sábado, 1 de agosto de 2020

A MI REINA VIRGEN DE LAS NIEVES


A MI REINA VIRGEN DE LAS NIEVES


Este relato, impregnado de amor y devoción a su Patrona, logrará que muchos lectores evoquen el pasado y no podrán detener el caudal de lágrimas, rebeldes ante el paso del tiempo, pues Francisco “Paco” Rivas, se ha esmerado en ello.


PRIMER DÍA

3:00 pm

El hombretón alcanzó orgulloso la obra terminada ante la mirada pletórica de alegría y agradecimiento del niño que cogía entre sus manos, aquella estrella de seis puntas, con una cola hecha de retazos de camisas echadas a perder por tanto uso y un ovillo de hilo para un vuelo de 150 metros.

La distancia entre su casa y la pampa fue devorada por una carrera con otro niño, siendo recibidos por un azul sin igual y un viento invernal que recordaría con nostalgia, por siempre; al igual que todos aquellos que en algún momento de su tránsito mortal, en aquél pueblo diluviano.

4:00 pm

Los colepatos, aviones, pavas y estrellas, caracoleaban impulsados por una paraca cómplice, mientras el sol calentaba a duras penas, el escenario único y maravilloso de ese primer día tan esperado durante todo el año por cada uno de sus habitantes en la representación que les correspondía dese siempre, a un guión dado por el Altísimo y que con tanto orgullo aceptaban.

Los ficus centenarios y los eucaliptos de la playa producían extraños silbidos al enfrentar la marcha rauda de la paraca, que aun siendo moderada señalaba la estación reinante, mientras al costado del Palacio, las vivanderas ultimaban sus chozas para la venta nocturna, con rapidez y exactitud increíble.

6:00 pm

Cuando la mansión de Miguel Ángel y Jorge no existía, en su lugar había un establo en cuyo fondo se percibía unos cañaverales demarcando el cauce de la incaica Achirana y que en el crepúsculo, un paisaje incomparable, matizado por tonos escarlatas, anonadaba a cualquier observador.

Desde alguna casa, un radio a batería dejaba oír “cuando la tarde languidece, renacen las sombras” y las planchas a carbón más eficientes ponían a punto la “telada” para la víspera. Motivados por la melodía, los espíritus se preparaban para aquella noche, pues era la cita en un lugar donde se desnudaban con inocencia y sin vacilación, los sentimientos más encontrados, algunos guardados por décadas, buscando un entendimiento que solo podía darse entre seres identificados por cuestiones del alma. Y es que en ese pedazo del mundo, el alma era la Virgen de Las Nieves, y el Puerto, como punto de partida, para todas las demás cosas terrenales.

7:00 pm

En su tienda de la Plaza, Pablo y Carlos conversaban sobre los gigantes pétreos que absurdamente estaban destruyendo manos profanas, dejaron al pueblo sin “la tortuga”, “el fraile” y aquellos monstruos antediluvianos, que podrían haberle dado una rentabilidad sin límites, ni tiempo, convirtiendo el lugar en vitrina para el mundo.

7:15 pm

La llegada de Fernando y Eliseo, suspendió el diálogo, elevando las palabras en busca de un remoto valle donde el aroma de azahares y gusto imborrable de naranjos, hirió de nostalgias a Pablo quien trató de recomponerse buscando en aquél primer día sin igual, algún paliativo que le mitigara el gusto triste que lo desolaba.

8:00 pm

El tropel de niños indicó la llegada de Silvestre con su carga pirotécnica de castillos, bombardas, camotes, palomas, toro y muñecas, para ser lanzadas al espacio, en aquella noche fascinante donde los hombres se hacían niños, cayendo todos por igual, en un hechizo total.


8:45 pm

El carro amagó cerca a la esquina de Nico, evadiendo unos niños intrépidos y a través de la ventanilla, se pudo ver el rostro de aquél otro mago, que con su carga de instrumentos musicales, hechizaría horas después, a todos, como ahora y como mañana, en los tonos hipnóticos de música hurtada en las carteras tropicales, de aquellos genios místicos como la Matancera, Lavoe, Colón, Celia o Cheo.

Lucho, arrojaba en los salones del club, a todos los presentes, sus dardos, provocando devastadoras consecuencias, pues el amor, el perdón, el recuerdo o la comprensión, eran sentimientos que luego se daban en su máxima expresión

11:00 pm

El cielo se convulsiona por las brillantes escaramuzas entre los brillantes inquilinos eternos de la noche y los fuegos de artificio que Silvestre ha liberado, creando un enjambre multicolor de estrellas, cometas y meteoros. Asombroso hasta lo indecible y tan necesario, que la Reina, ante tanta fe y amor, dejaba que algunas luces fugaces se atraparan en la telaraña celeste, para ser otro astro más.

11:30 pm

El remolino humano pugna por ingresar ante la contundencia de Chino y Marianito. Las mejores galas se exhiben en esta cita ansiada y el derroche sentimental es un huayco arrasador, donde todos son víctimas sin queja y así cada año, vuelven rendidos para ser devorados por ese alud de sueños hasta siempre jamás.

Lucho golpea cuatro veces la baqueta y el bozo inunda el recinto verdolaga, produciendo la chispa que enciende los motores, dando comienzo al baile, en donde la aglomeración no permite ni un solo movimiento. Pero eso no interesa, pues lo que se quiere es salir con alguien aunque sea solo a balancearse y transpirar, buscando luego un vaso de cerveza, el atenuante a la sofocación.




00:00 horas

Armando y José Tipacti, ingresan con paso decidido, motivando que un sendero se vaya formando, hasta detenerse en la sala de trofeos, buscando con inquisidora mirada a un posible infractor. Sólo se permiten cinco vasos de cerveza y un cigarrillo a los elegidos de mañana, en que disputarán un trofeo con la primera de Parcona y deben estar óptimos para el lance.


1:30 am

Algunos elegidos se desbandan aun con la presión que ejerce la presencia de Armando y José, por lo que su nombre se borra de la lista envidiada. Piquín es uno de ellos y en los brazos de Baco se vuelve más expresivo, más agresivo conforme ingiere vaso tras vaso.

1:40 am

El gigante hace su ingreso acompañado de dos colosos de ébano, quienes ciñen en sus testas, las coronas de los pesos completos, creando un ambiente de sorpresa y admiración entre los concurrentes, y el grupo se ubica al fondo, cerca a la Achirana, versando la conversación entre peleas, viajes a Norteamérica y de la hazaña hecha, hace poco, por el coloso, quien ha bregado uniendo dos continentes en una acción sin parangón.

2:20 am

La mirada turbia de Piquín se cruza con la del titán y un brillo de rencor sin fundamento, aparece en sus ojos, mientras venenosas serpientes escapan de su boca en una abierta y hasta desequilibrada provocación.

Manos amigas tratan de contener al agresor, quien desafía sin tregua, buscando dirimir superioridades en las arenas del cauce incaico, mientras los acarbonados monarcas no salen de su asombro.

El enorme moreno mide con paciencia al desaforado retador; o es un maestro en artes marciales que busca incrementar su fama de luchador o es un desahuciado que busca un decente sepelio y con una mirada de duda, evade el reto, un movimiento de cabeza señala a los púgiles la retirada, mientras su mirada se oscurece por una nube de confusión que lo acompañaría el resto de su vida.

4:00 am

“Cada vez que te tengo en mis brazos, que miro tus ojos” y el bolero en el estilo de Lucho, haciendo coro al chato, destroza las últimas defensas existentes, quedando todos inermes a los caprichos del corazón, a la vez que señala el principio del fin en aquella velada que deja una complacencia plena a cada participante.

4:30 am

Las sombras y el silencio que cubren los salones vacíos dan un toque lúgubre siendo rotos por los ronquidos o intentos inútiles por recomponerse, de los borrachines que exageraron la nota aquella noche.


SEGUNDO DÍA

5:30 am

El inicio del segundo día no lo marca la hora sino la salida del sol, pues entre una tenue neblina, algunos amanecidos buscan entre las chozas, el caldo de gallina que levanta el ánimo y desaparezca el torbellino originado por la excesiva ingestión del espumante trago que no permite disfrutar esta tan importante fecha.

5:45 am

Son tules de humedad, que cubren la plaza, empiezan una sutil retirada, en el patio del Palacio, una silueta empieza a romper la bruma.

Arropada en su lucha con la frigidez del momento, Judy cumple su promesa con la Reina y besa con devoción mientras reza mentalmente, agradeciendo por el milagro otorgado en la ampliación a un pacto que data, del inicio de los sesenta, cuando llegó a este pueblo y pidió a Su Majestad, resignación, a la vez que no extrañara el valle dejado, pues el olor de azahares y sabor de naranja, no la dejaba en paz.

La Reina le cogió un aprecio especial y se quedó con ella desde aquél entonces en una relación en donde la fe y el aparo se hizo cotidiano entre ambas.

6:00 am

El estruendo de camaretas anuncia que el gran día ha llegado, atrás quedó la noche con sus bailes, confidencias, connatos y desnudar de almas, ahora hay que brindarse a la Reina.

10:00 am

Sofía, Rosa Amalia y Oriele vienen de la casa de Hermelinda. Entre sus brazos, reposa la vestimenta real, es el momento de cambiar a Su Majestad.

Mabel y Julia, ayudan a la Reina, a bajar de su trono. Los coros empiezan a llegar, también William, el consumado maestro que otorgará algún solo de órgano, inspirado en una página de Chopin o Mozart.

Los colunchos van y vienen con rapidez inusual, en franca contienda con el comité de autos, trayendo por centenares a fieles, turistas o simples mortales que buscan una gracia de la milagrosa Reina.

10: 30 am

La plaza está repleta; de un Cadylac bajan Amalia, Julián y Silverio, los tres ministros más recordados que llevarán a cabo la ceremonia que tiene congregada a un centenar de personas ansiosas de expresar sus sentimientos a la Reina.




11:30 am

Falta poco para el inicio del Sacro Ritual y el calor imperante exige una bebida, pero que sea especial, por ello en los pasos al curato se forman largas colas hasta un soberbio Nico que reparte su preciada chicha jora con parcialidad desquiciante. Cerca de ahí, instalado en una mesa, Juvenal realiza la colecta con matemática precisión, pues los números que aparecen en el recibo se hacen sin que el tributante abra la boca. A su lado Miguel Ángel, Armando, Carlos, Alfredo, Serafín, Fernando, entre otros, se pasan la jarra de jora, mientras analizan las posibilidades del partido con la primera de Parcona.

12:00 m

Un sol esplendoroso ilumina el pueblo haciendo marco al momento tan especial, es el instante en que la Reina baja de su trono escuchando por una hora a cada uno en audiencia insólita, en la que otorga bendiciones, cristalizando sueños, y obrando milagros sin restricciones.

El portento concluye con el mismo misterio con que empieza y los ministros sin dejas que se esfume el hechizo en los presentes comienzan los rezos en latín para aumentar aún más la sorpresa, ocasionando una levitación multitudinaria que pinta por sí sola la comunión celestial y terrenal.

2:00 pm

El local porteño está atiborrado, un extraño brillo verdoso que despiden los polos, shorts y zapatillas, diferencian a los elegidos de los demás. Miguel Ángel, Miguelito Chiringo, y Abilio, los mejores presidentes y entrenadores, forman el grupo técnico que señalará los once mejores de aquél grupo soñado.   

Los guantes se prueban entre el maestro Quinicho y Patón, ante la extasiada mirada de incluir la barrera defensiva se repartirá entre Lucho Abad, Valeriano, Chino Gómez, Roberto, Tobi, Vitito, Ranga, Hugo, Nando, Chaucato y Percy; en la medular, buscando los 5, 6 y 8, Huarcaya, Miguel, Cabezón, Juan Antonio, Julio y Lucho cabezón, con un Master Mocho, pues el genio de siempre es un 10 intocable para el César Tobi. Más allá, la ofensiva se escoge entre Calín, Ico, Polo, Ruco, Renán, Iván, Eugenio, Juaco, Pibe, y por supuesto, Bimbo.

3:00 pm

El rectángulo está demarcado por estiércol y esta vez las rayas son casi perfectas, pues Salomón no fue hechizado por Baco, como hace quince días, cuando era rombo la cancha y se tuvo que suspender la goleada a Otorongo por 30 a 1, en un diluvio de marca antes visto.

3:30 pm

El ir y venir del balón en los pies de Velit, Núñez o Escalante denota la clase parconense, pero el equipo soñado, es más en los tiros de esquina de Eugenio, la maestría de Mocho y Renán, el compás de Julio y Lucho o el Pava, mientras que los largueros son el marco a los tiros libres perfectos de Hugo o Calín.





3:45 pm

El genio del César Tobi alimenta sin descanso al arco, a Ruco, a Polo, a Juaco y los desbordes se multiplican, proveyendo centros al Pibe, a Bimbo, y la proyección de la volante en un vendaval verde de constante agresión donde las filigranas de Iván son movidas por el alma.

3:50 pm

Dos goles señalan la superioridad del Puerto, mientras las chalacas de Roberto, los cierres de Vitito y Tobi, demuestran la contundente defensa, pues a la técnica de Ranga, se suman las rastrilladas de Vale y Nando. Y claro, él está ahí para llevarse con banderín de correr y todo, pelota con jugador incluido, en una carretilla que produce una polvareda impidiendo toda visión hasta que emerge su recia figura, Chaucato está en la zaga y solo un viento tímido se filtra por su lado.

6:00 pm

El retorno triunfal con los hurras de siempre se confunden con el tronar de los cohetes, marcha procesional y algarabía general, pues en ese preciso instante la Reina aparece en la puerta del Palacio, con su figura amable e inolvidable, para recorrer sus dominios, en medio de una fe que año tras año se renueva, creando la grandeza de ese pueblo que enarbola un solo ideal:

“La Tinguiña, para siempre, mi Tinguiña es tuya, mi Reina de Las Nieves”.

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