A MI REINA
VIRGEN DE LAS NIEVES
Este
relato, impregnado de amor y devoción a su Patrona, logrará que muchos lectores
evoquen el pasado y no podrán detener el caudal de lágrimas, rebeldes ante el
paso del tiempo, pues Francisco “Paco” Rivas, se ha esmerado en ello.
PRIMER DÍA
3:00 pm
El
hombretón alcanzó orgulloso la obra terminada ante la mirada pletórica de
alegría y agradecimiento del niño que cogía entre sus manos, aquella estrella
de seis puntas, con una cola hecha de retazos de camisas echadas a perder por
tanto uso y un ovillo de hilo para un vuelo de 150 metros.
La
distancia entre su casa y la pampa fue devorada por una carrera con otro niño,
siendo recibidos por un azul sin igual y un viento invernal que recordaría con
nostalgia, por siempre; al igual que todos aquellos que en algún momento de su
tránsito mortal, en aquél pueblo diluviano.
4:00 pm
Los
colepatos, aviones, pavas y estrellas, caracoleaban impulsados por una paraca
cómplice, mientras el sol calentaba a duras penas, el escenario único y
maravilloso de ese primer día tan esperado durante todo el año por cada uno de
sus habitantes en la representación que les correspondía dese siempre, a un
guión dado por el Altísimo y que con tanto orgullo aceptaban.
Los
ficus centenarios y los eucaliptos de la playa producían extraños silbidos al
enfrentar la marcha rauda de la paraca, que aun siendo moderada señalaba la
estación reinante, mientras al costado del Palacio, las vivanderas ultimaban
sus chozas para la venta nocturna, con rapidez y exactitud increíble.
6:00 pm
Cuando
la mansión de Miguel Ángel y Jorge no existía, en su lugar había un establo en
cuyo fondo se percibía unos cañaverales demarcando el cauce de la incaica
Achirana y que en el crepúsculo, un paisaje incomparable, matizado por tonos
escarlatas, anonadaba a cualquier observador.
Desde
alguna casa, un radio a batería dejaba oír “cuando la tarde languidece, renacen
las sombras” y las planchas a carbón más eficientes ponían a punto la “telada”
para la víspera. Motivados por la melodía, los espíritus se preparaban para
aquella noche, pues era la cita en un lugar donde se desnudaban con inocencia y
sin vacilación, los sentimientos más encontrados, algunos guardados por
décadas, buscando un entendimiento que solo podía darse entre seres
identificados por cuestiones del alma. Y es que en ese pedazo del mundo, el
alma era la Virgen de Las Nieves, y el Puerto, como punto de partida, para
todas las demás cosas terrenales.
7:00 pm
En
su tienda de la Plaza, Pablo y Carlos conversaban sobre los gigantes pétreos
que absurdamente estaban destruyendo manos profanas, dejaron al pueblo sin “la
tortuga”, “el fraile” y aquellos monstruos antediluvianos, que podrían haberle
dado una rentabilidad sin límites, ni tiempo, convirtiendo el lugar en vitrina
para el mundo.
7:15 pm
La
llegada de Fernando y Eliseo, suspendió el diálogo, elevando las palabras en
busca de un remoto valle donde el aroma de azahares y gusto imborrable de
naranjos, hirió de nostalgias a Pablo quien trató de recomponerse buscando en
aquél primer día sin igual, algún paliativo que le mitigara el gusto triste que
lo desolaba.
8:00 pm
El
tropel de niños indicó la llegada de Silvestre con su carga pirotécnica de
castillos, bombardas, camotes, palomas, toro y muñecas, para ser lanzadas al
espacio, en aquella noche fascinante donde los hombres se hacían niños, cayendo
todos por igual, en un hechizo total.
8:45 pm
El
carro amagó cerca a la esquina de Nico, evadiendo unos niños intrépidos y a
través de la ventanilla, se pudo ver el rostro de aquél otro mago, que con su
carga de instrumentos musicales, hechizaría horas después, a todos, como ahora
y como mañana, en los tonos hipnóticos de música hurtada en las carteras
tropicales, de aquellos genios místicos como la Matancera, Lavoe, Colón, Celia
o Cheo.
Lucho,
arrojaba en los salones del club, a todos los presentes, sus dardos, provocando
devastadoras consecuencias, pues el amor, el perdón, el recuerdo o la
comprensión, eran sentimientos que luego se daban en su máxima expresión
11:00 pm
El
cielo se convulsiona por las brillantes escaramuzas entre los brillantes
inquilinos eternos de la noche y los fuegos de artificio que Silvestre ha
liberado, creando un enjambre multicolor de estrellas, cometas y meteoros.
Asombroso hasta lo indecible y tan necesario, que la Reina, ante tanta fe y
amor, dejaba que algunas luces fugaces se atraparan en la telaraña celeste,
para ser otro astro más.
11:30 pm
El
remolino humano pugna por ingresar ante la contundencia de Chino y Marianito.
Las mejores galas se exhiben en esta cita ansiada y el derroche sentimental es
un huayco arrasador, donde todos son víctimas sin queja y así cada año, vuelven
rendidos para ser devorados por ese alud de sueños hasta siempre jamás.
Lucho
golpea cuatro veces la baqueta y el bozo inunda el recinto verdolaga, produciendo
la chispa que enciende los motores, dando comienzo al baile, en donde la
aglomeración no permite ni un solo movimiento. Pero eso no interesa, pues lo
que se quiere es salir con alguien aunque sea solo a balancearse y transpirar, buscando
luego un vaso de cerveza, el atenuante a la sofocación.
00:00 horas
Armando
y José Tipacti, ingresan con paso decidido, motivando que un sendero se vaya
formando, hasta detenerse en la sala de trofeos, buscando con inquisidora mirada
a un posible infractor. Sólo se permiten cinco vasos de cerveza y un cigarrillo
a los elegidos de mañana, en que disputarán un trofeo con la primera de Parcona
y deben estar óptimos para el lance.
1:30 am
Algunos
elegidos se desbandan aun con la presión que ejerce la presencia de Armando y
José, por lo que su nombre se borra de la lista envidiada. Piquín es uno de
ellos y en los brazos de Baco se vuelve más expresivo, más agresivo conforme
ingiere vaso tras vaso.
1:40 am
El
gigante hace su ingreso acompañado de dos colosos de ébano, quienes ciñen en
sus testas, las coronas de los pesos completos, creando un ambiente de sorpresa
y admiración entre los concurrentes, y el grupo se ubica al fondo, cerca a la
Achirana, versando la conversación entre peleas, viajes a Norteamérica y de la hazaña
hecha, hace poco, por el coloso, quien ha bregado uniendo dos continentes en una
acción sin parangón.
2:20 am
La
mirada turbia de Piquín se cruza con la del titán y un brillo de rencor sin
fundamento, aparece en sus ojos, mientras venenosas serpientes escapan de su
boca en una abierta y hasta desequilibrada provocación.
Manos
amigas tratan de contener al agresor, quien desafía sin tregua, buscando
dirimir superioridades en las arenas del cauce incaico, mientras los
acarbonados monarcas no salen de su asombro.
El
enorme moreno mide con paciencia al desaforado retador; o es un maestro en
artes marciales que busca incrementar su fama de luchador o es un desahuciado
que busca un decente sepelio y con una mirada de duda, evade el reto, un
movimiento de cabeza señala a los púgiles la retirada, mientras su mirada se
oscurece por una nube de confusión que lo acompañaría el resto de su vida.
4:00 am
“Cada
vez que te tengo en mis brazos, que miro tus ojos” y el bolero en el estilo de
Lucho, haciendo coro al chato, destroza las últimas defensas existentes,
quedando todos inermes a los caprichos del corazón, a la vez que señala el
principio del fin en aquella velada que deja una complacencia plena a cada participante.
4:30 am
Las
sombras y el silencio que cubren los salones vacíos dan un toque lúgubre siendo
rotos por los ronquidos o intentos inútiles por recomponerse, de los
borrachines que exageraron la nota aquella noche.
SEGUNDO DÍA
5:30 am
El
inicio del segundo día no lo marca la hora sino la salida del sol, pues entre
una tenue neblina, algunos amanecidos buscan entre las chozas, el caldo de
gallina que levanta el ánimo y desaparezca el torbellino originado por la
excesiva ingestión del espumante trago que no permite disfrutar esta tan
importante fecha.
5:45 am
Son
tules de humedad, que cubren la plaza, empiezan una sutil retirada, en el patio
del Palacio, una silueta empieza a romper la bruma.
Arropada
en su lucha con la frigidez del momento, Judy cumple su promesa con la Reina y
besa con devoción mientras reza mentalmente, agradeciendo por el milagro
otorgado en la ampliación a un pacto que data, del inicio de los sesenta,
cuando llegó a este pueblo y pidió a Su Majestad, resignación, a la vez que no
extrañara el valle dejado, pues el olor de azahares y sabor de naranja, no la dejaba
en paz.
La
Reina le cogió un aprecio especial y se quedó con ella desde aquél entonces en
una relación en donde la fe y el aparo se hizo cotidiano entre ambas.
6:00 am
El
estruendo de camaretas anuncia que el gran día ha llegado, atrás quedó la noche
con sus bailes, confidencias, connatos y desnudar de almas, ahora hay que
brindarse a la Reina.
10:00 am
Sofía,
Rosa Amalia y Oriele vienen de la casa de Hermelinda. Entre sus brazos, reposa
la vestimenta real, es el momento de cambiar a Su Majestad.
Mabel
y Julia, ayudan a la Reina, a bajar de su trono. Los coros empiezan a llegar,
también William, el consumado maestro que otorgará algún solo de órgano,
inspirado en una página de Chopin o Mozart.
Los
colunchos van y vienen con rapidez inusual, en franca contienda con el comité
de autos, trayendo por centenares a fieles, turistas o simples mortales que
buscan una gracia de la milagrosa Reina.
10: 30 am
La
plaza está repleta; de un Cadylac bajan Amalia, Julián y Silverio, los tres ministros
más recordados que llevarán a cabo la ceremonia que tiene congregada a un
centenar de personas ansiosas de expresar sus sentimientos a la Reina.
11:30 am
Falta
poco para el inicio del Sacro Ritual y el calor imperante exige una bebida,
pero que sea especial, por ello en los pasos al curato se forman largas colas
hasta un soberbio Nico que reparte su preciada chicha jora con parcialidad
desquiciante. Cerca de ahí, instalado en una mesa, Juvenal realiza la colecta
con matemática precisión, pues los números que aparecen en el recibo se hacen
sin que el tributante abra la boca. A su lado Miguel Ángel, Armando, Carlos, Alfredo,
Serafín, Fernando, entre otros, se pasan la jarra de jora, mientras analizan
las posibilidades del partido con la primera de Parcona.
12:00 m
Un
sol esplendoroso ilumina el pueblo haciendo marco al momento tan especial, es
el instante en que la Reina baja de su trono escuchando por una hora a cada uno
en audiencia insólita, en la que otorga bendiciones, cristalizando sueños, y
obrando milagros sin restricciones.
El
portento concluye con el mismo misterio con que empieza y los ministros sin
dejas que se esfume el hechizo en los presentes comienzan los rezos en latín
para aumentar aún más la sorpresa, ocasionando una levitación multitudinaria
que pinta por sí sola la comunión celestial y terrenal.
2:00 pm
El
local porteño está atiborrado, un extraño brillo verdoso que despiden los
polos, shorts y zapatillas, diferencian a los elegidos de los demás. Miguel
Ángel, Miguelito Chiringo, y Abilio, los mejores presidentes y entrenadores,
forman el grupo técnico que señalará los once mejores de aquél grupo soñado.
Los
guantes se prueban entre el maestro Quinicho y Patón, ante la extasiada mirada
de incluir la barrera defensiva se repartirá entre Lucho Abad, Valeriano, Chino
Gómez, Roberto, Tobi, Vitito, Ranga, Hugo, Nando, Chaucato y Percy; en la
medular, buscando los 5, 6 y 8, Huarcaya, Miguel, Cabezón, Juan Antonio, Julio
y Lucho cabezón, con un Master Mocho, pues el genio de siempre es un 10
intocable para el César Tobi. Más allá, la ofensiva se escoge entre Calín, Ico,
Polo, Ruco, Renán, Iván, Eugenio, Juaco, Pibe, y por supuesto, Bimbo.
3:00 pm
El
rectángulo está demarcado por estiércol y esta vez las rayas son casi
perfectas, pues Salomón no fue hechizado por Baco, como hace quince días,
cuando era rombo la cancha y se tuvo que suspender la goleada a Otorongo por 30
a 1, en un diluvio de marca antes visto.
3:30 pm
El
ir y venir del balón en los pies de Velit, Núñez o Escalante denota la clase
parconense, pero el equipo soñado, es más en los tiros de esquina de Eugenio,
la maestría de Mocho y Renán, el compás de Julio y Lucho o el Pava, mientras
que los largueros son el marco a los tiros libres perfectos de Hugo o Calín.
3:45 pm
El
genio del César Tobi alimenta sin descanso al arco, a Ruco, a Polo, a Juaco y
los desbordes se multiplican, proveyendo centros al Pibe, a Bimbo, y la
proyección de la volante en un vendaval verde de constante agresión donde las
filigranas de Iván son movidas por el alma.
3:50 pm
Dos
goles señalan la superioridad del Puerto, mientras las chalacas de Roberto, los
cierres de Vitito y Tobi, demuestran la contundente defensa, pues a la técnica
de Ranga, se suman las rastrilladas de Vale y Nando. Y claro, él está ahí para
llevarse con banderín de correr y todo, pelota con jugador incluido, en una
carretilla que produce una polvareda impidiendo toda visión hasta que emerge su
recia figura, Chaucato está en la zaga y solo un viento tímido se filtra por su
lado.
6:00 pm
El
retorno triunfal con los hurras de siempre se confunden con el tronar de los
cohetes, marcha procesional y algarabía general, pues en ese preciso instante
la Reina aparece en la puerta del Palacio, con su figura amable e inolvidable,
para recorrer sus dominios, en medio de una fe que año tras año se renueva,
creando la grandeza de ese pueblo que enarbola un solo ideal:
“La Tinguiña, para siempre, mi
Tinguiña es tuya, mi Reina de Las Nieves”.
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