase, porque no gustándole
nunca resolver solo por si, se valía, por necesidad, de personas de quienes no
era siempre posible exigir ni esperar que guardasen sigilo. En el Ejercito del
Alto Perú tuvo la suerte de
que fueran fieles los Generales y
Jefes que participaban de su confianza, pero en el "Virreinato tuvo la
desgracia de que los Subinspectores la Mar y Llenos, así como su Secretario
privado Arrieta y el Auditor general Bedoya (que por sus respectivos destinos
eran dueños de todos los secretos del Gobierno), fuesen desafectos a la causa
del Rey, según se vio despues, en que todos, menos Bedoya, se pasaron a los
enemigos o se quedaron entre ellos. Pam colmo de esta fatalidad, San Martin
logro, según se ha dicho en otro lugar, hacerle tomar por espia un escribiente
particular suyo. El Sr. Pezuela cayo en este
— 44 -
4o —
lazo, como habia caido antes el
Presidente Marco en Chile, y en su consecuencia, el General enemigo era el
autor de las noticias de que habla en el parrafo del Manifiesto que se
contesta.
El Manifiesto mismo lo da algo a
entender, pues se lee en este parrafo: ≪No
tendria nada de extrano que el enemigo hu- ≫biese sabido mas que yo de las
respectivas combinaciones, ≫porque
al fin es nolorio que mantiene comunicaciones secret s con la capital sin que
pueda evitarse, y que entre, los que parecen mas fieles y juiciosos.....
≫
Cuarta idea general
§§ lo, 1G y 17. Sobre la
fidelidad que supone a los Subinspectores la Mar y Llanos, al Auditor D.
Bartolome Bedoya y aun al Marques de Montemira, que tambien se unio a los enemigos,
se ha dicho en la refutacion del parrafo anterior lo suficiente para poder
formar juicio de la buena fe con que aconsejarian al Sr. Pezuela.
Las demas personas de quienes
hace mencion, tales como el Secretario D. Toribio Acebal y los Generales la
Serna y Feliu, no tenian ni podian tener influencia verdadera en las deliberaciones
del Sr. Virrey, por la prevencion funesta con que los miraba. El General Vacaro
acababa de ser hecho Mariscal de Campo por el Sr. Pezuela, y tanto por esto
como porque sus achaques habituales y falta de oido no le permitían tomar una
gran parte en los negocios, influia muy poco en los Consejos del Gobierno, y
aun en la Direccion del departamento de Marina, que estaba a su cuidado, su
conducta causo bastantes males a la escuadra del Pacifico.
Quinta idea, cjener・al
§18. Esta contestado en los
parrafos 3.° y 7."
§19. El Sr. Pezuela confiesa en
este articulo que una ca—
46 —
su alid ad imprevista frustro la
sorpresa intentada por Cochrane sobre el Callao el dia 28 de Febrero de 1819.
No se ve el motivo de la importancia
que da ii la revista que pasaba a los buques anclados en este puerto
cuando se presentaron los del enemigo, pues fue un hecho casual, y el pasar
revistas no tiene importancia alguna.
§ 20. Los siete ataques de que
habla este parrafo estuvieron reducidos a un bombardeo que se propuso hacer
Cochrane para alarmar la capital, ensajando al mismo tiempo los cohetes a la Conyreve,
que acababa de construir en las costas de Chile. El canoneo que se sostuvo
de parte a parte con este motivo no tuvo consecuencia alguna, pues Cochrane
solo perdió el Teniente Bayley y un marinero del Galbarmo, y nuestra
perdida no paso, si no estamos mal informados, de tres hombres muertos o
heridos en las lanchas. Los' cohetes a la Conyreve tampoco produjeron
efecto, y el brulote, lanzado sobre la baliin con el objeto de incendiar
nuestros buques, se volo fuera de tiempo y no hizo el menor dano. Nuestra
escuadra se mantuvo fondeada los ocho dias en que ocurrieron estas operaciones,
y solo maniobraron las lanchas cañoneras dentro del puerto.
§ 21. En este parrafo insisten
los autores del Manifiesto en que no habia ocurrido ningun suceso que anuncie
una catástrofe ni que habia presidido ningun empeno desgraciado.
Esto ya se ha contestado en las
refutaciones de los anteriores, y permitasenos copiar para mayor convencimiento
lo que dice a este intento Mr. Sthevenson (1): ≪Con la noticia de la victoria ≫conseguida en Pasco sobre los
realistas, la ciudad y provincia ≫de
Huanuco declararon su independencia, y las ciudades de ≫Cuenca y de Loja,
correspondientes a la presidencia de Quito,
≫participaron al General San
Martin que habian sacudido la.≫dominacion
extranjera e inscrito sus nombres en la lisia de ≫los Estados libres e
independientes.......................................
(i)
Tpjho
ni, iol, 208, traduccion de Setter, Paris, 1826
≫Desde el 5 de Noviembre basta el
5 de Enero los espanole s habian perdido todas sus fuerzas navales con la toma
de ≫la Esmeralda
y la desaparicion de la Venganza y de la y>Prueha. El
batallon de Numancia, considerado como la nor ≫del Ejercito y el mas firme apoyo
de su autoridad, habia ≫abandonado
su causa. La división del fidelisimo General ≫0’Relly habia sido deshecha por
fuerzas inferiores. Todas ≫las
provincias al Norte de Lima habían declarado su -inde-
≫pendencia y suministraban los
contingentes de hombres y ≫otros
artículos necesarios al Ejercito, acampado entonces ≫a 30 leguas de la capital del
Peru. Los españoles lo habían ≫perdido
todo menos la esperanza, que es el ultimo consuelo ≫de los hombres a quienes no queda
otra cosa.≫
C 22. El tono de las
comunicaciones del Sr. Pezuela con amigos y enemigos siempre ha sido el que
estaba en su carácter, a saber: complaciente o arrogante, segun las
circunstancias.
Es esto tan cierto, que después
de haber prohibido al General la Serna admitir parlamentarios enemigos cuando mandaba
el Ejercito del Alto Peru, llego su atencion con los Comisarios de San Martin
hasta el extremo de llevarlos a su casa de recreo de la Magdalena (media legua
de Lima), donde les prodigo todo genero de obsequios.
Esto, sin embargo, podría
dispensarse al Sr. Pezuela, pero lo que no se le puede disculpar ni se
comprende, es que solicitase de San Martin el armisticio de Pisco a lus cuatro
dias de haber este desembarcado, y que abriese en seguida las conferencias de
Miradores (legua y media de Lima), con las que no solo lograron los enemigos
ponerse en contacto con todos sus partidarios de la capital, reconocer nuestras
fuerzas y observar el espiritu del país en las 50 leguas que mediaban desde
Pisco al punto de las conferencias, sino que obtuvieron tambien el tiempo y los
recursos necesarios para montar su caballeria, hacer una recluta numerosa,
facilitar víveres y transportes, y
en suma, las noticias y los
medios abundantes con que se dispuso y realizo la expedición de Arenales, de
que se ha hablado en diferentes lugares que principio sus operaciones el mis-
- 47 —
— 48 —
ino dia que concluyo el fatal
armisticio nombrado de Miraflores.
Los que el General Pezuela llama
sus contrarios estaban entonces a 500 leguas de Lima, en el Ejercito del Alto
Peru, y, por consiguiente, no pudieron hacerle la censura que supone, mucho
menos tratándose de las provincias que precisamente ocupaban ellos, y a cuya posesión,
según se vio después, daban mas importancia que a las que estaban situadas sobre
las costas del Pacifico, inclusa la capital.
La alusión maligna que se hace en
este párrafo contra la conducta de los Generales y Jefes expedicionarios esta
refutada por sus hechos, porque al fin siempre resultara que fueron ellos los
ultimos que tremolaron la bandera española en el continente americano. Por otra
parte, las carreras que hicieron los Jefes, hijos del pais, y la consideración
que se dio a sus Cuerpos haciéndolos de linea, cuando solo tenían el carácter de
milicias provinciales, harán ver en todo tiempo si los Generales expedicionarios
miraron con desprecio, segun se pretende en este intencionado párrafo, la
suerte y los servicios de los Oficiales que habian peleado antes de su llegada
a aquellos países por la causa de la Metrópoli.
Las transformaciones que se
hicieron en los Cuerpos fueron solo de orden, en todas ellas ganaron los
Oficiales del pais, en ninguna se procedió sino en virtud de las ordenes e
instrucciones del Gobierno. Y, sobre todo, si eran malas o desacertadas, es
bien raro que el Sr. Pezuela, que las califica de tales en este parrafo, y que
pudo desaprobarlas como Virrey, ias consintiese, y que el mismo en ocasiones
las hiciese en los términos que manifiesta el documento que acompana con el
numero
27 B.
Respecto a 'la campana de Salta
del año 17, en que apuran toda-su inquina los autores del Manifiesto, sabe muy
bien el Sr. Pezuela que el solo fue el autor exclusivo de las desgracias que
atribuye con tanta injusticia al General la Serna. Nosotros contestaremos al
ataque que nos hace con este motivo, copiándole las observaciones a que ha dado
lugar el diario de
— 49 —
la campana de Salta de 1816 y 17,
que, como apéndice, se incluye en los documentos justificativos (1).
V.
EL GENERAL
VALDEZ, EL ENEMIGO FORMIDABLE DE SAN MARTÍN, AUTOR DEL LIBRO “REFUTACIÓN QUE
HACE JERÓNIMO VALDÉS DEL MANIFIESTO QUE JOAQUÍN DE LA PEZUELA IMPRIMIÓ EN 1821
A SU REGRESO DEL PERÚ”
Jerónimo
Valdez, natural de Villarín en Asturias (4 de mayo 1784)…en su juventud había
estudiado para abogado, y desde entonces adquirió la pasión por los libros que
no le abandonó jamás. Con la invasión francesa entró al servicio y se dedicó
con tanto afán y provecho, que con el estudio y la experiencia era tan apto
para combatir como para dar lecciones del arte militar.
A la cabeza de su batallón oía
misa los domingos y días feriados, y rezaba el rosario todos los días…severo
observador de la táctica y de la disciplina, sus soldados se distinguían por su
limpieza, la precisión en las evoluciones militares, el manejo del arma, el
aire marcial, la gracia al andar, y esa apostura orgullosa al cuadrarse y
saludar, privilegio de los que aprendieron en la guerra el desprecio del
peligro.
Su
división, superior a todas las realistas y también a las independientes, era
una agrupación de fanáticos que se habrían dejado matar por él….
Era
de estatura mediana, más bien bajo que alto, de facciones regulares, algo
moreno, bien parecido, en cuya fisonomía simpática campeaban dos grandes ojos
rasgados, chispeantes de energía e inteligencia.
Vestía
un gabán plomo claro hasta los tobillos, chaleco largo cerrado, pantalón corto
aprisionado en medias gruesas negras de lana ligadas a medio muslo, medias
botas de cuero, espada al cinto, sombrero de vicuña de alas anchas, debajo del
que se dibujaba su birrete negro y un gran poncho blanco de lana o dril según
las estaciones. Fumaba puros que a veces envolvía en un papel cualquiera, por
haberse desecho o roto con las rudezas del camino.
Era
el ídolo de sus soldados; el enemigo más temible de los patriotas; el único
respeto de La Serna y el baluarte más firme en América de los derechos del
trono. Tal era el Jefe de Estado Mayor.
HISTORIA DEL
PERÚ INDEPENDIENTE
Por: M. NEMESIO VARGAS
Págs. 219 - 220
LIMA
IMP. DE LA
ESCUELA DE INGENIEROS
1903
BIBLIOTECA
MUNICIPAL “JOSÉ DE SAN MARTÍN” ICA
HP 390
VI.
CONCLUSIONES:
Queda
confirmada la vital importancia de la hoy denominada Región Ica, para el inicio
victorioso de la Guerra de la Independencia del Perú y Sudamérica, con hechos
documentados por los mismos altos mandos del Ejército Real del Perú; militares
españoles que se sublevaron y depusieron al Virrey Pezuela y apoyaron al nuevo
Virrey La Serna, con quien lograron mantener la guerra por recapturar el Perú, durante
cuatro largos años.
Queda
confirmada la desidia e indiferencia de los gobiernos centrales de la República
del Perú, que no le dieron importancia a los personajes, hechos y escenarios
históricos, de la Región Ica, durante el proceso de la Independencia Nacional;
a excepción del monumental trabajo de investigación, impulsado por el gobierno
militar en los años 1968 a 1974, con la publicación de 106 libros de la “Colección
Documental de la Independencia del Perú”, valiosa obra de grandes historiadores
peruanos, quienes han resaltando la participación y contribución de la Región
Ica a nuestra Independencia Nacional.
Es
necesario una nuevo impulso del actual Gobierno Central, en tiempos de pandemia
y post pandemia, de financiar nuevas investigaciones históricas, actividades y
proyectos educativos, actividades y proyectos editoriales; en modo físico,
presencial y virtual, y financiar campañas publicitarias fomentando la HISTORIA
Y LA IDENTIDAD NACIONAL en el Bicentenario de la Independencia Nacional.
ICA
– PERÚ
Miércoles
22 de julio del 2020
Mag.
Juan Carlos Romaní Chacón
Municipalidad
Provincial de Ica
Biblioteca
Municipal “José de San Martín”
FUENTES:
HISTORIA DEL
PERÚ INDEPENDIENTE
Por: M. NEMESIO VARGAS
Págs. 219 - 220
LIMA
IMP. DE LA
ESCUELA DE INGENIEROS
1903
BIBLIOTECA
MUNICIPAL “JOSÉ DE SAN MARTÍN” ICA
HP 390
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